Ricky Rubio, como nuevo

No hab¨ªa un rival mejor para que el Bar?a tomara carrerilla y recuperara a varios jugadores anestesiados. Resulta que el Cibona Zagreb, un hist¨®rico sumido en una acuciante crisis deportiva -cuenta los seis partidos de la liguilla por derrotas- y econ¨®mica, fue un adversario combativo pero pusil¨¢nime, con defensa blandengue y el tiro atrofiado. Lo aprovech¨® Fran V¨¢zquez, intratable bajo el aro; lo disfrut¨® Ingles, excelente en el tiro a media distancia; y lo revent¨® Ricky Rubio (18 puntos), que est¨¢ como nuevo, tras un inicio de curso discreto, desacertado en la construcci¨®n, menos efectivo en defensa y un tanto acelerado en el tiro. Anoche se desquit¨®.

Arranc¨® el Bar?a con fiereza, predispuesto a olvidar las dos ¨²ltimas derrotas (Montepaschi Siena en la Euroliga y Caja Laboral en la ACB) y recobrar el tono competitivo que le aup¨® a lo m¨¢s alto en el curso anterior. Ricky engrasado en la distribuci¨®n, el robo y el tiro, al tiempo que Ingles se posicionaba como un delicioso lanzador, de buen ojo y mejor mu?eca. 4-11 como aperitivo y con la completa aquiescencia del Cibona, endeble en la fase defensiva, negado bajo los aros y excesivamente fr¨¢gil en lo psicol¨®gico. No ayudaba el croata Bogdanovic, que se empecin¨® en subir la pelota, marcar las jugadas, alentar al p¨²blico, protestar cualquier cosa... y, sobre todo, lanzar todas las bolas posibles, despistado ante los movimientos de sus compa?eros; cegado en enfilar hacia la canasta. Es un genio que recordaba en peque?as dosis al malogrado y maravilloso Drazen Petrovic -el ¨ªdolo nacional, hasta el punto de que as¨ª se llama el pabell¨®n-, pero que no entiende o no le interesa comprender el juego colectivo. Todo un ca?¨®n. Tan individualista como predecible.

El Bar?a, en cualquier caso, tampoco est¨¢ para tirar cohetes, envuelto en incertidumbres y castigado por las lesiones de tres jugadores capitales. Faltaba la intensidad y los m¨²ltiples recursos de Mickeal en las dos canchas, la aportaci¨®n defensiva y la facilidad para engatillar desde el per¨ªmetro de Basile y, sobre todo, la metralleta y criterio ofensivo de Navarro. Demasiados agujeros. As¨ª que tres triples consecutivos del Cibona -dos del sorprendente p¨ªvot Delas y otro de Bogdanovic- fueron un trago amargo de dif¨ªcil digesti¨®n. Casi tanto como los tres minutos de silencio absoluto que protagoniz¨® la afici¨®n, que prohibi¨® los aplausos y ahog¨® los gritos. Era una protesta contra los dirigentes, contra la amenaza de desaparici¨®n que envuelve al Cibona, con una deuda de 10 millones y sin presidente ni director deportivo, expulsados por el alcalde de Zagreb, que pretende reactivar al club. Tiene la connivencia de los jugadores y el t¨¦cnico. Al menos, por un mes. El silencio sepulcral, de todas formas, desconcert¨® un ¨¢pice al Bar?a, que alcanz¨® el entreacto con ocho puntos de diferencia, la mitad del bot¨ªn que llevaba minutos antes. Nada que intimidara a Ricky y V¨¢zquez, dos jugadores puestos en entredicho porque carec¨ªan de la chispa que les reclama el Palau.

Pero cuando m¨¢s desconectado estaba el Barcelona, cuando el oponente redujo distancias (47-51), apareci¨® la efectiva jugada del alley oop -siempre culminada por V¨¢zquez- y un robo de Rubio para impulsar el juego azulgrana, cimentado en el poste bajo, donde Morris y V¨¢zquez se pusieron las botas (52-71). Estir¨® el acorde¨®n el Bar?a, solo atemorizado por el talento de Bogdanovic (26 puntos) y la erupci¨®n del joven Radosevic, un jugador de movimientos inteligentes y mejor lanzamiento desde los tres o cuatro metros. Dos talentos que no le alcanzaron al Cibona, siempre por detr¨¢s del marcador.

Ricky y V¨¢zquez (14 puntos) asumieron los galones, bien ali?ados por el tiro de Ingles (16) y la polivalencia de Morris (15), para dar la estocada final y mantener el tipo en el ¨²ltimo cuarto. Funcion¨® el tiro interior-exterior y, m¨¢s que nunca en este a?o -aunque ante el Caja Laboral estuviera inspirado- Ricky.