R¨ªo se rebela contra el 'narco'
21.000 soldados y polic¨ªas cercan a las bandas criminales en la barriada de Alem?o - La futura sede ol¨ªmpica lanza una operaci¨®n in¨¦dita en las favelas
Las siempre equ¨ªvocas fronteras del Complexo do Alem?o, un conglomerado de 15 favelas de orograf¨ªa irregular ubicado en la zona norte de R¨ªo y considerado uno de los bastiones m¨¢s inexpugnables del narcotr¨¢fico carioca, permanec¨ªan ayer selladas por miles de polic¨ªas de ¨¦lite y efectivos de la Marina y del Ej¨¦rcito de tierra brasile?o.
"A partir de aqu¨ª no le recomiendo que ponga un pie porque no le podremos garantizar su seguridad", sugiere el soldado Queiroz, uno de los 88 fusileros de Marina que el jueves desembarcaron con carros blindados en la favela Vila Cruzeiro, entre v¨ªtores del vecindario y la mirada asustada de los narcos, que ante la contundencia de la operaci¨®n policial-militar no tuvieron otra opci¨®n que huir como conejos y buscar refugio en las favelas vecinas.
Las dos facciones que se disputan las favelas han firmado una paz temporal
Queiroz y sus compa?eros del contingente militar desplegado ayer por la ma?ana en uno de los accesos al Complexo do Alem?o, es consciente de la gran paradoja que se ha puesto de manifiesto en este ¨²ltimo episodio de violencia que azota a la sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016: las Fuerzas Armadas brasile?as libran en su propio territorio la guerra que raramente afrontar¨¢ contra otro pa¨ªs. Es chocante contemplar los tanques apostados en las esquinas de un barrio donde la renta per c¨¢pita no supera los 80 euros mensuales. Tampoco es la primera vez que el Ej¨¦rcito acude al auxilio de la segunda mayor ciudad de Brasil en este combate al narcotr¨¢fico que poco a poco va quit¨¢ndole argumentos a los que piensan que el caso de R¨ªo es un caso perdido.
Lo sucedido esta semana es un buen ejemplo para llegar a la conclusi¨®n de que las cosas han cambiado. En un gesto in¨¦dito, las autoridades cariocas han decidido entrar a sangre y fuego all¨¢ donde muchos cre¨ªan que nunca podr¨ªan entrar. La ofensiva ha causado una treintena de muertos desde el s¨¢bado.
Acceder al Complexo do Alem?o es como golpear un avispero, un verdadero b¨²nker del narcotr¨¢fico que, adem¨¢s, se ha convertido en los ¨²ltimos dos a?os en el escondrijo de buena parte de los criminales expulsados de otras favelas tras el desembarco de las Unidades de Polic¨ªa Pacificadora (UPP). Muchos expertos en seguridad ven¨ªan alertando desde hace tiempo de que la pacificaci¨®n de las favelas estaba generando una situaci¨®n explosiva en los suburbios del norte de R¨ªo, donde la concentraci¨®n de delincuentes, armamento y drogas ha aumentado considerablemente.
Ante esta nueva pol¨ªtica de acoso y derribo a los narcos, esta semana las dos facciones criminales que tradicionalmente se disputaban el control de las favelas, Comando Vermelho (CV) y Amigos dos Amigos (ADA), han decidido firmar una paz temporal y unir fuerzas para mandarle un inquietante mensaje a las autoridades cariocas: si contin¨²an cerr¨¢ndoles el cerco, la violencia dejar¨¢ de ser un fen¨®meno circunscrito a las favelas y se trasladar¨¢ al resto de la ciudad.
Pero los criminales se han equivocado al pensar que con esta oleada de asaltos y la quema masiva de coches y autobuses pueden poner contra las cuerdas una vez m¨¢s al Gobierno de R¨ªo, que encabeza el centrista Sergio Cabral. La primera consecuencia es que algunos l¨ªderes destacados del narcotr¨¢fico han sido trasladados a presidios alejados del Estado de R¨ªo, donde les resultar¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil enviar ¨®rdenes a sus comandos de las favelas.
En segundo lugar, R¨ªo ha respondido al pulso del narcotr¨¢fico con 21.000 hombres armados hasta los dientes y parafernalia militar propia de un estado de guerra: tanques, carros de combate y helic¨®pteros blindados. Se trata de una respuesta desmedida aunque altamente disuasoria, que ha conseguido por primera vez poner en evidencia la faceta m¨¢s d¨¦bil y desarticulada de los narcos.
El hist¨®rico operativo, que mantiene permanentemente desplegados en las calles a todos los agentes y militares, cuenta por primera vez con el apoyo masivo de los cariocas. "Es una operaci¨®n maravillosa que nos traer¨¢ tranquilidad a los que vivimos aqu¨ª y que nos ayudar¨¢ a tener un nuevo barrio", comenta Evandro, vecino del complejo de Alem?o, mientras observa c¨®mo avanza por su calle un blindado M-133. El narcotr¨¢fico armado de R¨ªo no est¨¢ cerca de extinguirse, ni mucho menos. Pero el apoyo y la compresi¨®n popular ante una operaci¨®n de altos costes materiales y humanos como la que se desarrolla durante estos d¨ªas supone un paso m¨¢s en el camino hacia la normalidad.
Los civiles, como escudos humanos
La guerra que se libra estos d¨ªas en R¨ªo es asim¨¦trica, aunque los m¨¢s de 300 narcos armados que se esconden en los complejos de Penha y Alem?o pueden hacer mucho ruido si se lo proponen. Se refugian en las zonas m¨¢s inaccesibles de las favelas, dentro de casas o en angostos callejones por donde dif¨ªcilmente puede transitar m¨¢s de una persona. Se aprovechan de la alt¨ªsima densidad de poblaci¨®n y de la fragilidad de las construcciones para usar a los habitantes del suburbio como escudos humanos. Los miles de efectivos policiales y militares equipados con armamento de guerra que desde ayer cercan los complejos de favelas tienen la orden de ser extremadamente cuidadosos en las intervenciones. La experiencia de d¨¦cadas de la Polic¨ªa Militar y Civil de R¨ªo demuestra que el combate cuerpo a cuerpo en los meandros de una favela puede implicar un ¨ªndice inasumible de v¨ªctimas colaterales.
Especialmente sorprendentes fueron las im¨¢genes grabadas el jueves desde un helic¨®ptero del canal de televisi¨®n Globo, en las que se aprecia a m¨¢s de 100 narcos armados escapando del cerco a trav¨¦s de un sendero. Desde los helic¨®pteros de la polic¨ªa no se pudo (o no se quiso) darles caza, seg¨²n algunos expertos en seguridad por la matanza garantizada que habr¨ªa supuesto disparar a quemarropa en terreno abierto. 800 paracaidistas llegaron ayer a la zona, sum¨¢ndose a un contingente compuesto por fusileros de la Marina y agentes de ¨¦lite de las polic¨ªas Civil, Militar y Federal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.