"Fui un visionario y soy un fracasado"
Cuando le fuimos a ver, una semana antes de que le otorgaran el Premio Nacional de las Letras, Josep Maria Castellet (Barcelona, 1926), escritor, editor, cr¨ªtico, ten¨ªa la mirada desconcertada y en alg¨²n lugar de su privilegiada memoria estaba instalada la palabra fracaso.
Ante ¨¦l estaba su casa grande de Barcelona, de la que se hizo cargo ¨¦l solo ("me sobra media casa ahora") cuando muri¨® su mujer, Isabel, hace siete a?os. Como si esos ojos grandes que tanto han visto, y tanta literatura han le¨ªdo, estuvieran ante un abismo, el autor de Seductores, ilustrados y visionarios (Anagrama) nos dijo en un momento determinado: "En realidad este libro tendr¨ªa que haberse titulado El esplendor del fracaso". Rescataba esa expresi¨®n faulkneriana porque "en efecto, toda vida es al fin fracaso, y aunque todos fueron seductores, todas sus vidas terminaron en fracaso". Los seductores (y fracasados, en su concepto) son Manuel Sacrist¨¢n, Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Joan Fuster, Alfonso Com¨ªn y Terenci Moix. ?l est¨¢ por el medio, superviviente primero de una tuberculosis y al fin superviviente de todos ellos.
"La creaci¨®n literaria debe ser libre, completamente libre. Es el gozo de la libertad"
"El panorama que nos devuelve el desastre de la pol¨ªtica es horroroso..."
"La muerte de Carlos Barral y de Jaime Gil de Biedma fue para m¨ª un choque tremendo"
"Me equivoqu¨¦ cuando hice mi antolog¨ªa, con aquel pr¨®logo tan dogm¨¢tico"
Es curioso: una semana despu¨¦s de nuestra conversaci¨®n sobre el fracaso, Castellet recibi¨® la noticia de su triunfo como escritor: el Premio Nacional de las Letras. Alborozado, lo celebr¨® con sus amigos. Como quien celebra la memoria.
De la memoria habl¨® con nosotros, y este es el resultado de la conversaci¨®n.
Pregunta. ?De qu¨¦ le sirve la memoria?
Respuesta. Me permite evitar la nostalgia. Y as¨ª estoy m¨¢s libre de cara al futuro. Un futuro corto, en mi caso. Estoy mucho m¨¢s tranquilo y no estoy atenazado, no estoy aferrado al pasado.
P. Parece como si usted necesitara ahora abrazar a todos aquellos.
R. Yo me he hecho con mis amigos. Han sido una parte fundamental de mi ser, de mi evoluci¨®n, y de lo poco o mucho que he hecho. Con el tiempo, los amigos se acaban y quedas como un superviviente de una etapa que desapareci¨®.
P. ?Desapareci¨® del todo?
R. No. Desapareci¨® para uno mismo. Si eres esclavo de aquella ¨¦poca est¨¢s perdido. Si escribo todos estos ensayos sobre la memoria es porque as¨ª me libero a m¨ª mismo.
P. Tiempo pasado.
R. Quiz¨¢ tambi¨¦n es que saldo un poco la deuda con mis amigos. Una deuda que me he inventado, si quieres. Pero, en cierto modo, cada uno de ellos me ha llamado, se me han impuesto.
P. Cita usted un di¨¢logo de Cormac McCarthy en La carretera: "-?Ad¨®nde vamos? -Vamos hacia el Sur. -Vale". Como si esos amigos le reclamaran desde el sur de la vida...
R. Es como si recibiera datos sueltos y me pusiera a escucharlos, para responderles... He tenido que hacer un gran esfuerzo de precisi¨®n para reconstruir las memorias que me unen a ellos, porque si no, no me sal¨ªa. No tengo inventiva para imaginar... Cuando me han faltado algunos datos he recurrido a una peque?a investigaci¨®n a trav¨¦s de otras gentes o a trav¨¦s de sus escritos... En el caso de Barral me ha ido fant¨¢sticamente releerme sus memorias y darme cuenta de c¨®mo la imagen que tengo de Carlos no es exactamente la misma que tienen muchos de los que le conocieron. Como cuenta ¨¦l mismo, se desdobl¨® voluntariamente porque se sent¨ªa un poco d¨¦bil frente al mundo. Y yo doy esa visi¨®n del Carlos d¨¦bil porque lo conoc¨ª desde la Universidad.
P. Manuel Sacrist¨¢n era el intelectual antifranquista, pero su origen era mucho m¨¢s complejo. Usted lo agarra desde el principio...
R. Es un producto de su ¨¦poca, de nuestra ¨¦poca. Al terminar la Guerra Civil tiene 12 o 13 a?os, como yo, y por razones familiares entra en la Falange. Y como es un t¨ªo mentalmente potente, se toma muy en serio aquello. Hasta que entra en la Universidad y se da cuenta de que todo lo que le han ense?ado, b¨¢sicamente la ense?anza joseantoniana que ¨¦l se ha tomado tan en serio, se derrumba, cae... Su a?o de estancia en Alemania le da vuelta a todo y surge un intelectual directamente comunista, afiliado al partido, que mantiene los mismos esquemas de seriedad intelectual, pero pasando del falangismo -muy d¨¦bil, dir¨ªa yo- a un marxismo muy elaborado.
P. Un cambio notable. ?Qu¨¦ signific¨® para ustedes?
R. Tuve un distanciamiento hacia ¨¦l, fue una etapa de mi vida. Pero me di cuenta de que buena parte de la Universidad de Barcelona le ten¨ªa un respeto enorme. Sus clases eran magistrales. Infund¨ªa respeto y un cierto temor, porque era un hombre duro. Al parecer, ejerc¨ªa su magisterio con mucha dureza.
P. ?Y por qu¨¦ ha vuelto a ¨¦l?
R. Por imperativo, porque me ha reclamado... Este libro est¨¢ escrito a ra¨ªz de las muertes de Carlos Barral y de Jaime Gil de Biedma, hace 20 a?os. Fue un choque tremendo para m¨ª y me produjo una cierta depresi¨®n. Lo habl¨¦ con algunos amigos m¨¦dicos y uno de ellos me recomend¨® que fuera unos d¨ªas a Formentor. Me fui con mi mujer y reviv¨ª muchas cosas que me permitieron quedarme tranquilo conmigo mismo, pero tambi¨¦n con los otros. Eso me llev¨® a escribir sobre mis amigos. Y cuando voy a hacerlo se me impone lentamente Sacrist¨¢n, porque fue mi primer amigo intelectual...
P. ?C¨®mo se produjo la llamada de Barral?
R. A ra¨ªz de la muerte de mi esposa me pasaba los d¨ªas en un gran balneario que hay en el l¨ªmite de El Vendrell y Calafell... Despu¨¦s, la cu?ada de Carlos, la hermana de Yvonne, en cuya casa hab¨ªamos celebrado una gran fiesta de los editores, me dej¨® unos papeles entre los que hab¨ªa fotos de aquel acontecimiento... Y esa fue la llamada, por as¨ª decirlo; ah¨ª se me present¨® Carlos otra vez, plet¨®rico pero d¨¦bil frente al mundo...
P. Dec¨ªa que hac¨ªa memoria para evitar la nostalgia. ?Hay alguna raz¨®n para que hoy tengamos nostalgia de c¨®mo se hac¨ªa en esos tiempos?
R. Creo que no. Hay mucha gente que la tiene y es muy respetable. Entonces mir¨¢bamos hacia el futuro, que ten¨ªa que ser esperanzador, porque esper¨¢bamos pasar de la dictadura a la democracia; ahora es obligado mirar al futuro vagamente esperanzado, con la idea de que hay algo que hacer.
P. Seductores, ilustrados y visionarios. ?Sigue habiendo?
R. S¨ª. Estoy seguro. Se est¨¢n haciendo, a lo mejor no los conocemos. Con respecto a aquellos a los que yo rescato, le propuse a Herralde eliminar lo de ilustrados para poner tan solo Seductores y visionarios, que en el fondo es para m¨ª lo que caracteriza a la gente que hace cosas, siempre sin importarles si fracasan. Y aquella gente fracas¨®.
P. ?Fracasaron?
R. Pr¨¢cticamente todos son fracasados. Lo importante es lo que dec¨ªa Faulkner: "El esplendor del fracaso". Despu¨¦s pens¨¦ que el t¨ªtulo tendr¨ªa que haber sido Seductores, ilustrados y fracasados...
P. Viv¨ªan en el esplendor del fracaso.
R. Exacto. Con todo su esplendor se avista el fracaso porque se dedican a la pol¨ªtica, lo que les impide hacer un mejor trabajo intelectual. Y de pronto se hunde el mundo pol¨ªtico que los anima, que tiene que ver con el comunismo. En el caso de Carlos, es evidente que su mundo editorial hab¨ªa terminado. Pero ¨¦l es un fracasado orgulloso. Joan Fuster era un visionario de los Pa?sos Catalans, que nunca se realiz¨® en su vida ni creo que se realice jam¨¢s. El caso de Com¨ªn es curioso: muere siendo diputado electo del PSUC y no toma posesi¨®n; qu¨¦ hubiera pasado con ¨¦l, comunista cat¨®lico, un hombre puro, digamos, qu¨¦ hubiera sucedido, si habr¨ªa fracasado en la pol¨ªtica, si la habr¨ªa dejado... No se sabe, es un misterio.
P. ?Y Terenci Moix?
R. Bueno, Terenci era otro visionario total que no lleg¨® a ser nunca lo que hubiera querido, porque quer¨ªa serlo todo. S¨ª fue escritor, pero tampoco lleg¨® a ser el gran escritor que hab¨ªa apuntado en la etapa catalana... Hizo de todo, y se qued¨® sin alcanzar nunca lo que hubiera querido ser, un gran escritor, de los que llegan al Premio Nobel, una cosa de ese tipo. Y se qued¨® ah¨ª, colgado.
P. ?Y usted?
R. Hombre, mi base eran mis amigos. Y yo ahora estoy muy solo. Abandonando el peso del pasado estoy muy bien. He tenido que recomponer mi vida sobre la base de otro tipo de amigos, siempre del mundo editorial, intelectual, universitario... Gente de entre 40 y 50 a?os. Porque de mi tiempo ya te digo: yo soy un superviviente, no me queda nadie alrededor... Aquella gente hizo de todo, los vi hacerlo. Y en un momento determinado de su vida fueron triunfadores, lo que pasa es que la vida comporta que fracasemos siempre. Una gente que hab¨ªa triunfado y que, sin saber c¨®mo, a pesar de todo hab¨ªa fracasado. Es un fracaso normal. ?Qui¨¦n triunfa en la historia? Nadie. Los millonarios a veces son pobres desgraciados tambi¨¦n. ?Triunfar, triunfar? ?Qui¨¦n triunfa?
P. Diga usted.
R. Tan poca gente en todo caso que lo normal -y lo bueno- es que el esplendor del fracaso sea haber hecho una obra y, sin embargo, haber fracasado al final. Esta es mi idea. Quiz¨¢ un poco loca, no lo s¨¦.
P. ?La sociedad en la que ellos estaban tambi¨¦n fracas¨®?
R. Triunf¨® la democracia, pero tampoco la democracia lo es todo, aunque es mucho mejor que lo otro, siempre... No quiero verlo con los ojos de hoy, porque el panorama que nos devuelve el desastre de la pol¨ªtica es horroroso... Insisto: quiz¨¢ la palabra fracaso es demasiado altisonante, pero me parece que da bastante bien esa impresi¨®n de que no hay que hacerse ilusiones con respecto al futuro. Pero hay que estar tranquilos porque todo el mundo fracasar¨¢. Y a partir de ese fracaso surge otra gente que hace otras cosas, y esa gente ahora son esos j¨®venes que la gente ve como marginales en un mundo que no les gusta...
P. ?Y usted, Castellet, es un visionario y tambi¨¦n un fracasado?
R. Fui un visionario y soy un fracasado. Tengo el convencimiento y la vanidad de que si no hubiera pasado 40 a?os en el franquismo no habr¨ªa sido premio Nobel, pero s¨ª una personalidad importante en el mundo de la cultura europea; en la espa?ola, por descontado. Y no lo he sido. Perd¨ª el tiempo por culpa de Franco. Esto lo cuento tranquilamente porque es as¨ª y porque no pasa nada al expresar el reflejo de mis propios fracasos... Soy el ¨²ltimo, en cierto sentido. En 1972 se suicida Ferrater, en 1980 muere Com¨ªn, en 1985 desaparece Sacrist¨¢n, y en 1989 y 1990 mueren Carlos y Jaime... En la muerte de cada uno de ellos te das cuenta de su fracaso.
P. Y del suyo.
R. Claro. Yo hab¨ªa estado con ellos.
P. Pero hicieron mucho.
R. Por supuesto. Dejaron disc¨ªpulos, como Sacrist¨¢n; Carlos sembr¨® m¨¢s de una semilla, aliment¨® literariamente a toda una generaci¨®n; Ferrater es m¨¢s que un referente para la ruptura de ideas viejas... El fracaso no quiere decir que no hayan dejado una semilla que haya producido frutos posteriormente. Creo que te asust¨® la palabra fracaso...
P. Pero ah¨ª est¨¢ la palabra, que arranca de la Guerra Civil. ?Cree que Espa?a est¨¢ viviendo secuelas de aquel fracaso?
R. S¨ª, sin dramatizar. A pesar de lo que diga el Papa, no va a venir una guerra civil. Eso no viene. Al Papa tambi¨¦n le ha metido alguien en la cabeza lo del laicismo agresivo..., no tiene sentido.
P. Y en Catalu?a ?c¨®mo ve el futuro?
R. Tampoco soy nada optimista. Ha habido, por causas de lo que Montilla ha llamado "la desafecci¨®n de Espa?a", una situaci¨®n que no predice la independencia, pero ya veremos qu¨¦ pasa. No creo que vaya a suceder gran cosa. Pero es cierto que hay un distanciamiento con Espa?a. Y de Espa?a con Catalu?a.
P. O sea, ?que los pol¨ªticos y la prensa no exageran?
R. Creo que se exagera, pero tampoco se ve muy claro que el proceso que ha llevado a la sentencia del Tribunal Constitucional es lamentable de principio a fin. Y acab¨® en un esperpento lo que fueron manifestando los magistrados. Han tocado temas muy sensibles para este pa¨ªs, como la lengua. Y aqu¨ª la gente es, somos, muy sensible. Y yo nunca he sido nacionalista, lo sabe todo el mundo. Y no pasa nada. Pero pienso eso: somos muy sensibles.
P. ?Sigue leyendo poes¨ªa, Castellet? ?Qu¨¦ le da?
R. Ahora releo. Me ha dado mucho. Me ha dado la posibilidad de encontrarme con alguna estrofa que te golpea de lleno. Esto me lo sigue dando. Ahora estoy con relecturas de gente de mi generaci¨®n: ?ngel Gonz¨¢lez, Pepe Valente... Creo que me equivoqu¨¦ cuando hice mi antolog¨ªa, con aquel pr¨®logo tan dogm¨¢tico...
P. ?Muchos arrepentimientos?
R. No, porque he estado desbordado por las circunstancias. Y esto no es para quitarme culpabilidad o responsabilidad. Lo cierto es que no me he sentido un hombre libre hasta hace unos a?os... Creo que no reproducir¨ªa nunca un pr¨®logo como el que hice a Veinte a?os de poes¨ªa espa?ola... No era libre porque en aquella situaci¨®n pensaba que hab¨ªa que preconizar un pensamiento de socialrealismo, y eso no surg¨ªa espont¨¢neamente, sino que ven¨ªa presionado porque era anticapitalista, antifascista y antifranquista, y, claro, produci¨¦ndose as¨ª te quitaba libertad.
P. Y ahora ?qu¨¦ piensa que debe ser la creaci¨®n literaria?
R. Libre, completamente libre, y el cr¨ªtico tambi¨¦n tiene que ser libre. Es el gozo de la libertad, que ha sido muy dif¨ªcil de conquistar en este pa¨ªs.
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