Enemigo a las puertas
El rescate de Irlanda ha precipitado un nuevo episodio de incertidumbre respecto al futuro de la econom¨ªa espa?ola, que se ha situado ahora como foco de potenciales problemas en esta crisis de deuda soberana. Se trata de una nueva batalla, decisiva, por la credibilidad de Espa?a como proyecto econ¨®mico. Una contienda contra especuladores y euroesc¨¦pticos porque, en definitiva, lo que est¨¢ en juego es el propio euro, que ahora pasa por Espa?a e incluso Italia. El enemigo est¨¢ a las puertas, los mercados comienzan a crear tendencia y la prima de riesgo aumenta. La defensa debe ser ahora m¨¢s firme y contundente que nunca e incluso convertirse en un contraataque.
La batalla ha de librarse reuniendo m¨¢s de un ej¨¦rcito para atender diferentes frentes. Por un lado, es ahora m¨¢s que nunca el momento de Europa. Alemania y Francia fueron importantes financiadores del crecimiento espa?ol y acumulan gran parte de nuestros t¨ªtulos de deuda. Hoy tienen una responsabilidad no ya como socios, sino como inversores. Por otro lado, en Espa?a va a ser preciso un esfuerzo adicional de se?alizaci¨®n, transparencia y compromiso con las reformas con toda celeridad.
La transparencia informativa es nuestra mejor arma para evitar el contagio
Mejor pasarnos que quedarnos corto, porque esta crisis devora a los dubitativos
?Qu¨¦ hay de plausible en los temores respecto al proceso de consolidaci¨®n fiscal y recuperaci¨®n econ¨®mica en Espa?a? El problema est¨¢ en la deuda, siempre ha estado ah¨ª. Principalmente en la deuda privada y en la capacidad para afrontarla.
En Espa?a, buena parte del ajuste de los precios inmobiliarios a¨²n parece que est¨¢ por producirse. Los inversores esperan, por natural y necesaria, esta correcci¨®n, la absorci¨®n del stock inmobiliario y la reactivaci¨®n de las compraventas que faciliten a muchos hogares y empresas reequilibrar su posici¨®n financiera.
Dado que la capacidad para atender la carga del endeudamiento depende de forma muy importante de la salud y crecimiento de la econom¨ªa, todos los ojos est¨¢n puestos en la agenda de reformas. Se trata de un conjunto de medidas de los m¨¢s ambiciosos a escala internacional. Pero los inversores no solo quieren saber que hemos comprado un fabuloso juego de herramientas, quieren escuchar los martillazos y quieren o¨ªrlos ya. Aun cuando parece acertada la pol¨ªtica de insistir en las reformas actuales m¨¢s que anunciar y prometer nuevas, la de las pensiones s¨ª que parece urgente, al constituir un aspecto crucial de la sostenibilidad fiscal y la estabilidad social a largo plazo.
Asimismo son bienvenidos los mensajes sobre el seguimiento de la ejecuci¨®n presupuestaria y el establecimiento de techos de gasto para las Administraciones regionales y locales, pero es probable que haga falta m¨¢s austeridad a¨²n. En cuanto a la reforma laboral, con sus virtudes y defectos, debe, asimismo, instrumentarse con celeridad y acompa?arse de avances en la descentralizaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva. El ajuste social se est¨¢ produciendo a¨²n por la v¨ªa del desempleo y ser¨ªa conveniente, de una vez por todas, que se produjera m¨¢s por una adecuaci¨®n de nuestra capacidad adquisitiva, acorde con nuestra deuda. Debemos asumir, sin alarmismos, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y hacerlo patente.
La transparencia informativa es una premisa fundamental y nuestra mejor arma para evitar el contagio. La espita que dispar¨® el rescate en Irlanda y Grecia fue la falta de transparencia de las cuentas p¨²blicas. En Espa?a no existe indicio alguno en esta direcci¨®n; es casi irresponsable pensar en ello.
En el caso irland¨¦s, adem¨¢s, el agujero del sector bancario precipit¨® la ca¨ªda meses despu¨¦s de que las pruebas de estr¨¦s sugirieran que los dos principales bancos irlandeses gozaban de salud para afrontar los escenarios de mayor presi¨®n. En Espa?a los test fueron m¨¢s transparentes y partieron de supuestos m¨¢s duros en los que no se ocultaba un importante deterioro de activos en un amplio conjunto de entidades y vaticinaban la necesidad de fondos adicionales en otras.
En todo caso, las p¨¦rdidas potenciales est¨¢n mucho m¨¢s acotadas que en el caso de Irlanda y representan un porcentaje muy bajo y razonablemente asumible del PIB. Aun as¨ª, parece que los mercados est¨¢n exigiendo m¨¢s informaci¨®n -ya sea en forma de nuevos ejercicios de estr¨¦s, de los que ya se est¨¢ hablando, o en cualquier otro formato- y ser¨ªa necesario facilitarla para ayudar a diferenciar nuestro sistema financiero de otros. Con esta mayor transparencia y con los efectos de las nuevas provisiones bancarias del Banco de Espa?a se podr¨ªan satisfacer las exigencias informativas adicionales de los inversores sobre el sector bancario de nuestro pa¨ªs. Es un elemento trascendental para el futuro pr¨®ximo, ya que las entidades financieras, en particular las cajas de ahorros que deseen emitir capital, necesitar¨¢n inversores para hacer valer, ajustes aparte, el elevado valor que tienen como empresas, y esta informaci¨®n puede ser imprescindible.
En definitiva, se trata de adelantar la correcci¨®n de desequilibrios y asumir el dolor a corto plazo para evitar la eterna sospecha. Las reformas deben estar para quedarse, son estructurales, algo m¨¢s que medidas para afrontar una crisis. Son la principal herramienta para atraer inversores. No basta decir que Espa?a no es Grecia o Irlanda: hay que convertir a nuestro pa¨ªs en una apuesta de futuro. Mejor pasarnos que quedarnos cortos, porque esta crisis devora a los dubitativos.
Santiago Carb¨® Valverde es catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Granada.
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