El triunfo, olores y colores
El triunfo se ol¨ªa de lejos. En otras noches electorales no hab¨ªa tanta gente en el Hotel Majestic del paseo de Gr¨¤cia, ni tantos medios, ni tanta excitaci¨®n antes de que se conociera alg¨²n dato oficial. ?O s¨ª, pero se notaba menos? Tampoco la bandera cuatribarrada de la fachada era tan grande. ?O era la misma que la de 2006? Si as¨ª fuera, es que el triunfo no s¨®lo perfuma, sino que adem¨¢s act¨²a como una lente de aumento. Todo a a trav¨¦s de ella parece desmesurado y con colores m¨¢s vivos.
Artur Mas, el triunfador, tard¨® en salir a recibir las aclamaciones de sus parroquianos. No lo hizo hasta que todos los l¨ªderes de los dem¨¢s partidos hab¨ªan aparecido en TV-3. Las noches electorales cada vez m¨¢s observan los tiempos de las escaletas televisivas. De hecho lo que se hace en las sedes de los partidos en una noche electoral es fundamentalmente mirar la televisi¨®n y bajar el volumen cuando se tiene en directo al l¨ªder propio, para luego volver a subirlo cuando se va. La actuaci¨®n en vivo y la retrasmitida se confunden, proporcionando as¨ª un curioso sentido de irrealidad a toda la ceremonia. Aunque en esta ocasi¨®n hubo m¨¢s dosis de realidad que en pasadas convocatorias: Montilla y Puigcerc¨®s reconocieron su derrota sin ponerle pa?os calientes. Eso es novedad, hasta ahora todo el mundo ganaba las elecciones. Ese reconocimiento fue bien acogido entre los convergentes.
Artur Mas contuvo el triunfalismo del momento hasta donde pudo. Lleva siete a?os prepar¨¢ndose
Mas comparec¨ªa ante los medios a las 10,50 horas, con la canci¨®n de campa?a rompiendo los t¨ªmpanos al personal. Hubo que esperar a que Josep Antoni Duran Lleida se callara, cosa que no fue f¨¢cil, para escuchar al l¨ªder en vivo y en directo. Artur Mas contuvo el triunfalismo hasta donde pudo. Lleva siete a?os prepar¨¢ndose para no ser triunfalista, de manera que no iba a traicionarse en el momento culminante. Sobrio de gesto, todav¨ªa con el cansancio de los ¨²ltimos d¨ªas escrito en el rostro, repiti¨® ante los exultantes militantes el mantra de esta campa?a: "Administraremos esta victoria con humildad, responsabilidad y esperanza". Y luego les agradeci¨® que hubieran sido su "ej¨¦rcito de resistencia" durante los siete a?os de oposici¨®n. No pujole¨® en exceso. S¨®lo la sonrisa parec¨ªa algo m¨¢s marcada en su cara, aunque tampoco mucho.
Es lo que tiene el triunfo. Quien lo alcanza puede permitirse mostrarse displicente con ¨¦l, porque los suyos ya se lo ponen hasta donde haga falta. Y eso, por la tele, da muy buena imagen, que es finalmente de lo que se trata.
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