Leslie Nielsen, el comediante involuntario
Hab¨ªa venido a nuestro pa¨ªs a presentar un peque?o cameo en una pel¨ªcula espa?ola, Spanish movie, y se paseaba por el hotel Arts de Barcelona como uno de esos vaqueros crepusculares que habr¨ªan fascinado a Clint Eastwood. Su voz cavernosa y las curvas de su rostro, donde destacaba una nariz que parec¨ªa estar buscando pelea, dejaban entrever a un hombre al que las divinidades hab¨ªan obsequiado con una cara de malo, de muy malo.
Sin embargo, Leslie Nielsen (Argenta, Canad¨¢, 1924) era un tipo bueno, muy bueno: se le notaba en sus gestos, en la forma de dirigirse a su interlocutor, en las risas de sus vecinos de Fort Lauderdale (Florida), cada vez que se presentaba en sus casas con alguna idea de bombero. As¨ª, de aquel hombre con mofletes rocosos surgi¨® un c¨®mico casi por descuido, cuando alguien se dio cuenta de que en sus tripas se escond¨ªa un cachondo de tomo y lomo.
Todos le conoc¨ªan por Aterriza como puedas y la posterior trilog¨ªa de Ag¨¢rralo como puedas, que el actor (y el p¨²blico) identificaba como su santo grial. Lo cierto es que hab¨ªa sido un personaje de peque?a pantalla desde que empez¨® su andadura en el mundo del espect¨¢culo, all¨¢ por los a?os cincuenta. En su haber, una tonelada de series de televisi¨®n cuya sola menci¨®n es capaz de ponerle la piel de gallina al m¨¢s pintado: Hawai 5.0, Bonanza, El fugitivo o Alfred Hitchcock presenta. El actor ten¨ªa claro que era un animal cat¨®dico y menos claro que su trasvase a la gran pantalla fuera a producirse con ¨¦xito.
La propia Metro Goldwyn Mayer se asegur¨® en 1956 sus servicios como actor de quita y pon que igual te arreglaba un roto que un descosido, y aunque su relaci¨®n nunca fue para tirar cohetes le sirvi¨® a Nielsen para foguearse en las grandes ligas.
El curioso podr¨¢ recordar sus rasgos en pel¨ªculas como El planeta prohibido, Creepshow o La aventura del Poseid¨®n y deleitarse con la posibilidad de que el actor hubiera dado vida a Mesala (aquel tirano aceitoso que se las hac¨ªa pasar canutas a Charlton Heston en Ben-Hur y que acab¨® interpretando Stephen Boyd) o con sus m¨²ltiples villanos cortos de miras, de esos que acababan -inevitablemente- cayendo en la arena a manos del h¨¦roe.
Nielsen jug¨® con lo mejor de ambos mundos, con la sabidur¨ªa del perro viejo y una modestia a prueba de bombas: "S¨ª, ya lo s¨¦, habr¨¦ participado en m¨¢s de 300 producciones, entre cine y televisi¨®n, ?y sabes lo mejor? Que todo lo que he hecho es bueno, mejor dicho: es fant¨¢stico [risas]".
Tampoco le dol¨ªan prendas al reconocer que "normalmente" no miraba atr¨¢s. "Han sido 50 a?os de trabajo y simplemente puedo decir que estoy m¨¢s que orgulloso de ello. Pero hay algo que s¨ª echo de menos, echo de menos a los Zucker y a Jim [Abrahams, director] y a Pat Proft [guionista y actor], porque habl¨¢bamos la misma lengua, pod¨ªamos coger un gui¨®n y hacerlo mejor en cuesti¨®n de cinco minutos. ?Qu¨ªmica? La qu¨ªmica est¨¢ ah¨ª, no se inventa, la mayor¨ªa de veces surge por accidente: sabes que algo es divertido y no sabes por qu¨¦" dec¨ªa a EL PA?S hace poco m¨¢s de un a?o.
Los Zucker y Abrahams fueron sus grandes c¨®mplices y los tipos que le pusieron en el ca?¨®n y le dispararon al est¨®mago del espectador, como quien pretende atravesarte a base de carcajadas. De sus manos surgieron Ag¨¢rralo como puedas y Aterriza como puedas, y sin ellos Leslie Nielsen ser¨ªa otro hombre, probablemente igual de valioso pero menos familiar y, sin duda, menos querido.
El actor viv¨ªa en el retiro gozoso de quien hab¨ªa firmado m¨¢s de 300 producciones e innumerables sesiones dobles donde daban ganas de curvar los labios al verle con el rabillo del ojo. Nielsen, un c¨®mico involuntario que hac¨ªa re¨ªr sin mover ni un m¨²sculo y que arqueaba las piernas como un futbolista veterano, muri¨® la noche del domingo por culpa de una neumon¨ªa sin ning¨²n respeto por los iconos. Lo hizo en su casa, rodeado de los suyos. Y deja un inolvidable testamento f¨ªlmico: para partirse el pecho. Literalmente.
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