Pakist¨¢n da apoyo encubierto a grupos terroristas
Islamabad aumenta su n¨²mero de bombas at¨®micas - Temor por la seguridad del arsenal nuclear, al que tienen acceso m¨¢s de 120.000 personas - EE UU reconoce su "frustraci¨®n" por la falta de cooperaci¨®n paquistan¨ª en desarme nuclear
Los papeles secretos de la diplomacia norteamericana sobre Pakist¨¢n descubren un escenario escalofriante. Los documentos revelan los temores de Washington con todo lo relacionado con la seguridad de las instalaciones at¨®micas paquistan¨ªes, donde trabajan m¨¢s de 120.000 personas, su "frustraci¨®n" por la creciente falta de cooperaci¨®n de Islamabad en temas de no proliferaci¨®n y su alarma por la utilizaci¨®n por parte de los militares y los servicios secretos paquistan¨ªes de "los grupos terroristas como herramientas de la pol¨ªtica exterior". Para colmo, debido a la rivalidad hist¨®rica con India, Pakist¨¢n sigue incrementado su arsenal nuclear.
La embajadora de EE UU en Islamabad, Anne W. Patterson, resume esta inquietud en un informe destinado al enviado especial del presidente Obama para Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, el diplom¨¢tico Richard Holbrooke, fechado en febrero del a?o pasado. "Nuestra mayor preocupaci¨®n", escribe, "no es que un grupo islamista robe una bomba sino m¨¢s bien la posibilidad de que alguien que trabaje en las instalaciones del Gobierno de Pakist¨¢n pudiera gradualmente sacar de forma clandestina suficiente material para fabricar una bomba".
Washington exige que "el Ej¨¦rcito y los servicios dejen de apoyar a grupos terroristas" EE UU cree que "Pakist¨¢n produce armas at¨®micas a un ritmo m¨¢s r¨¢pido que cualquier otro pa¨ªs"
Los rusos se?alan secuestros y asesinatos de trabajadores de las instalaciones nucleares
El arsenal paquistan¨ª es calificado de "bazar" en los cables secretos de la diplomacia de EE UU
"Los insurgentes van a por m¨ª y a por mi puesto", reconoce el presidente Zardari
La red de contrabando nuclear de A. Q. Khan sigue siendo un "albatros en el cuello de Pakist¨¢n"
La creciente superioridad india "fuerza a Pakist¨¢n a depender de sus bombas", considera la embajadora
La convicci¨®n de que los talibanes prevalecer¨¢n en Afganist¨¢n explica el apoyo a los radicales
Meses m¨¢s tarde, en junio, en otro informe ante la visita a Islamabad del entonces consejero de Seguridad Nacional, general James Jones, la diplom¨¢tica enumera las causas de esa preocupaci¨®n: "La proximidad de algunas instalaciones nucleares a territorio bajo ataque talib¨¢n, la rumoreada dispersi¨®n de los materiales nucleares de Pakist¨¢n y la vulnerabilidad del transporte de armas y materiales at¨®micos".
Esos riesgos son expresados con mucha mayor crudeza por especialistas rusos en una reuni¨®n con sus hom¨®logos estadounidenses celebrada en diciembre y recogidos en un informe de la Secretar¨ªa de Estado a finales de febrero de este a?o. El experto Yuri Korolev, del Ministerio de Exteriores ruso, afirma: "Hay entre 120.000 y 130.000 personas directamente implicadas en los programas nucleares o de misiles de Pakist¨¢n trabajando en sus instalaciones o protegi¨¦ndolas. Sin embargo, no hay manera de garantizar que todos ellos sean leales y fiables al 100%".
Korolev a?ade que "Pakist¨¢n ha tenido que contratar personal con estrictas creencias religiosas para proteger las instalaciones nucleares" y dada "la ca¨ªda de los niveles educativos y culturales" del pa¨ªs, "las organizaciones extremistas tienen m¨¢s oportunidades para reclutar gente que trabaje en los programas nucleares o de misiles". El experto ruso recuerda que "en los ¨²ltimos a?os los extremistas han atacado los veh¨ªculos que trasladan a los trabajadores de esas instalaciones". "Algunos fueron asesinados y varios fueron secuestrados y no se ha vuelto a saber de ellos".
El jefe de la delegaci¨®n rusa en esa reuni¨®n, Vlad¨ªmir Nazarov, vicesecretario del Consejo de Seguridad, remacha el clavo recordando que en un reciente encuentro con los senadores norteamericanos Charles Hagel y Tom Harkin, estos aseguraron que "Pakist¨¢n representa la mayor amenaza para el mundo". Por tanto, a?ade Nazarov, Rusia agradecer¨ªa cualquier informaci¨®n adicional que EE UU pueda proporcionarles sobre el estado actual de la protecci¨®n, almacenaje y transporte de armas at¨®micas y misiles de Pakist¨¢n.
La alarma norteamericana sube de grado con el apoyo paquistan¨ª a los grupos terroristas, derivada de la fijaci¨®n con la amenaza india por parte de los militares y los servicios secretos de Islamabad en lugar de con su frontera afgana donde act¨²an los talibanes, Al Qaeda y otros grupos extremistas.
Esta preocupaci¨®n qued¨® reflejada en una reuni¨®n entre el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, y el entonces primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, en Vi?a del Mar (Chile) en marzo de 2009. Los dos dirigentes coincidieron, seg¨²n un cable secreto, en que la regi¨®n es uno de los focos del terrorismo internacional. De acuerdo con el documento, dos tercios de las amenazas que las fuerzas de seguridad brit¨¢nicas investigan tienen ra¨ªces en Pakist¨¢n. Ambos l¨ªderes se?alaron que el terrorismo en este pa¨ªs va m¨¢s all¨¢ de las escuelas cor¨¢nicas. "El compromiso de Zardari en combatir el terrorismo no es claro, aunque siempre diga las palabras correctas", concluye el informe.
La embajadora Patterson escribe a finales de febrero de 2009 en un documento clasificado como secreto enviado a Washington con motivo de la visita a EE UU del jefe del Ej¨¦rcito paquistan¨ª, el general Ashfaq Kayani: "Necesitamos dejar muy claro que el Ej¨¦rcito de Pakist¨¢n / ISI [Inter-Services Intelligence, los servicios secretos] deben acabar con el apoyo t¨¢cito o encubierto a los grupos terroristas que utilizan como herramientas de la pol¨ªtica exterior". La diplom¨¢tica a?ade: "El principal mensaje que Kayani debe o¨ªr en Washington es que este apoyo debe terminar".
Ese mensaje es repetido en otro despacho de la embajadora emitido d¨ªas despu¨¦s, previo a la visita a EE UU del ministro de Exteriores paquistan¨ª, Mehmood Qureshi. Se?ala que "el presidente paquistan¨ª, Asif Al¨ª Zardari, y su primer ministro, Yusuf Raza Gilani, reconocen que la mayor amenaza de Pakist¨¢n ha pasado de India a los grupos de combatientes que se concentran en la frontera entre Afganist¨¢n y Pakist¨¢n (...). Sin embargo, el Ej¨¦rcito y el ISI no han dado este paso. Debemos presionar al Gobierno de Pakist¨¢n sobre la necesidad de dejar de usar a estos grupos como herramientas de la pol¨ªtica exterior. Es contraproducente para los intereses de Pakist¨¢n y directamente entra en conflicto con los objetivos de EE UU en Afganist¨¢n y en la regi¨®n, y adem¨¢s amenaza con un posible conflicto entre potencias nucleares". Las acciones de esos grupos, como los atentados terroristas de noviembre de 2008 en Bombay, pusieron a India y Pakist¨¢n al borde de la guerra y probaron la nula capacidad disuasoria del plan militar secreto indio llamado Cold Start. Este plan, formulado a ra¨ªz del atentado terrorista con v¨ªnculos paquistan¨ªes contra el Parlamento indio en 2001 y anunciado en 2004, est¨¢ concebido para golpear a Pakist¨¢n en las primeras 72 horas de un ataque terrorista procedente del pa¨ªs vecino. Cold Start no arredr¨® a los terroristas de Bombay y su valor, seg¨²n un informe de la Embajada de EE UU en Nueva Delhi, "parece basarse m¨¢s en su mera existencia que en su aplicaci¨®n en el mundo real".
El apoyo paquistan¨ª hacia las organizaciones extremistas est¨¢ motivado, seg¨²n los an¨¢lisis de los funcionarios estadounidenses recogidos en su correspondencia diplom¨¢tica, no solo por la obsesi¨®n con la amenaza india sino tambi¨¦n porque los responsables paquistan¨ªes est¨¢n convencidos de que "los talibanes prevalecer¨¢n a largo plazo en el cintur¨®n past¨²n m¨¢s pr¨®ximo a la frontera con Pakist¨¢n" y de que "si no atacaran en Afganist¨¢n, buscar¨ªan objetivos paquistan¨ªes". La otra cara de la moneda, seg¨²n los cables diplom¨¢ticos, son las ejecuciones extrajudiciales de los insurgentes llevados a cabo por el Ej¨¦rcito paquistan¨ª.
Los despachos de la Embajada de EE UU en Islamabad tambi¨¦n recogen su preocupaci¨®n por la "decreciente" cooperaci¨®n de los militares paquistan¨ªes con los norteamericanos, sobre todo en seguridad y proliferaci¨®n nuclear. En un documento de mayo del a?o pasado se califica la situaci¨®n de "frustrante" y se a?ade: "La transparencia es frecuentemente inexistente. Las ofertas de ayuda quedan sin respuesta o son descartadas en los cuarteles generales".
La extrema susceptibilidad del establishment militar y de los servicios secretos paquistan¨ªes ante las informaciones sobre la inseguridad de sus instalaciones nucleares y la posibilidad de que caigan en manos terroristas, as¨ª como las que tratan sobre supuestos planes norteamericanos para hacerse con su control en caso de emergencia, han dado como resultado, seg¨²n informaba la Embajada ese mismo mes, que Pakist¨¢n haya empezado "a retirarse de algunos compromisos de no proliferaci¨®n con EE UU", como las negociaciones sobre el Tratado para la Reducci¨®n de Material Fisible (FMCT, en sus siglas en ingl¨¦s) o la Conferencia de Desarme, "incluido el rechazo a mantener contactos de alto nivel o retrasar el cumplimiento de algunos programas". En concreto, se pone el ejemplo de una acuerdo alcanzado en el a?o 2007 para la retirada de uranio altamente enriquecido de origen estadounidense ya gastado de un reactor paquistan¨ª, que sigue sin cumplirse. Si la prensa local se entera de esta retirada, inform¨® Kamran Akhtar, director de Desarme del Ministerio de Exteriores paquistan¨ª, a sus interlocutores norteamericanos, "sin duda lo interpretar¨¢n como si EE UU estuviera llev¨¢ndose las armas nucleares de Pakist¨¢n".
La hist¨®rica rivalidad con India, exacerbada tras el acuerdo de cooperaci¨®n nuclear civil firmado por el ex presidente George W. Bush con India en 2005, ha llevado adem¨¢s a Pakist¨¢n a incrementar su arsenal at¨®mico en los ¨²ltimos a?os.
"A pesar de la cat¨¢strofe econ¨®mica, Pakist¨¢n est¨¢ produciendo armas nucleares a un ritmo m¨¢s r¨¢pido que cualquier otro pa¨ªs del mundo", afirma el doctor Peter Lavoy, funcionario de Inteligencia Nacional para el Sur de Asia de Estados Unidos, en una puesta al d¨ªa sobre el conflicto de Afganist¨¢n a los aliados de la OTAN en noviembre de 2008. El dato, que saca a la luz el papel de Pakist¨¢n como el principal proliferador nuclear del mundo en un momento en el que la atenci¨®n internacional se centra en Ir¨¢n y Corea del Norte, es recogido en t¨¦rminos casi id¨¦nticos por la embajadora Patterson en un cable enviado a Washington en febrero de 2009.
Ese arsenal es calificado de "bazar" por los papeles secretos de la diplomacia norteamericana desde que en 2004 se conocieran las actividades de contrabando de material nuclear llevadas a cabo por A. Q. Khan, uno de los padres de la bomba at¨®mica paquistan¨ª, hoy enfermo de c¨¢ncer y en situaci¨®n de libertad vigilada, pero que sigue siendo un h¨¦roe nacional en el pa¨ªs asi¨¢tico. El senador John Kerry fue muy gr¨¢fico al comentar en una entrevista con el presidente Zardari celebrada el pasado 16 de febrero que "la red de A. Q. Khan segu¨ªa siendo un albatros en el cuello de Pakist¨¢n".
La raz¨®n para esta escalada est¨¢ motivada por la sospecha paquistan¨ª de que Washington favorece a Nueva Delhi, lo que lleva a Islamabad a aumentar su producci¨®n de armas nucleares para tratar de reequilibrar las fuerzas con el gigante del sur. Hasta ahora, los expertos calculaban que Pakist¨¢n dispon¨ªa de entre 70 y 90 cabezas nucleares frente a una horquilla de 60 a 80 por parte india.
En la misma conversaci¨®n citada con el senador Kerry, el presidente Zardari asegura que India ha incrementado su gasto militar en un 30% en 2010 y que dispone de 4.700 carros blindados frente a los 2.600 de Pakist¨¢n.
El temor a un aumento de la tensi¨®n est¨¢ presente tambi¨¦n durante la reuni¨®n que mantienen en Londres diplom¨¢ticos brit¨¢nicos y norteamericanos sobre temas de desarme y no proliferaci¨®n. En un teletipo de la Embajada de EE UU en la capital brit¨¢nica de septiembre del a?o pasado, los funcionarios de Reino Unido plantean su "profunda" preocupaci¨®n por la seguridad de las armas nucleares paquistan¨ªes, el papel que China puede jugar en la estabilizaci¨®n de Pakist¨¢n y la carrera de armamentos que se puede disparar en la regi¨®n a "la luz del programa nuclear indio". Uno de ellos, Jon Day, director general de Pol¨ªtica de Seguridad del Ministerio de Defensa, llega a proponer el desarrollo de "una relaci¨®n estilo guerra fr¨ªa" entre India y Pakist¨¢n que "introdujese un grado de certidumbre" en las relaciones entre los dos pa¨ªses. Day subraya a sus interlocutores que las ¨²ltimas informaciones de los servicios secretos indican que Pakist¨¢n "no est¨¢ yendo por el buen camino".
La explicaci¨®n de esta peligrosa deriva paquistan¨ª se puede encontrar en un informe de la embajadora Patterson del 24 de enero de 2009 en el que se?ala las cuatro consideraciones estrat¨¦gicas que desde el punto de vista de Pakist¨¢n hacen imposible una reducci¨®n de su arsenal nuclear.
Antes del pacto entre Washington y Nueva Delhi, se?ala la diplom¨¢tica como primer punto, "India encaraba", seg¨²n los funcionarios paquistan¨ªes, "una grave escasez en el suministro de uranio que les oblig¨® a elegir entre armas at¨®micas o energ¨ªa nuclear. Ahora, sin embargo, India es capaz de asegurarse uranio extranjero para sus reactores nucleares civiles y dedicar gran parte de su uranio para producir plutonio para sus armas at¨®micas. Este crecimiento potencial en la capacidad para fabricar armas acaba con cualquier ventaja num¨¦rica que Pakist¨¢n pudiera tener en bombas at¨®micas".
En segundo lugar y siempre seg¨²n la versi¨®n paquistan¨ª recogida por Patterson, el intercambio entre EE UU e India y su acceso a los mercados internacionales ha mejorado la calidad de los programas e ingenios nucleares de Nueva Delhi. Adem¨¢s, la creciente superioridad militar india y su inter¨¦s en la defensa antimisiles "ha forzado a Pakist¨¢n a depender m¨¢s de sus armas nucleares y menos de su capacidad militar convencional para equilibrar la fuerza india". Los paquistan¨ªes creen, concluye la embajadora, que "India no est¨¢ interesada en un equilibrio de poder sino que intenta degradar el valor de la disuasi¨®n nuclear de Islamabad".
De hecho, como se recuerda en uno de los cables de la Embajada, el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito paquistan¨ª, el general Ashfaq Kayani, no respald¨® la declaraci¨®n del presidente Zardari en 2008 comprometi¨¦ndose a no ser el primero en emplear el arma nuclear en un conflicto con India. Kayani lleg¨® a comentarle a la embajadora en marzo de 2009 que hab¨ªa manejado la idea de derrocar al presidente.Los papeles de la diplomacia norteamericana aseguran que Zardari y su ministro de Exteriores, Mehmood Qureshi, no comparten el punto de vista del Ej¨¦rcito y el ISI sobre India y son lo m¨¢s proindio que Nueva Delhi puede esperar, pero que dada su debilidad pol¨ªtica necesitan tener a los militares de su parte.
La permisividad con las actividades de los grupos extremistas ha llevado al pa¨ªs a jugar a una peligrosa ruleta rusa, cualquier d¨ªa nuclear, de forma que son los terroristas quienes "cada vez m¨¢s establecen la agenda", seg¨²n los diplom¨¢ticos norteamericanos, porque ya no se conforman con tener un santuario en Pakist¨¢n sino que quieren hacerse con el control del pa¨ªs. "El presidente Zardari lo ha resumido con esta frase: 'Los insurgentes van ahora a por m¨ª y a por mi puesto".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.