Las filtraciones de Wikileaks
En apenas dos a?os, Wikileaks ha hecho a?icos la seguridad de la mayor potencia del mundo. El poder, cuanto m¨¢s se acumula, m¨¢s enga?o y despotismo ejerce. Se ha descubierto lo que sab¨ªamos o sospech¨¢bamos, que Estados Unidos oculta con obscena indiferencia las redes con que envuelve y doblega a una gran parte de pa¨ªses. En Estados Unidos unos tres millones de personas tienen acceso a esta informaci¨®n "secreta", que luego se gestiona con cuidadosa reserva. Todo queda rastreado y meticulosamente anotado y centralizado. Este espionaje muestra que el imperio es lo que es: dominio, ley del m¨¢s fuerte, negocios sucios, beneficios ilimitados, victorias a sangre y fuego, siega despiadada de lo que se opone a los propios intereses. Las proclamas de igualdad, justicia, democracia y libertad son pantomima.
Esta informaci¨®n liberadora de muchos documentos, clasificados ante como "secretos", es un gran avance para nuestro conocimiento y nos permite hablar de un antes y un despu¨¦s de Wikileaks.- Benjam¨ªn Forcano.
Como periodista norteamericano residente en Espa?a, quiero darles las gracias a ustedes y a otros cuatro grandes diarios por apoyar la causa de la libertad de informaci¨®n al publicar las m¨¢s recientes revelaciones de Wikileaks.
Pero todo este revuelo no ha de sorprendernos: aparte de desarrollar un necesario trabajo diplom¨¢tico, desde siempre las Embajadas de Estados Unidos -y de todos los pa¨ªses- han sido nidos de esp¨ªas y manipuladores.
Leo en alguna parte que la pr¨®xima filtraci¨®n de Wikileaks ser¨¢ sobre un gran banco estadounidense. Todo esto, combinado con la actual incertidumbre y la crisis econ¨®mica mundial, me lleva a la conclusi¨®n de que puede estar pr¨®xima la revoluci¨®n. ?Est¨¢n ustedes por la labor?- William Lyon. Madrid.
Desde el 11-S, el Gobierno de Estados Unidos ha intensificado su vigilancia del pueblo estadounidense, interceptando nuestra correspondencia, escuchando nuestras conversaciones telef¨®nicas y creando enormes bases de datos detallando el flujo y el contenido de nuestras comunicaciones privadas. Ahora aumentan los controles en los aeropuertos con esc¨¢neres intrusivos y cacheos humillantes. Y cada vez que vemos nuestro derecho a la intimidad erosionado o¨ªmos el mismo argumento: "Si no tienes nada que ocultar, no tienes nada que temer."
Pues bien, parece que se ha dado la vuelta a la tortilla con las filtraciones de Wikileaks, y el Departamento de Estado apenas puede contener su gran sensaci¨®n de esc¨¢ndalo ahora que sus trapos sucios ya no se lavan en casa. ?Pero es que tienen algo que ocultar? ?Tienen algo que temer? Mucho, parece. Brian Engquist.Madrid.
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