La prioridad es otra

Sucede con las medidas econ¨®micas que anunci¨® ayer el presidente del Gobierno que tomadas una a una son razonables, incluso beneficiosas, pero es dudoso que en conjunto solucionen el grave problema de confianza que pesa sobre la deuda espa?ola (p¨²blica y privada). Est¨¢ bien que se ampl¨ªe el n¨²mero de empresas que pueda acogerse a la rebaja del impuesto sobre sociedades o que se aumente la gesti¨®n privada de los aeropuertos; quiz¨¢ incluso tenga sentido privatizar una parte de la loter¨ªa (econ¨®micamente pocos ingresos aportar¨¢ a la correcci¨®n del d¨¦ficit) y seguro que viene bien eliminar la obligatoriedad de las cuotas empresariales a las C¨¢maras de Comercio. Tiene sentido que se mejore la intermediaci¨®n laboral, para que los parados tengan m¨¢s f¨¢cil encontrar empleo; y la supresi¨®n de la ayuda de los 426 euros, un duro golpe para los m¨¢s castigados por la crisis, alivia las arcas p¨²blicas. Son medidas, sin embargo, que resuelven poco, porque la gravedad de los tiempos exige otras respuestas.

Las decisiones urgentes son de otra ¨ªndole. Hay que cortar de manera inmediata el aumento de la prima de riesgo y alejar la amenaza de la intervenci¨®n o rescate. Se trata de evitar que Espa?a caiga en una situaci¨®n como Irlanda o Grecia. Y para ello no basta lo anunciado ayer. Las medidas que s¨ª sirven se conocen de antiguo. Justo es decir que algunas, quiz¨¢s las m¨¢s importantes, no dependen del Gobierno. Como pudo observarse ayer, la posibilidad de que el BCE anuncie hoy que comprar¨¢ deuda de los pa¨ªses "tocados" dispar¨® la euforia en las Bolsas y rebaj¨® la prima de riesgo de Espa?a hasta los 250 puntos b¨¢sicos. Pero otras s¨ª est¨¢n enteramente en su mano. Por orden de importancia, tiene que acelerar el saneamiento del mercado financiero, anunciar la reforma del sistema de pensiones en tiempo y forma (algo m¨¢s preciso que las vagas explicaciones del ministro de Trabajo, Valeriano G¨®mez) y cerrar la reforma laboral.

Hay una receta que reducir¨ªa al m¨ªnimo la inquietud de los inversores sobre la solvencia de la deuda espa?ola, que depende en parte del Gobierno: un acuerdo pol¨ªtico con el PP para poner orden en las desquiciadas finanzas auton¨®micas. Poner orden significa imponer los planes de austeridad, de forma que cumplan los objetivos de d¨¦ficit, y cerrar el paso a las desdichadas emisiones de deuda patri¨®tica, iniciadas por Catalu?a y que ahora pretende imitar Valencia. Abonan la tesis de que las arcas auton¨®micas est¨¢n vac¨ªas.

Alejar el riesgo de quiebra del sistema auton¨®mico es cuesti¨®n de supervivencia. En esta decisi¨®n debe estar implicado el PP, aunque solo sea porque muchas de las fuentes de generaci¨®n de deuda proceden de su gesti¨®n en el Gobierno. La iniciativa para impulsar tal acuerdo corresponde al Gobierno; y si el PP no se siente concernido en un pacto de tal naturaleza, que la opini¨®n p¨²blica lo sepa. Para que no quepa duda sobre quienes denigran la solvencia exterior de Espa?a.