Exquisita sencillez
Eran s¨®lo tres l¨ªneas y ya me qued¨¦ imaginando el molino y el soplo del viento y la cara enharinada del narrador. Y eso que era s¨®lo el inicio de Un padre de pel¨ªcula, un libro que desde el comienzo me hizo caminar por una sencillez reveladora y m¨¢gica, pues sin m¨¢s estuvo el sonido de un tren local (el narrador dijo que se trataba de un sonido ag¨®nico), la escarcha madrugadora en la piel de los limones y una brisa que hinchaba de manera suave las cortinas. Esto es Contulmo, dijo el protagonista, un joven que da clases, traduce lo que ¨¦l llama "versos de aldea", y se?ala las diferencias entre los lugares que habita y visita. Traigu¨¦n es un pueblo m¨¢s grande y en Angol, el joven profesor cuando era ni?o acab¨® secundaria. Angol dispone de cine, burdel y hospital. Contulmo en lengua mapuche significa lugar de paso y parece veros¨ªmil que Antonio Sk¨¢rmeta, el autor de Un padre de pel¨ªcula, haya elegido ese pueblo chico para crear un universo sosegado desde el cual su protagonista pueda hablarnos de manera queda y despreocupada. Contulmo, Traigu¨¦n y Angol est¨¢n en Chile y en el tiempo de la narraci¨®n, los trenes echan humo, en la radio canta Lucho Gatica, Amor, qu¨¦ malo eres, y en el cine se puede ver Viento salvaje con Anna Magnani. Chile es el pa¨ªs de Antonio Sk¨¢rmeta (Antofagasta, 1940), autor de El cartero de Neruda, La chica del tromb¨®n o El baile de la Victoria, entre otras. Un padre de pel¨ªcula es la ¨²ltima novela de Sk¨¢rmeta y es un libro especial pues la historia que all¨ª se cuenta se narra con una tranquilidad que engulle, como si entre escritor y lector hubiera un pacto de confidencialidad. Quien lee escucha como si le hablaran en voz baja, est¨¢n susurr¨¢ndole, apremi¨¢ndole a guardar secretos. La prosa que se desprende de Un padre de pel¨ªcula no escatima sencillez pero la claridad narrativa no desmiente la naturaleza po¨¦tica con la que se describe la trama intimista. Hay unos pocos nombres y unos cuantos sucesos. Est¨¢ Cristi¨¢n, el molinero que bebe vino tinto y que sabe muchas cosas; est¨¢ Pierre, el padre del narrador, es franc¨¦s y hace tiempo que se march¨®; Guti¨¦rrez que es un alumno, las hermanas de Guti¨¦rrez, las chicas del burdel, la madre del narrador, el momento de un adi¨®s, un tren que conduce a lugares de deseo, unas cartas que se escriben y no se reciben, y viajes cortos sin maletas pero llenos de intenci¨®n. Aqu¨ª los viajes son en realidad abrazos aplazados. La novela o esta narraci¨®n tan singular est¨¢ despojada de recovecos, parece lineal pero reclama y se le presta mucha atenci¨®n como si mentalmente se la fuera subrayando con l¨¢piz rojo, porque es creciente el atractivo que sugieren las palabras all¨ª escritas. Y si se nombra el cine y el molino y el tren debe ser porque las pel¨ªculas se pasan una y otra vez, y las aspas giran y giran, y el tren va y viene y vuelve a partir. Como los d¨ªas y los detalles de esos d¨ªas que no parecen sino repetirse en una vida rebosante de monoton¨ªa. Esta novela est¨¢ cimentada con una expresiva y placentera sencillez y con una voluntad narrativa que permite al lector sentirse el ¨²nico depositario de confidencias. Y resulta pertinente se?alar los nexos entre sus personajes que se revelar¨¢n en la ceremonia de los encuentros. Gran habilidad la de Sk¨¢rmeta para contar esta historia donde hay limones con gotas de escarcha que son como lentes descubriendo la textura de una piel con aspecto de paisaje lunar. La misma escarcha, la misma lupa, para descubrir que se pueden contar los asuntos m¨¢s nimios con singular grandeza.
Un padre de pel¨ªcula
Antonio Sk¨¢rmeta
Planeta. Barcelona, 2010
147 p¨¢ginas. 16,50 euros
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