El fraude en las legislativas egipcias deslegitima al r¨¦gimen de Mubarak
El 'rais' contar¨¢ con un Parlamento de partido ¨²nico para afrontar su sucesi¨®n
Hosni Mubarak lo tiene todo atado y bien atado. Quiz¨¢ demasiado. Quer¨ªa asegurarse un Parlamento absolutamente d¨®cil ante las elecciones presidenciales del a?o pr¨®ximo, que marcar¨¢n de una forma u otra su sucesi¨®n, pero ha conseguido un Parlamento de partido ¨²nico y sin la menor legitimidad democr¨¢tica. La retirada de los principales partidos de oposici¨®n, tras las burdas irregularidades de la primera vuelta, dar¨¢ al Partido Nacional Democr¨¢tico (PND) del rais m¨¢s del 90% de los esca?os. El principal aliado de Estados Unidos en el mundo ¨¢rabe ha renunciado al disfraz de pluralismo que adopt¨® en 2005, bajo la presi¨®n de Washington.
Una democracia dictatorial, si es que esos dos t¨¦rminos son capaces de conjugarse en la misma frase, da mucho juego cuando en su misma coctelera se mezclan la tortura, el fraude y el benepl¨¢cito internacional. Y Hosni Mubarak jugaba ayer contra s¨ª mismo. Un total de 283 esca?os estaban sobre el tablero en la segunda vuelta de los comicios legislativos. En la primera, el PND logr¨® 209 de los 219 asientos decididos. Tal vez m¨¢s, porque algunos de los siete candidatos te¨®ricamente independientes que se hicieron con un esca?o podr¨ªan saltar ahora a las filas del PND.
El sistema apenas ha cambiado desde que el presidente lleg¨® al poder en 1981
El PND barri¨® a la oposici¨®n, que opt¨® por boicotear el sufragio en vista del clamoroso fraude del 28 de noviembre. Ni los Hermanos Musulmanes ni el liberal Wafd tuvieron ayer candidatos en las circunscripciones que quedaban por decidir. Ante la opci¨®n de una min¨²scula representaci¨®n que no rozar¨ªa ni lo simb¨®lico, ambos prefirieron tirar las fichas a la cara del fara¨®n y abandonar un juego que ya ten¨ªa vencedor.
El r¨¦gimen egipcio apenas ha evolucionado desde que hace 29 a?os Mubarak hered¨® el poder del asesinado presidente Anuar el Sadat. Solo bajo presi¨®n de Estados Unidos, de quien recibe cuantiosas subvenciones y de quien es aliado estrat¨¦gico en la zona, Mubarak acept¨® abrir el pu?o que atenaza los gaznates egipcios. En 2005 acometi¨® una serie de reformas que sustentaron la idea de que la transici¨®n (el rais tiene 82 a?os) podr¨ªa materializarse en un ambiente de apertura. En las anteriores elecciones generales se permiti¨® que la ilegalizada oposici¨®n islamista, los Hermanos Musulmanes, obtuviera 88 esca?os con candidatos independientes. Esa apertura, forzada por la presi¨®n del entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se ha evaporado.
El llamamiento que Barack Obama realiz¨® en junio del a?o pasado desde la propia capital de Egipto, en un discurso de vocaci¨®n trascendental en el que, entre otras cosas, se reclamaba la integraci¨®n del islamismo en los sistemas democr¨¢ticos y la liberalizaci¨®n de los reg¨ªmenes ¨¢rabes, ha carecido de reflejo en Egipto. Washington se ha limitado a expresar su "des¨¢nimo" ante esta pantomima electoral.
Las elecciones de ayer significan que en la sucesi¨®n de Mubarak, que muchos consideran otorgada ya a su hijo Gamal, no se aceptar¨¢n intrusiones democr¨¢ticas. Este es el mensaje que el r¨¦gimen transmite a una sociedad de 80 millones de habitantes desencantada, desinformada y absolutamente desinteresada en lo que ocurre en la escena pol¨ªtica. Pero tambi¨¦n a la comunidad internacional, con la aquiescencia estadounidense. Un mensaje desalentador. Todas las reformas llevadas a cabo en 2005, la nueva pol¨ªtica aperturista en la que la oposici¨®n cre¨ªa empezar a desempe?ar un papel, han terminado.
El ¨²ltimo a?o hab¨ªa estado marcado por el afianzamiento de esas ideas. Las calles han visto manifestaciones sindicales contra la ley de Emergencia, contra la perpetuaci¨®n del r¨¦gimen en la figura del hijo del presidente, Gamal. Y, en medio de todo, lo que algunos interpretaron como un soplo de aire fresco, la irrupci¨®n de Mohamed el Baradei, un diplom¨¢tico de reputaci¨®n internacional, ex director del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica, que aboga por un cambio constitucional que traiga a Egipto una verdadera democracia. El premio Nobel de la Paz ha tratado de ganarse la confianza y el respeto de la ¨¦lite intelectual y los movimientos opositores de la sociedad civil, adem¨¢s de cohesionar a una oposici¨®n dispersa que, finalmente, no secund¨® su llamada a boicotear estos comicios. Pero el eco popular de El Baradei sigue siendo escaso.
Con el Parlamento controlado, Mubarak ha dado cerrojazo a las esperanzas que algunos empezaban a albergar de cara a las presidenciales de 2011. Con la actuaci¨®n en estas elecciones (detenci¨®n de candidatos, denegaci¨®n de acceso a los colegios electorales tanto a votantes como a observadores de la oposici¨®n) el r¨¦gimen ha demostrado que no va a tolerar una verdadera alternativa pol¨ªtica. En estas elecciones se ha visto c¨®mo los magnates de los negocios que forman el s¨¦quito del hijo menor del fara¨®n, Gamal Mubarak, de 47 a?os, jefe del influyente Comit¨¦ de Pol¨ªticas del partido, se han enfrentado a la vieja guardia del PND en gran parte de las circunscripciones. La batalla por la sucesi¨®n de Mubarak se libra en todo caso dentro del partido, bajo la tutela del propio rais.
El segundo acto de una farsa
"Mantiene nuestro cuello apretado lo justo para que sintamos que somos libres y no nos ahoguemos, pero al m¨ªnimo movimiento cierra los dedos y nos recuerda qui¨¦n es el que manda", se?ala Amir Abdel Nour, un estudiante de ingenier¨ªa, ante un colegio electoral desierto. "La semana pasada tuve que jurar a un polic¨ªa que iba a votar al partido de Mubarak para poder entrar y votar por otro. Despu¨¦s vi c¨®mo vaciaban las urnas y las llenaban con papeletas diferentes", asegura Abdel Nour.
Una viuda con cinco hijos y 200 libras de pensi¨®n (30 euros) al mes acudi¨® a las urnas entusiasmada por uno de los candidatos en la primera vuelta. Su voto val¨ªa 100 libras (unos 15 euros), lo que se pagaba por una papeleta favorable al r¨¦gimen. Ayer, dada la falta de competici¨®n, ya no val¨ªa nada. La victoria abrumadora le sal¨ªa gratis al Partido Nacional Democr¨¢tico (PND).
Los colegios electorales reflejaban la muerte anunciada del sistema parlamentario egipcio. Muchos de ellos estaban vac¨ªos. En el del distrito cairota de Giza, donde se enfrentaban dos candidatos del PND, uno vinculado a la vieja guardia militar, otro vinculado a la joven guardia empresarial, solo hab¨ªa a mediod¨ªa unos cuantos funcionarios y un camarero que les serv¨ªa caf¨¦.
Pese a la retirada de los Hermanos Musulmanes, que en la pasada legislatura mantuvieron una actitud conciliadora y procuraron aliarse con los sectores m¨¢s reformistas del Parlamento, la prensa estatal segu¨ªa hostigando a los islamistas. El diario Rose al-Youssef, estatal, inform¨® de que los Hermanos hab¨ªan secuestrado a su candidato Magdi Ashour para evitar que concurriera a las elecciones. El propio Ashour declar¨® que nadie le hab¨ªa secuestrado y que acataba las consignas de boicoteo decididas por el partido.
El mismo presunto secuestro de Magdi Ashour fue utilizado por un comentarista de otro diario estatal, Al-Gomhoriya, para afirmar que los Hermanos Musulmanes, a los que calificaba de "organizaci¨®n secreta", no dudaban en "secuestrar y asesinar" para conseguir sus objetivos.
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