La entrega de barcos a Caracas dividi¨® al Gobierno espa?ol
EE UU presion¨® insistentemente para impedir la venta de patrulleras y aviones, que enfrent¨® a Moratinos y Bono
Un acuerdo de venta de patrulleras y aviones de transporte espa?oles a Venezuela hizo saltar las alarmas en la Embajada de EE UU en Madrid, en cuyas comunicaciones con Washington queda reflejado el enfrentamiento que esa operaci¨®n provoc¨® entre Miguel ?ngel Moratinos, ministro de Exteriores, y Jos¨¦ Bono, titular de Defensa. EE UU presion¨® insistentemente para evitar que se cerrase el acuerdo, que se convirti¨® en uno de los principales obst¨¢culos para la normalizaci¨®n de las relaciones entre Espa?a y EE UU tras la retirada de las tropas espa?olas de Irak.
Decenas de documentos confidenciales muestran c¨®mo Washington presion¨® una y otra vez a altos cargos de Exteriores y Defensa, incluidos sus titulares, e incluso al propio presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Finalmente, la venta de barcos se cerr¨®, pero EE UU vet¨® la transferencia de tecnolog¨ªa necesaria para el contrato de los aviones.
Las reticencias de EE UU hacia la pol¨ªtica espa?ola sobre Venezuela son previas a ese contrato. La visita de Ch¨¢vez a Espa?a de finales de 2004 ya provoc¨® malestar en la Embajada de EE UU por "la ret¨®rica revolucionaria y las proclamas de Ch¨¢vez contra EE UU al lado de autoridades espa?olas". El Gobierno espa?ol se disculp¨® alegando que solo invit¨® a Ch¨¢vez tras meses de insistentes peticiones.
Pero fue el acuerdo de venta de material militar, pactado por Bono en un viaje a Caracas en enero de 2005, el que encendi¨® los ¨¢nimos. En febrero, el propio Bono llam¨® a la Embajada para subrayar que los barcos eran patrulleras y que Caracas hab¨ªa dado garant¨ªas de que no se usar¨ªan con fines ofensivos, sino para proteger su costa y su zona mar¨ªtima exclusiva. Bono aseguraba que la raz¨®n para la venta no era pol¨ªtica, sino que supon¨ªa un contrato "muy importante para Izar".
D¨ªas despu¨¦s, el director general para Latinoam¨¦rica, Javier Sandomingo, iba a la Embajada e indicaba que la operaci¨®n no solo no estaba cerrada sino que era objeto de "un vigoroso debate interno" en el Gobierno. La impresi¨®n que se llevaron los diplom¨¢ticos estadounidenses es que la venta generaba un "considerable malestar" en Exteriores. La propuesta de la Embajada era presionar para influir en "las deliberaciones internas".
EE UU se puso a repetir el mensaje insistentemente. A finales de marzo, la Embajada recapitulaba que sus preocupaciones hab¨ªan sido transmitidas al Gobierno espa?ol al menos en ocho reuniones distintas, y que tambi¨¦n se hab¨ªan expresado a la vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega y a Moratinos por parte del fiscal general el 10 de marzo. Varios contactos del Ministerio de Moratinos insistieron en que estaban inc¨®modos con la operaci¨®n e insistieron en que Bono hab¨ªa "impulsado el acuerdo pese a la fuerte oposici¨®n de Exteriores" y llegaron a criticar al propio Zapatero.
El entonces vicesecretario de Estado, Robert Zoellick, aprovech¨® su visita a Madrid en abril de 2005 para transmitir el mismo mensaje al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que asegur¨® que lo que se vend¨ªa era material defensivo que permitir¨ªa luchar contra el tr¨¢fico de drogas y el terrorismo.
En esos mismos d¨ªas, el 20 de abril de 2005, el secretario de Estado de Defensa, Francisco Pardo, se reuni¨® con el n¨²mero dos de la Embajada, Robert Manzanares. Para convencer a la Embajada de que Espa?a no estaba vendiendo "corbetas", como acusaba el Partido Popular, sino "patrulleras oce¨¢nicas", Pardo ense?¨® el acuerdo a Manzanares. "No deber¨ªa ense?ar este documento secreto", dijo Pardo seg¨²n el entrecomillado que le adjudica la Embajada, "pero quiero que quede muy claro lo que estamos vendiendo y lo que no estamos vendiendo". "Los barcos no llevar¨¢n misiles, eso es lo que estoy intentando explicar. Por favor, conf¨ªen en nosotros", cuentan que a?adi¨®. Manzanares replic¨®: "Lo ¨²ltimo que se necesita hacer ahora es algo que d¨¦ a Ch¨¢vez m¨¢s m¨²sculo militar y pol¨ªtico, que parece exactamente lo que est¨¢ haciendo Espa?a".
El propio Bono volvi¨® a intentar tranquilizar a EE UU dos d¨ªas despu¨¦s. Bono dijo a Manzanares que si hablase ingl¨¦s, ¨¦l mismo habr¨ªa llamado al secretario de Estado de Defensa, Donald Rumsfeld, para explicarle la venta y c¨®mo de lo que se trataba era de salvar los astilleros de Izar. Bono insisti¨® en que otros pa¨ªses amigos de EE UU, como Suecia, vend¨ªan armas a Venezuela y tambi¨¦n subray¨® que EE UU no solo vend¨ªa armas a pa¨ªses democr¨¢ticos, sino tambi¨¦n a Arabia Saud¨ª, Kuwait, Marruecos o Pakist¨¢n. La llegada de Eduardo Aguirre como nuevo embajador a mitad de 2005 no cambi¨® las cosas. Aguirre se reuni¨® enseguida con Moratinos y con Bono y plante¨® la cuesti¨®n a ambos. Bono sac¨® un argumento nuevo para la ocasi¨®n: los barcos no ser¨ªan probablemente entregados hasta seis a?os despu¨¦s, plazo para el que ve¨ªa "altamente improbable" que Ch¨¢vez siguiera en el poder, algo que los hechos han desmentido. Aguirre se reuni¨® el 12 de julio hora y media con Zapatero y volvi¨® a insistirle en que sus "atenciones" daban a Ch¨¢vez una legitimidad de la que de otro modo carecer¨ªa.
El tema se convirti¨® en recurrente en la relaci¨®n bilateral. Espa?a quer¨ªa salvaguardar la operaci¨®n, pero al tiempo acercar distancias con EE UU, dado que compart¨ªa la preocupaci¨®n por el deterioro democr¨¢tico en Venezuela. Moratinos pidi¨® incluso a la subsecretaria Paula Dobriansky que EE UU plantease propuestas concretas para ayudar a la oposici¨®n venezolana. En otra reuni¨®n, el secretario de Estado de Exteriores, Bernardino Le¨®n, se?al¨® que "Espa?a no ve a Ch¨¢vez como a un amigo, pero cree que a¨²n hay una posibilidad de influir para que aplique reglas democr¨¢ticas".
El 22 de diciembre de 2005, Aguirre llam¨® a Moratinos para dar un repaso a la relaci¨®n bilateral. La situaci¨®n hab¨ªa mejorado, pero lo habr¨ªa hecho m¨¢s sin la venta de material militar a Venezuela. "Aguirre le dijo a Moratinos que sab¨ªa que Exteriores hab¨ªa hecho un esfuerzo de buena fe por hacer descarrilar el acuerdo, pero hab¨ªa sido desbordado por Bono. Moratinos (...) dijo que tanto ¨¦l como Bernardino Le¨®n creyeron que hab¨ªan logrado frustrar la parte de la venta de aviones cuando se dirigieron al embajador. Sin embargo, Bono gan¨® la batalla interna y cerr¨® la venta", relata el resumen.
Pasadas las Navidades, el problema segu¨ªa sobre la mesa. El embajador se reuni¨® con Moratinos el 12 de enero de 2006 para comunicarle que EE UU hab¨ªa decidido denegar la transferencia de tecnolog¨ªa para los aviones de transporte de EADS / CASA que Espa?a quer¨ªa vender y la relaci¨®n pas¨® por uno de los momentos de mayor tensi¨®n. Ah¨ª es cuando, seg¨²n la versi¨®n de la Embajada, la rabia de Moratinos estall¨®: "Somos la octava potencia mundial, pero EE UU nos trata como un pa¨ªs de quinta fila". Con todo, Aguirre comunic¨® al Departamento de Estado que "Moratinos ha sido una influencia positiva durante todo este episodio, pese a haber tenido que jugar (otra vez) el papel de perdedor en una lucha interna con Bono".
Una vez que la venta de aviones qued¨® descartada ante la negativa de EE UU (algo de lo que se felicit¨® Le¨®n), las presiones por los barcos perdieron algo de fuerza, pero no desaparecieron del todo. Cuando, a mediados de 2007, EE UU vio que las relaciones de Espa?a con Venezuela empeoraban, no solo volvi¨® a insistir en que se anulase la venta, sino que hasta se ofreci¨® a proporcionar una lista de pa¨ªses que podr¨ªan estar interesados en comprar los barcos. Pero la operaci¨®n sigui¨® adelante y ni siquiera los intentos de aprovechar el momento m¨¢s cr¨ªtico de las relaciones entre Espa?a y Venezuela (el "?por qu¨¦ no te callas?" del Rey a Ch¨¢vez) dieron fruto. La mayor¨ªa de las patrulleras han sido ya entregadas a Venezuela.
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