De Rohmer a Valle
A pesar de su juventud (a¨²n no ha cumplido los 30), Jon¨¢s Trueba se ha hecho con una aureola de cin¨¦filo militante y guionista novel alejado de los convencionalismos de la gente de su generaci¨®n. Una imagen, forjada con las coescrituras de las originales M¨¢s pena que Gloria (2001) y Vete de m¨ª (2006), ambas dirigidas por V¨ªctor Garc¨ªa Le¨®n, y con las reflexiones mostradas en su excelente blog, El viento sopla por donde quiere (?un veintea?ero amante de Robert Bresson!), publicado en elmundo.es, con la que ha logrado dibujar un c¨ªrculo independiente del de sus familiares cineastas Fernando (padre) y David (t¨ªo). Con Todas las canciones hablan de m¨ª, su debut en la direcci¨®n, Jon¨¢s se confirma como una rara avis: por el uso del lenguaje cinematogr¨¢fico, por su visi¨®n de la existencia y por los referentes cinematogr¨¢ficos y literarios desplegados.
TODAS LAS CANCIONES HABLAN DE M?
Direcci¨®n: Jon¨¢s Trueba. Int¨¦rpretes: Oriol Vila, B¨¢rbara Lennie, Bruno Bergonzini, Valeria Alonso. G¨¦nero: comedia dram¨¢tica. Espa?a, 2010.
Duraci¨®n: 110 minutos.
Frente a los imperios del drama social de vidas cruzadas y del terror est¨¦tico, Trueba impone dos modelos en principio lejanos aunque basados en un mismo sistema: el triunfo de la palabra. El p¨®ster de la pel¨ªcula, el engranaje narrativo y la visi¨®n del amor remiten directamente al Woody Allen de Annie Hall y Manhattan, aunque al final sean las influencias de Eric Rohmer (por la estructura presidida por cap¨ªtulos con t¨ªtulo, por el tipo de luz y buena parte de la puesta en escena) y de Fran-?ois Truffaut (esos parlamentos a c¨¢mara, herederos de Las dos inglesas y el amor) las que parecen llevarse la palma. Junto a ello, Trueba y Daniel Gasc¨®n, su coguionista, presentan un Madrid presidido por la melancol¨ªa, donde lo mismo cabe un mensaje por correo electr¨®nico que un personaje directamente sacado de Luces de Bohemia o de La colmena.
Desde luego, le falta afinar el tratamiento de las citas de poetas, novelistas y pel¨ªculas (absolutamente desmedido y no siempre natural), pero magn¨ªficos momentos como el de la presencia f¨ªsica de la persona que en ese momento solo es presencia mental, y el poderoso parlamento final del protagonista, acompa?ado de una m¨²sica tan inusual como atractiva, hacen de Todas las canciones hablan de m¨ª una ins¨®lita propuesta. Ahora solo falta que Jon¨¢s vaya alej¨¢ndose de los discursos ajenos y desarrollando su propia voz.
Babelia
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