L¨ªneas y colores
Cuando Jerome Robbins hizo su versi¨®n coreogr¨¢fica de las Variaciones Goldberg en 1971 para el New York City Ballet, fue el cr¨ªtico Clive Barnes (por aquellos a?os en The New York Times) quien apunt¨® la frase "contraste de genios". Estaba deslumbrado, adem¨¢s, por un reparto en el que estaban Peter Martins, Helgi Tomasson y Gelsey Kirkland (y por cierto, tambi¨¦n Giselle Roberge como solista, que luego fungiera en Madrid como maestra titular en el desaparecido Ballet Nacional Cl¨¢sico).
La obra tuvo ¨¦xito relativo y se repuso poco, hasta 2008, en que volvi¨® para celebrar a su creador. Heins Spoerli cre¨® en Dusseldorf su propia lectura en 1993, la primera europea y segunda que tomaba en consideraci¨®n una lectura integral de la partitura. La idea del contraste de genios est¨¢ presente.
VARIACIONES GOLDBERG
Ballet de Z¨²rich
Coreograf¨ªa: Heinz Spoerli; m¨²sica: J. S. Bach; dise?os: Keso Dekker; luces: Martin Gebhardt; pianista: Alexei Botvinov.
Teatro Real. 10 de diciembre.
Muy al contrario de las afirmaciones taxativas de Dietrich Steinbeck en el programa de mano, el ballet abstracto sobre una m¨²sica de gran entidad en s¨ª misma no trata de "un instrumental al servicio de la expresi¨®n musical" (se refer¨ªa a Balanchine y Concerto barocco, y el lector debe colegir que se le cita por la conveniencia sobre la obra de Spoerli), sino de una construcci¨®n espec¨ªfica sobre los vectores de tiempo y espacio.
Todo sesgo de interpretaci¨®n ideol¨®gica es una petulancia cuando no una obviedad. La compa?¨ªa de Z¨²rich respira energ¨ªa, rigor, y el trabajo est¨¦tico de Spoerli, centrado en una b¨²squeda de la excelencia formal, recurre a una f¨®rmula compleja: cromatismo versus geometrismo. La funci¨®n no fue perfecta, hubo algunos fallos de escena, pero se impuso la calidad.
Secuenciado y canon se ponen al servicio estructural del material, que posee su continuo espec¨ªfico, una derivaci¨®n que va del grupo a la parte solista y viceversa, met¨¢fora de circularidad expositiva desarrollada sobre una justificada asepsia de medios: no hay gratuidad alguna en la aparici¨®n del color en las mallas de los bailarines o los telones transparentes, como tampoco responden a ninguna pretensi¨®n figurativa.
Si se estudia la biograf¨ªa del core¨®grafo se entiende esta tendencia a la abstracci¨®n, lo que su enorme capacidad compositiva le ha permitido alternar con el ballet dram¨¢tico o de argumento. Las claves est¨¢n en su ¨¦poca en la School of American Ballet; luego ¨¦l mismo bail¨® repertorio de Balanchine (sin olvidar lo que le sembr¨® John Cranko).
Volvi¨® Spoerli a Balanchine de la mano de Alfonso Cat¨¢ en la ?pera de Ginebra y es muy evidente c¨®mo el suizo, en su talento, en la b¨²squeda de su estilo, se fij¨® en la importancia de esa l¨ªnea sutil que debe atravesar el espacio como un di¨¢logo visual perfecto.
En Variaciones Goldberg encontramos su capacidad de usufructo de la t¨¦cnica acad¨¦mica con un acento contempor¨¢neo muy marcado, sin alardes y sobre un panorama de control del conjunto. Obra de madurez y altamente reflexiva en su aparente linealidad, Variaciones Goldberg no ha perdido nada de belleza o frescura (es lo que tiene el ballet bien hecho), y contin¨²a siendo una respuesta arm¨®nica a la corriente deconstructivista que hac¨ªa furor all¨¢ por los principios de los noventa.
Un buen ejercicio ser¨¢ enfrentar un producto como In the middle somewhat elevated (1987, ?pera de Par¨ªs) de William Forsythe y estas Variaciones Goldberg. El resultado de espejo informa enseguida de c¨®mo la coreograf¨ªa, la materia cor¨¦utica, logra evaluarse sola frente a la m¨²sica, recurre a ella, pero no en servidumbre sino en comuni¨®n.
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