'?Avanti Dilettanti!'
De regreso a Europa, recientemente, despu¨¦s de un viaje de seis d¨ªas a Estados Unidos, me pregunt¨¦ por primera vez, mientras le¨ªa lo que escrib¨ªa la prensa sobre la reciente crisis irlandesa, si el euro -y por ende la Uni¨®n Europea- ten¨ªa posibilidades de sucumbir. Esto podr¨ªa suceder porque, en el largo plazo, la UE no podr¨¢ sobrellevar sus conflictos de intereses y el proceso resultante de "renacionalizaci¨®n" en todos los Estados miembros sin sufrir un da?o grave.
En el ¨¢pice de la crisis irlandesa -principalmente una crisis de confianza en la estabilidad de los bancos y la fuerza y competencia del liderazgo pol¨ªtico de Europa-, los l¨ªderes europeos discut¨ªan en p¨²blico de manera bastante encarnizada. Si bien su objetivo manifiesto era salvar el euro, los l¨ªderes de gobierno involucrados hicieron exactamente lo contrario, lo que gener¨® un mayor nerviosismo y volatilidad en los mercados financieros, que a su vez exacerbaron los problemas de Irlanda.
El euro no se salva con el statu quo. Merkel debe tener el valor de explic¨¢rselo a los alemanes
El fracaso del euro es inaceptable para Francia y Alemania. Deben actuar
Alemania hizo su propio aporte para agravar la crisis al lanzar un debate p¨²blico sobre la necesidad de que los bancos carguen con las p¨¦rdidas a partir de 2013. Por qu¨¦ esta discusi¨®n ten¨ªa que tener lugar ahora, en el medio de la crisis irlandesa, sigue siendo el secreto de la canciller Angela Merkel. Lo m¨¢s probable es que haya sido provocada ¨²nicamente por consideraciones pol¨ªticas internas. De hecho, la exigencia de la participaci¨®n de los bancos es popular en Alemania -y justificadamente-, a diferencia del paquete de rescate irland¨¦s. Pero ser¨ªa m¨¢s productivo implementar una pol¨ªtica de esas caracter¨ªsticas que anunciarla con dos a?os de anticipaci¨®n.
No importa hacia d¨®nde uno mire, el precio que se le pone a Europa en estos d¨ªas se calcula en euros y centavos y ya no en moneda pol¨ªtica e hist¨®rica. Alemania en particular -el pa¨ªs m¨¢s grande de Europa y el m¨¢s fuerte en t¨¦rminos econ¨®micos- parece haber resultado v¨ªctima de una amnesia hist¨®rica. La idea de que el propio inter¨¦s nacional de Alemania dicta evitar todo aquello que a¨ªsle al pa¨ªs dentro de Europa, y que esa tarea, por ende, consiste en crear una "Alemania europea" y no una "Europa alemana", parece haberse abandonado.
Con certeza, los l¨ªderes de Alemania todav¨ªa se consideran proeuropeos y rechazan esas cr¨ªticas con indignaci¨®n. Pero el cambio fundamental de estrategia dentro de la pol¨ªtica europea de Alemania ya no se puede pasar por alto. Objetivamente, la tendencia es hacia una "Europa alemana", algo que nunca funcionar¨¢.
El fracaso del euro -y, por lo tanto, de la UE y su Mercado Com¨²n- ser¨ªa el mayor desastre pan-europeo desde 1945.Que este resultado sea posible -a pesar de las protestas en contra por parte de todos los involucrados- refleja la ignorancia deliberada y la falta de imaginaci¨®n de los jefes de Estado y de Gobierno de Europa. De otra manera, admitir¨ªan que la crisis financiera ya se ha convertido hace mucho tiempo en una crisis pol¨ªtica que amenaza la propia existencia de la UE y reconocer¨ªan, por ende, que un mecanismo de resoluci¨®n de crisis permanente para los miembros agobiados por la deuda, si bien es claramente necesario, exige un mecanismo pol¨ªtico de resoluci¨®n de crisis permanente para que resulte exitoso.
Con el statu quo ser¨¢ dif¨ªcil que el euro sobreviva. Sin embargo, este mecanismo pol¨ªtico de resoluci¨®n de crisis permanente es nada menos que una uni¨®n econ¨®mica que funcione bien. Las alternativas, por lo tanto, son o bien seguir adelante con una verdadera uni¨®n econ¨®mica y una mayor integraci¨®n de la UE, o bien regresar a una simple ¨¢rea de libre comercio y la renacionalizaci¨®n de Europa.
La noci¨®n de que la estabilidad se puede lograr exclusivamente con reglas tecnocr¨¢ticas, regulaciones y mecanismos de sanci¨®n, en una eurozona donde las econom¨ªas est¨¢n divergiendo, resultar¨¢ equivocada. La estabilidad genuina de la eurozona presupone una alineaci¨®n macroecon¨®mica, que a su vez requiere la integraci¨®n pol¨ªtica de una uni¨®n econ¨®mica que funcione bien.
Una alineaci¨®n escalonada de las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales (como la edad de retiro legal), nuevos esquemas para cuadrar las cuentas (eurobonos como un instrumento de transferencia) y un mecanismo de estabilidad efectivo son necesarios para preservar la moneda com¨²n.
?C¨®mo se pueden lograr estos objetivos de largo alcance dentro de la eurozona (junto con los miembros de la UE no pertenecientes a la eurozona que quieran sumarse)? Probablemente deber¨ªamos olvidarnos de cambios en el tratado por el momento.
Sin embargo, el acuerdo de Schengen ofrece una alternativa, concretamente acuerdos entre Estados individuales. La abolici¨®n de los controles fronterizos no fue un detalle para nada menor, y sin embargo se logr¨® sobre la base de acuerdos intergubernamentales. ?Por qu¨¦ no tambi¨¦n la uni¨®n econ¨®mica?
Lo que la eurozona necesita ahora no es una repetici¨®n de Maastricht, sino una suerte de Schmidt/Giscard 2.0. Este tipo de iniciativa requiere el apoyo de Alemania y Francia, porque la crisis no se puede resolver sin ellos. Dada su influencia econ¨®mica y pol¨ªtica, Alemania y Francia son los l¨ªderes respectivos de las partes norte y sur de la eurozona. Por lo tanto, ambos pueden patrocinar el acuerdo indispensable entre los pa¨ªses m¨¢s fuertes y m¨¢s d¨¦biles de la eurozona.
El papel de Francia consistir¨ªa en asegurar que los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles no sean v¨ªctimas de una deflaci¨®n duradera. Y Alemania tendr¨ªa que ser el garante de la estabilidad. Ambos pa¨ªses juntos, sin embargo, deben dar los primeros pasos hacia la uni¨®n econ¨®mica, lo que requiere que ambos gobiernos realmente quieran eso.
Merkel tendr¨¢ que explicar la verdad inc¨®moda a los alemanes de que el precio de tener el euro inevitablemente es una transferencia y una uni¨®n econ¨®mica, y el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, tendr¨¢ que dejar en claro a los franceses el precio de una verdadera uni¨®n econ¨®mica y de estabilidad. El riesgo pol¨ªtico para ambos no ser¨¢ menor, pero la alternativa -el fracaso del euro- es inaceptable para ambos pa¨ªses.
Cualquier l¨ªder pol¨ªtico de la eurozona cuya consideraci¨®n principal hoy sea la reelecci¨®n puede enfrentarse a un fracaso si encara este desaf¨ªo hist¨®rico. Pero las prioridades europeas tienen que ser la principal preocupaci¨®n en esta crisis -incluso si el precio es perder el cargo-. Por otra parte, tomar esta iniciativa hist¨®rica, en comparaci¨®n con una maniobra t¨¢ctica pusil¨¢nime, aumentar¨ªa sustancialmente las posibilidades de los pol¨ªticos de ser reelegidos m¨¢s adelante.
Pero Europa no tiene escasez de pol¨ªticos. Lo que se necesita urgentemente hoy son genuinos estadistas, hombres y mujeres.
Joschka Fischer fue ministro de Relaciones Exteriores de Alemania entre 1998 y 2005, y un l¨ªder en el Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os. Copyright: Project Syndicate/Institute of Human Sciences, 2010.
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