El siguiente en la l¨ªnea sucesoria
El invento sirio de la "presidencia hereditaria de la rep¨²blica" se extiende a otros pa¨ªses ¨¢rabes. Egipto, T¨²nez, Argelia, Yemen y Libia pueden ser nuevos casos. Europa deber¨ªa exigir elecciones democr¨¢ticas
El mundo ¨¢rabe se encuentra ante una oleada de "sucesiones republicanas" programadas. En una regi¨®n en la que la presidencia vitalicia y la monarqu¨ªa ejecutiva son las formas de gobierno m¨¢s comunes, dirigentes de avanzada edad y/o enfermos han comenzado a organizar la perpetuaci¨®n de sus reg¨ªmenes m¨¢s all¨¢ de sus propias vidas.
En Egipto, T¨²nez, Argelia, Yemen y Libia, toda una nueva generaci¨®n de herederos listos para ocupar los tronos de las rep¨²blicas ¨¢rabes, pertenecientes a la familia o al c¨ªrculo ¨ªntimo de sus titulares, est¨¢ esperando a sustituir a la vieja guardia. Hace 10 a?os, el turno le correspondi¨® al actual presidente sirio Bashar al Assad, que asumi¨® el cargo tras morir su padre Hafez al Assad. Era un oftalm¨®logo con escasas aspiraciones pol¨ªticas, y que fue preparado para asumir el poder despu¨¦s de que su hermano Basil muriera en un accidente de autom¨®vil. Ahora, Hosni Mubarak (82 a?os) en Egipto, Zine el Abidine Ben Ali (72) en T¨²nez, Abdelaziz Buteflika (73) en Argelia, Ali Abdullah Saleh (64) en Yemen, y Muamar al Gadafi (68) en Libia, planean seguir el ejemplo sirio.
El egipcio Mubarak lleva tiempo preparando a su hijo Gamal para que le suceda en el cargo
En Argelia, minada por la corrupci¨®n, se cree que tras Buteflika vendr¨¢ su hermano
Probablemente, la sucesi¨®n m¨¢s inminente es la de Hosni Mubarak en Egipto. Las elecciones presidenciales se celebrar¨¢n en septiembre de 2011 y la posibilidad de un cambio real despu¨¦s de casi 30 a?os ha mantenido al pa¨ªs en un tenso punto muerto durante alg¨²n tiempo. Las elecciones parlamentarias de este a?o han sido algo m¨¢s que un ensayo general para las presidenciales del a?o que viene. En la primera vuelta, el gobernante Partido Nacional Democr¨¢tico (PND) de Mubarak obtuvo una aplastante victoria con aproximadamente el 95% de los votos. Se hab¨ªa previsto una considerable reducci¨®n de la presencia parlamentaria de los Hermanos Musulmanes, el principal grupo opositor egipcio, pero incluso los analistas internos se han visto sorprendidos por la falta de creatividad y de pretensiones democr¨¢ticas demostradas por el PND al eliminar el acceso de la oposici¨®n a los esca?os. Los Hermanos pasaron de 88 esca?os a ninguno. Alegando un fraude y una intimidaci¨®n generalizados, la Hermandad y el otro partido principal de oposici¨®n, el liberal Wafd, renunciaron a su participaci¨®n en la segunda vuelta. El PND se ha asegurado un monopolio efectivo para muchos a?os.
La Constituci¨®n egipcia establece que los candidatos presidenciales de 2011 tienen que haber ocupado durante al menos un a?o una posici¨®n de liderazgo en un partido pol¨ªtico que haya ganado el 3% de los esca?os parlamentarios y que tenga el respaldo de 250 de los 518 diputados de la C¨¢mara baja. Ahora, casi nadie excepto Hosni Mubarak y su hijo Gamal, as¨ª como un pu?ado de otros dirigentes del PND pueden optar de hecho a la presidencia.
Mubarak podr¨¢ presentarse a otro mandato pero sus repetidas estancias en el hospital y otros signos de debilidad f¨ªsica hacen que su candidatura sea cada vez menos probable. Su hijo Gamal ha sido preparado para sucederle y desde hace tiempo se le considera su heredero. Pero son crecientes las resistencias en su contra, incluso en el seno del PND, y su candidatura no puede darse por descontada.
Los esfuerzos por unir a la oposici¨®n de la Asociaci¨®n Nacional para el Cambio, liderada por Mohamed el Baradei, han arrojado hasta ahora unos resultados exiguos. Y el propio El Baradei condicion¨® su candidatura a la introducci¨®n de reformas constitucionales en favor de una mayor democratizaci¨®n, lo que le dej¨® fuera de la contienda antes incluso de que comenzara.
Muchos rumores que apuntaban al jefe del servicio de inteligencia, Omar Suleyman, como potencial sucesor. El principal negociador de Mubarak en el conflicto Israel-Palestina es mencionado a menudo como una opci¨®n provisional para el caso de una muerte repentina del presidente.
En medio de un flagrante fraude electoral, de luchas encarnizadas por el poder y de un descontento popular cada vez mayor, lo que est¨¢ claro es que ninguno de los posibles contendientes obtendr¨¢ la presidencia de Egipto en una bandeja de plata.
Algo m¨¢s joven que su hom¨®nimo egipcio, pero con un estado de salud igualmente fr¨¢gil, el presidente de T¨²nez, Ben Ali, ha estado gobernando durante los 24 ¨²ltimos a?os. Sin un hijo adulto al que preparar, hay muchas probabilidades de que se produzca un s¨²bito vac¨ªo de poder en el pa¨ªs. Una lucha por el poder cada vez m¨¢s virulenta ha hecho su aparici¨®n entre los clanes pr¨®ximos al presidente. Los herederos potenciales son el yerno de Ben Ali, Mohamed Sakhr el Materi, y la esposa del presidente, Leila Trabelsi.
El presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, no est¨¢ en mejor forma. Un heredero potencial es Said, hermano de Buteflika. El interrogante de la sucesi¨®n, alimentado por la mala salud de Buteflika, amenaza incrementar un malestar social ya favorecido por la corrupci¨®n y la carencia de servicios p¨²blicos.
Muy cerca, en Libia, Muamar el Gadafi se halla c¨®modamente sentado sobre las vastas reservas de energ¨ªa del Estado y sobre la condici¨®n del pa¨ªs de zona de tr¨¢nsito para los emigrantes que se dirigen a la Uni¨®n Europea desde toda ?frica. Aunque Libia no sea oficialmente "presidencial" y no contempla un horizonte de sucesi¨®n inminente, el debate est¨¢ floreciendo. Las mayores posibilidades se adjudican al hijo de Gadafi, y favorito de Occidente, Saif al Islam, quien se ha cuidado bien de posicionarse como reformista. Con Saif y su hermano Moatassim, Gadafi tiene un t¨¢ndem pol¨ªtico-militar esperando entre bastidores.
Por su parte, Yemen, se halla al borde del colapso debido a conflictos diversos, una pobre gobernanza y la fragilidad econ¨®mica, y se ha convertido en un caldo de cultivo del terrorismo. Mientras la atenci¨®n occidental se centra en los arduos problemas de seguridad del pa¨ªs, se dice que el presidente Ali Abdullah Saleh est¨¢ preparando a su hijo Ahmed para que le suceda.
A estos casos se suman el de la sucesi¨®n din¨¢stica en monarqu¨ªas estrat¨¦gicamente importantes como Arabia Saud¨ª, bajo el reinado de Abdullah bin Abdulaziz al Saud (de 86 a?os), y Om¨¢n, bajo el sult¨¢n Qabus bin Said al Said (de 70), que aportan una mayor incertidumbre en Oriente Pr¨®ximo.
Hasta ahora, la preparaci¨®n de Europa para afrontar este cercano cambio generacional ha sido cero. Los Gobiernos occidentales m¨¢s bien se han desentendido del asunto, confiando en sucesiones estables. Pero es dudoso que se produzcan suavemente y es improbable que las sucesiones programadas garanticen los intereses estrat¨¦gicos occidentales.
Los Gobiernos extranjeros deber¨¢n refrenar sus intentos de influir directamente en los debates dom¨¦sticos, pero tambi¨¦n tendr¨¢n que abstenerse de contribuir deliberadamente a mantener en el cargo a gobernantes autocr¨¢ticos. Europa tiene que expresar claramente su deseo de contemplar procesos electorales plenamente democr¨¢ticos, con observadores internacionales, y condenar toda infracci¨®n sustancial del mismo. Deber¨ªa trabajar tambi¨¦n por mantener su espacio p¨²blico abierto a los medios de comunicaci¨®n, a los partidos de oposici¨®n y a la sociedad civil.
En el caso de Egipto, otras medidas podr¨ªan ser la concesi¨®n de "estatuto avanzado" a ese pa¨ªs (actualmente bajo negociaci¨®n y que implicar¨ªa un significativo incremento en la integraci¨®n econ¨®mica, ayuda al desarrollo y cooperaci¨®n pol¨ªtica y de seguridad) condicion¨¢ndolo a su conformidad con el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos.
Ha llegado el momento de tomarse en serio los venideros cambios de poder en el mundo ¨¢rabe desde una perspectiva m¨¢s amplia. Occidente, y en particular la Uni¨®n Europea, necesita empezar a idear una hoja de ruta que incluya a las sucesiones en unas estrategias de reforma m¨¢s extensas. Se hace necesaria una rigurosa reflexi¨®n sobre una mayor amplitud de miras de Europa con relaci¨®n al sur del Mediterr¨¢neo para los pr¨®ximos 10 a 20 a?os.
Oriente Pr¨®ximo se est¨¢ preparando para una ¨¦poca de nuevos liderazgos y lo mismo tiene que hacer Europa.
Kristina Kausch es investigadora de FRIDE. Traducci¨®n de Juan Ram¨®n Azaola.
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