El Barishnikov chino
El caso de Li Cunxin resulta conmovedor. Parte de una historia autobiogr¨¢fica contada con sencillez y de un drama: el deseo de libertad en la vida y en el arte, por ese orden. Hoy, con 49 a?os, bailar¨ªn retirado y alejado de la profesi¨®n de la danza, el artista pasar¨ªa por uno m¨¢s de los miles de empresarios chinos que pululan por todas partes. En cierto sentido, ¨¦l es parte de esa di¨¢spora gigantesca, pero oculta unas razones muy diferentes.
A simple vista, ser¨ªa dif¨ªcil calcular la edad de Li Cunxin; delgado, el¨¢stico, su mata de pelo liso negro intacta junto a una piel lozana y unos modales corteses muy orientales. No falta la sonrisa, expansiva y constante, como un sello. En su caso no podemos hablar de vocaci¨®n por la danza y el ballet: "Al principio no me gustaba nada, odiaba el ballet", comienza a relatar con cierta parsimonia. "Cuando me eligieron, no ten¨ªa idea de lo que era aquello y me hac¨ªa una imagen lejana de las bailarinas en las puntas de los pies en equilibrio. En mi zona, las campesinas llevaban los pies vendados y caminaban sobre los talones; as¨ª que ten¨ªa miedo de terminar como ellas. Los primeros tres a?os fueron muy dif¨ªciles, el ballet era aburrid¨ªsimo para m¨ª, un muchacho de campo. Me sent¨ªa como un p¨¢jaro enjaulado, quer¨ªa salir, escapar; no le encontraba sentido alguno al ballet, pero entonces, gracias a mis profesores, empec¨¦ a amar aquello. Especialmente el profesor Xiao fue importante en esto, que me demostr¨® que pod¨ªa hacerlo y desarrollar mi talento".
"Cubanos y rusos pod¨ªan bailar 'Giselle' o 'Don Quijote'. Nosotros los chinos solo pod¨ªamos hacer ballets pol¨ªticos"
"Quiero que mis hijos valoren su herencia china y est¨¦n orgullosos de haber nacido en un mundo libre"
"Con la Revoluci¨®n Cultural, a los maestros los mandaron a granjas de cerdos; alg¨²n maestro m¨ªo sufri¨® esa persecuci¨®n"
Hoy Li Cunxin tiene sobradas razones para sonre¨ªr: su libro autobiogr¨¢fico con m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares vendidos y un filme en cartelera dirigido por el oscarizado Bruce Beresford: El ¨²ltimo bailar¨ªn de Mao (reci¨¦n estrenado en Espa?a). Ahora est¨¢ de gira promocional por todo el mundo con agotadores pases de la pel¨ªcula, preguntas, sesiones fotogr¨¢ficas... Pero Li Cunxin parece estar discretamente encantado de su ¨¦xito. Ya estaba acostumbrado a los aplausos en su carrera de bailar¨ªn cl¨¢sico, primero en China y luego en Norteam¨¦rica. Le descubri¨® muy joven el core¨®grafo ingl¨¦s Ben Stevenson en su primer viaje a China, e hizo que fuera invitado a Houston (Texas), donde se enamor¨® y protagoniz¨® un sonado esc¨¢ndalo diplom¨¢tico cuando estuvo retenido contra su voluntad en el consulado chino. Consigui¨® lo que se propon¨ªa, y bail¨® en libertad hasta recalar en Australia, donde vive apaciblemente instalado con su mujer, una ex bailarina que fue partenaire de sus ¨¦xitos, tres hijos y una vida con leyenda.
Despu¨¦s de las grandes deserciones de los rusos Rudolf Nureyev, Mija¨ªl Barishnikov o Natalia Makarova, de los cubanos Rosario Su¨¢rez y Rolando Sarabia (por solo mencionar grandes estrellas), estaba cantado que faltaba un bailar¨ªn de ballet chino que huyera del r¨¦gimen mao¨ªsta. La escapada de Li Cunxin fue algo tard¨ªa, pues ya la f¨¦rrea estructura dictatorial estaba resquebrajada. Ballet y libertad parecen que van unidos, sin embargo han florecido en reg¨ªmenes terribles y dictatoriales (la Uni¨®n Sovi¨¦tica, China, Cuba), pero a la vez, el ballet sirve despu¨¦s para llegar a la libertad. El mundo del ballet est¨¢ plagado de historias de defecciones como la suya: "Rusos y cubanos ten¨ªan una formaci¨®n que part¨ªa de los m¨¦todos rusos, y en realidad los bailarines chinos tambi¨¦n ten¨ªamos algo parecido: la ra¨ªz en la escuela rusa. Es cierto que la presi¨®n pol¨ªtica en mi ¨¦poca era terrible y mientras los cubanos y los rusos pod¨ªan bailar El lago de los cisnes, Giselle o Don Quijote, nosotros los chinos solo pod¨ªamos hacer ballets pol¨ªticos. ?So?¨¢bamos con los ballets rom¨¢nticos! Y creo que de ah¨ª parte ese deseo de libertad art¨ªstica, de entender el ballet como una forma art¨ªstica universal donde al querer llegar a ser el mejor solo puedes conseguirlo sin restricciones territoriales o fronteras".
Li Cunxin estuvo en medio de una generaci¨®n que vivi¨® los avatares de la Revoluci¨®n Cultural y donde el ballet era una rareza, pues como dice Hsu Tao-ching, la verdadera demostraci¨®n de la universalidad del ballet llega con la asimilaci¨®n de la danza cl¨¢sica occidental en China, con tan diferentes metros musicales y conceptos est¨¦ticos; a lo que el bailar¨ªn puntualiza: "La danza tradicional china tiene unos patrones contrarios a los del ballet y muy diferente a las formas occidentales; en cuanto a los movimientos, lo mismo, pues la ¨®pera china responde a diferentes est¨ªmulos f¨ªsicos, y ese fue uno de los empe?os absurdos de Madame Mao, unirlos. Las posiciones del cuerpo y las l¨ªneas son muy diferentes; mientras en el ballet se gira el cuerpo hacia fuera, en la danza china es hacia dentro".
Parte de la explosi¨®n china hacia el exterior se ha basado en un estilo de ballet acrob¨¢tico muy popular donde las bailarinas trepan en puntas hasta la cabeza del acompa?ante, una cosa que horroriza a los puristas y que a Li Cunxin tambi¨¦n produce dentera: "Lo veo m¨¢s cercano al circo, no lo puedo ver como ballet de verdad, no es art¨ªstico, no hay sentimientos expresados sino solamente una t¨¦cnica espectacular, deslumbrante dentro de nuestra tradici¨®n acrob¨¢tica, pero carente de contenido. Creo que esas acrobacias entretienen, pero no llegan al coraz¨®n de las personas".
Tras tranquilizarse las cosas, al menos en parte, Li Cunxin ha comenzado a volver a China, pero no le gusta todo lo que ve all¨ª: "S¨ª y no. Es contradictorio, es un choque de culturas. Por un lado, ahora tienen una vida mejor, pero tambi¨¦n se pierden tradiciones muy valiosas".
Li Cunxin ha tenido tres hijos con su mujer, la bailarina australiana que le ha acompa?ado todos estos a?os, e insiste en que sus hijos amen su parte china: "He inculcado a mis hijos que valoren su herencia china, pues cuando pase el tiempo es importante que sepan objetivamente qu¨¦ ha pasado y que se sientan orgullosos de haber nacido en un mundo libre, que valoren la suerte que han tenido. De mis tres hijos, el chico solo piensa en el baloncesto; a las dos ni?as les gusta la danza, pero no creo que para dedicarse a ello profesionalmente. Al vivir en Australia, estoy cerca de China, y voy dos o tres veces al a?o a ver a mi madre".
El ¨ªdolo de Li Cunxin era Mija¨ªl Barishnikov (en la escuela ve¨ªan a escondidas los v¨ªdeos del bailar¨ªn disidente), pero otros bailarines tambi¨¦n le hab¨ªan encandilado: "Rudolf Nureyev y Vladimir Vasiliev fueron los mejores, los m¨¢s perfectos. Una vez en Nueva York bail¨¦ El Lago de los cisnes; al d¨ªa siguiente, en una sala de ensayos, Barishnikov pas¨® a mi lado, me palme¨® el hombro y me dijo: '?Muy bien!'. Me parec¨ªa un sue?o que mi ¨ªdolo me hubiera visto bailar y luego me dijera eso".
Tanto en el libro como en la pel¨ªcula quedan muy bien reflejadas las duras condiciones de vida de la escuela de Pek¨ªn, un centro que estaba alejado de la escuela oficial del Ballet Nacional de China, algo as¨ª como una escuela alternativa m¨¢s politizada: "Era exactamente as¨ª. Madame Mao [Jiang Qin, la esposa de Mao Zedong] quer¨ªa que estuvi¨¦ramos alejados de las distracciones y tentaciones de la ciudad, m¨¢s cerca de los campesinos". Esta temible se?ora cercen¨® carreras y prohibi¨® mencionar a otros, como el notorio caso de Wu Xiaobang, uno de los pioneros del ballet moderno en China, cuya biograf¨ªa fue censurada. "Con la Revoluci¨®n Cultural muchos artistas de esa ¨¦poca fueron represaliados y hasta asesinados, las academias estuvieron cerradas 10 a?os, a los maestros los mandaron a granjas de cerdos y alg¨²n profesor m¨ªo sufri¨® ese mismo tipo de persecuci¨®n". Y hay quien piensa que todas las heridas no est¨¢n cerradas y que en China no todos han perdonado a Li Cunxin. "La nueva generaci¨®n de l¨ªderes quiz¨¢s s¨ª me ha perdonado de verdad, pero para los antiguos dirigentes sigo siendo un desertor".
China ha cambiado tanto que los productos de la Revoluci¨®n Cultural donde las bailarinas aparec¨ªan sobre las zapatillas de puntas, pero de uniforme y con un fusil, como en El destacamento rojo de mujeres o La chica del pelo blanco, se ven ya como cosas ex¨®ticas. La gran duda es si deben ser preservados, si tienen alg¨²n valor art¨ªstico. "Yo mismo bail¨¦ La chica del pelo blanco. Art¨ªsticamente puedo decir que no hay valores, pero en su contexto espec¨ªfico se deben mantener como elementos hist¨®ricos. Le puedo decir que era terrible bailarlos... ?y verlos!".
Cuando nuestro h¨¦roe dej¨® de bailar se alej¨® de la danza, lo que resulta extra?o, pues casi todos los bailarines cuando se retiran contin¨²an vinculados a ese mundo, como maestros, core¨®grafos, directores de compa?¨ªa... "Mi mujer renunci¨® a su carrera porque nuestra hija mayor naci¨® sorda y ella se dedic¨® por completo a ense?arla a hablar. Sigo teniendo relaci¨®n con el Ballet Nacional de Australia y, de vez en cuando, ayudo a bailarines j¨®venes que empiezan".
Al mirar atr¨¢s y verse sobre la escena, Li Cunxin no puede ocultar un deje rom¨¢ntico: "Me gustaba hacer Romeo y Julieta, y me gustaban sobre todo las nuevas creaciones, el reto de desentra?ar lo que el core¨®grafo quer¨ªa obtener, trabajar juntos durante semanas y a veces desechar todo y empezar de cero otra vez".
En esta vida novelesca, el core¨®grafo ingl¨¦s Ben Stevenson juega un papel decisivo al fijarse en ¨¦l durante su primer viaje a China: "Sin duda Ben es muy importante en mi vida. Ha sido como un segundo padre. Cuando me retir¨¦, cre¨® un ¨²ltimo ballet para m¨ª, lo que fue muy emocionante. Nos reencontramos en el estreno de la pel¨ªcula y as¨ª subimos al escenario los personajes reales y los actores que nos interpretan". El propio Li particip¨® en el casting para seleccionar al bailar¨ªn que se mete en su papel en el filme: "Hay tres actores en la pel¨ªcula, uno ni?o, otro adolescente y el que hace de Li Cunxin adulto, que es hijo de dos de mis profesores de la academia".
?Cree que se ver¨¢ en China la pel¨ªcula El ¨²ltimo bailar¨ªn de Mao? "No lo creo. Por ahora no lo veo factible".
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