Un icono vuelve a casa
Christian Dior no fue solo modista, fue un gran perfumista. Y la casa que lleva su nombre escribe nuevas p¨¢ginas con los tejidos y olores de su legado. Algunas est¨¢n tan unidas a la firma parisiense, que parecen haber existido siempre. Quiz¨¢ una de las m¨¢s logradas sea la de la fragancia J'Adore. Lanzada en 1999, 42 a?os despu¨¦s de la muerte de monsieur Dior, ha merecido el t¨ªtulo de cl¨¢sico y ha entrado en las listas de superventas. Toda una haza?a en una ¨¦poca saturada de lanzamientos. Dior explota el fen¨®meno con ediciones limitadas y variaciones basadas en la f¨®rmula original de Calice Becker. La ¨²ltima, un ramo floral con concentraciones de jazm¨ªn y rosa m¨¢s elevadas que sus predecesoras, echa la vista atr¨¢s. Pero no a 1999. J'Adore L'Or es un homenaje a los tiempos de Christian Dior, a la regi¨®n perfumera de Grasse (Francia), donde todav¨ªa se encuentra su casa, al obsesivo empe?o del modista por pulverizar a la mujer con feminidad. Pieza esencial en esta recuperaci¨®n es el nariz Fran?ois Demachy, autor de la esencia. "Las flores de Grasse son ¨²nicas: el aroma del jazm¨ªn es m¨¢s intenso y animal que el de la India, y el de la rosa de mayo es m¨¢s profundo que el de la turca. Siempre he empleado plantas de la zona, pero en peque?as dosis. Mi intenci¨®n es ligar Dior y LVMH [Louis Vuitton Mo?t Hennessy, grupo al que pertenece] a Grasse y conservar sus plantas".
"Las flores de Grasse son ¨²nicas: el aroma del jazm¨ªn es m¨¢s intenso y natural que el de la India"
"John Galliano no hablaba franc¨¦s al llegar aPar¨ªs. Aprendi¨® 'J'adore' [yo adoro], se pasaba la vida repiti¨¦ndolo"
La materia prima procede del dominio de Manon. Carola Biancala, responsable de la finca de Grasse, pertenece a la tercera generaci¨®n de recolectores de jazmines y rosas. Una labor ardua, como subraya Biancala: "La rosa florece en mayo, y el jazm¨ªn, de agosto a octubre, pero eclosiona solo por la noche. Lo que no se recolecta antes de las once se pierde". M¨¢s cifras que confirman el herc¨²leo trabajo: para un kilo de absoluto se necesitan entre 700 y 800 kilos de flores frescas y 7.000 horas de trabajo. Un arte que se paga en oro: el kilo de jazm¨ªn cuesta 40.000 euros. El mar, la monta?a y el suelo arcilloso del escenario escogido por Patrick S¨¹skind para la novela El perfume se encargan del resto.
Tanta exquisitez entronca con los cincuenta, ¨¦poca en la que Christian Dior se retiraba a La Colle Noire, su particular castillo de Versalles. Una mansi¨®n en Montauroux (Caillan), a 20 minutos de Grasse, de la que se enamor¨® perdidamente y que adquiri¨® en 1951. Monsieur Dior la codici¨® desde la modesta casa de su padre y su hermana Catherine. "La Gran Depresi¨®n arruin¨® a la familia, que vendi¨® su residencia en Par¨ªs y se mud¨® a la Provenza", cuenta Fr¨¦d¨¦ric Boudelier, director de patrimonio de Dior. El modista se instal¨® en la propiedad de su padre de 1940 a 1942. "Le gustaba cuidar el jard¨ªn y el huerto", explica Boudelier. Fotos de la ¨¦poca muestran al dise?ador en mangas de camisa y pala en mano ocup¨¢ndose de sus flores.
Su primer desfile en 1947 fue un hito, lo encumbr¨® a la fama y le dio fortuna. Dior se regal¨® La Colle Noire y la visti¨® con sus colores: gris perla, blanco y oro. No escatim¨® en mimarla: jardines caprichosos de rosas y jazmines; m¨¢rmoles italianos, esculturas deliciosas y ostentosos muebles de estilo Luis XVI. En aquel palacete rom¨¢ntico, con lago incluido, el creador celebr¨® cenas, fiestas y encuentros. No se pueden entender las colecciones de Dior sin La Colle Noire. Edmond Roudnitska, autor de los perfumes Diorama y Diorissimo, viv¨ªa muy cerca. Pero la historia de La Colle Noire ha evitado al gran p¨²blico. Hasta la presentaci¨®n de J'Adore L'Or el pasado septiembre. Al morir Dior sin descendencia, en 1957, pas¨® a manos de Catherine, que la vendi¨®. "Hace a?os, Dior era sin¨®nimo de antiguo; presentar una colecci¨®n en La Colle Noire hubiera quedado anticuado. John Galliano ha rejuvenecido la firma. Dior es presente. En estos tiempos de nostalgia es l¨®gico que Christian Dior est¨¦ en el punto de mira y que se reabra la casa para esta clase de eventos", explica el director de patrimonio.
El maestro franc¨¦s, inventor del new look, un revulsivo para la moda de posguerra, defendi¨® una mujer orgullosa de serlo. Dise?¨® siluetas marcadas con cinturas de avispa y caderas redondeadas; figuras elegantes, de porte distinguido y cuellos largos. Una est¨¦tica presente en J'Adore. "El frasco de 1999 es un gui?o a Miss Dior, el primer perfume de la casa [1947]. Su forma se basa en el ¨¢nfora. Es audaz y extravagante como los vestidos de Dior, pero ponible como ellos. El frasco es una met¨¢fora de la mujer Dior, con su tensi¨®n entre las l¨ªneas curvas y suaves", explica ?lodie Planchon, de marketing de Dior.
Como el 'new look' en 1947, J'Adore rompi¨® moldes. Androginia y minimalismo imperaban a finales de los noventa, dogmas que impuso Calvin Klein con su fragancia One en 1996. ?Qui¨¦n osar¨ªa rescatar la sensualidad femenina? Dior. La casa, capitaneada en moda por John Galliano, lanza una atrevida campa?a en 1999. La modelo Carmen Kass, con un ex¨®tico collar masai [referencia a la pieza de la primera l¨ªnea de Galliano para Dior], se sumerge en un ba?o de oro. La estrategia fue un ¨¦xito. Ped¨ªa abandonar "un universo en blanco y negro" y saltar a otro dorado.
Aun as¨ª, J'Adore refleja algunas normas de la ¨¦poca: las l¨ªneas rectas de la piscina del anuncio y las puras del frasco son ben¨¦volas con el minimalismo. Las de J'Adore L'Or, al contrario, est¨¢n tan marcadas como en el new look. El ¨¢nfora es m¨¢s redondeada y se apoya en un z¨®calo de vidrio grueso. El hilo dorado alrededor del cuello de la botella homenajea a Galliano. "El collar masai moderniza el porte noble de la casa. Aporta majestuosidad", subraya Planchon, de marketing. Y a?ade: "Galliano no hablaba franc¨¦s al llegar a Par¨ªs. Aprendi¨® J'adore [adoro, en franc¨¦s]. Se pasaba la vida exclamando: "J'adore esto, j'adore lo otro?". El nombre es audaz, la primera persona (adoro) supuso un golpe en la mesa. El nombre de J'Adore L'Or es otro tributo. "Dior es el genio ¨¢gil y ¨²nico de nuestra ¨¦poca y su nombre es m¨¢gico: combina Dios y oro (Dieu y or)", asegur¨® el artista Jean Cocteau.
Fran?ois Demachy admite haber estudiado, desmenuzado y envidiado J'Adore. "Es armoniosa, en su ramo floral no predomina ninguna flor, lo que permite jugar. Si se acent¨²a la nota fresca, obtenemos el agua de colonia; si se potencian las flores pesadas, el absoluto, y?si se intensifica la nota dulce, J'Adore L'Or".
Un lenguaje rico, pero reconocible. "Una fragancia es abstracta, por eso se busca lo identificable. J'Adore lo es. Sus notas frutales son f¨¢ciles de determinar", opina Demachy. Para Planchon, de marketing, su triunfo es su flexibilidad: "Su riqueza olfativa se ajusta a varios tipos de mujer. Es sensual, viste, acompa?a y da seguridad". Sabina Belli, directora de marketing internacional de Dior en los noventa, la defini¨® como la quintaesencia de la Diorness. Un concepto que resumi¨® en tres palabras: feminidad, emoci¨®n y sofisticaci¨®n.
Y como todos los aromas, evoluciona. "A mediados de esta d¨¦cada no se trataba de reafirmar la feminidad, sino de romper con los clich¨¦s que encierran a la mujer", razona Planchon. Desembarazarse de lo superficial y vivir su condici¨®n de mujer como cada una quiera. Charlize Theron inmortaliz¨® el mensaje en dos anuncios. En el segundo, de 2006, la actriz camina desafiante hacia la c¨¢mara mientras se desnuda y desprende de sus joyas. "Personifica J'Adore. Theron es fuerte, segura. Una mujer capaz de descomponer su belleza para evitar el encasillamiento en los papeles impuestos por la industria". La sudafricana interpret¨® a una asesina fondona y demacrada en Monstruo (2004). El esfuerzo mereci¨® la pena, le vali¨® un Oscar. Theron repite ahora como imagen de J'Adore L'Or.
Armon¨ªa en su composici¨®n y fogosidad en el mensaje han funcionado a J'Adore. ?La f¨®rmula del ¨¦xito? "La perfumer¨ªa es magia, aqu¨ª no hay recetas", sentencia el nariz Demachy.
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