Cuba, S.A.
El Gobierno avanza hacia un sistema de econom¨ªa mixta para evitar el desastre
Hace algunos meses una sorprendente confesi¨®n de Fidel Castro dio la vuelta al mundo. "El modelo cubano no funciona ni para nosotros mismos", admiti¨® el l¨ªder comunista a un periodista estadounidense. Aunque poco despu¨¦s se desdijo, el desliz de Castro, de 84 a?os, tuvo gran repercusi¨®n: fue la constataci¨®n de una realidad que los cubanos padecen desde hace mucho tiempo y, por extensi¨®n, un reconocimiento de que Cuba deb¨ªa cambiar.
Para darse cuenta de que el modelo econ¨®mico cubano hace aguas por todos lados, basta leer el diario oficial Granma. Si el Ministerio de la Construcci¨®n, con una plantilla de 8.000 obreros y alba?iles, tiene 12.000 vigilantes para evitar los robos al Estado; y si un pa¨ªs agr¨ªcola como Cuba importa el 80% de los alimentos que consume, mientras la mitad de las tierras cultivables en manos de granjas y empresas estatales no produce, pocos ejemplos m¨¢s hacen falta.
Casi dos millones de cubanos trabajar¨¢n en el sector privado dentro de cinco a?os
Por primera vez se permite contratar a trabajadores asalariados
Desde que Fidel Castro enferm¨® en julio de 2006 y lo relev¨® su hermano Ra¨²l, este admiti¨® que los salarios en Cuba no alcanzan para vivir y habl¨® de la necesidad de introducir "cambios estructurales y de concepto" para hacer sostenible la revoluci¨®n. Ya desde febrero de 2008, cuando formalmente fue elegido presidente, Ra¨²l Castro comenz¨® a tomar una serie de medidas de corte aperturista, entre ellas, entregar en usufructo las tierras improductivas a los particulares, descentralizar la toma de algunas decisiones, incrementar el acceso al consumo (autoriz¨® la venta de tel¨¦fonos celulares, computadoras, etc¨¦tera) o terminar con la prohibici¨®n que imped¨ªa a los cubanos alojarse en los hoteles.
Sin embargo, no fue hasta ahora, tras convocarse el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, que el Gobierno dio a conocer algo parecido a una hoja de ruta del proceso de cambios. El documento preparatorio del Congreso, previsto para la segunda quincena de abril, contiene 291 "lineamientos econ¨®micos y sociales" que son la base de lo que se pretende hacer.
En una intervenci¨®n el pasado mi¨¦rcoles ante la Asamblea Nacional, reunida para analizar el proyecto de reformas, el ministro de Econom¨ªa y Planificaci¨®n, Marino Murillo, denunci¨® la "improvisaci¨®n", "la falta de disciplina", el "poco rigor", "el "desorden en el manejo de los presupuestos" por parte de los agentes econ¨®micos.
Queda claro que el Gobierno de Ra¨²l Castro avanza hac¨ªa un sistema de econom¨ªa mixta, con cada vez m¨¢s espacios para la iniciativa privada y menos papel del Estado, pero todav¨ªa lejos de una apertura tipo China o Vietnam. La palabra de orden ahora, seg¨²n el ex dirigente hist¨®rico Alfredo Guevara, es "desestatizar". Algo que no es menor en un pa¨ªs donde el 90% de la econom¨ªa es controlada por el Estado.
Desde luego, el lenguaje oficial defiende la validez del socialismo y el sistema de planificaci¨®n y reniega de la econom¨ªa de mercado. Pero establecido esto, lo que se propone, al menos en los papeles, es una apertura econ¨®mica en toda regla que tambi¨¦n incluye un cambio de mentalidad. La iniciativa privada se ampl¨ªa y se abre la puerta a los peque?os negocios particulares y a las cooperativas m¨¢s all¨¢ de las actuales f¨®rmulas de autoempleo. El trabajo por cuenta propia, hasta ahora tolerado pero estigmatizado, se impulsa de modo m¨¢s decidido y se prev¨¦ la concesi¨®n de cr¨¦ditos y la creaci¨®n de tiendas de precios mayoristas para estimularlo.
Esta ha sido una de las primeras medidas en ponerse en pr¨¢ctica. La lista de actividades privadas que ahora se puede ejercer se ha ampliado a 178 -algunas tan peregrinas como "forrador de botones" o "desmochador de palmas"- y ahora, y esto s¨ª es relevante, se autoriza la contrataci¨®n de trabajo asalariado para realizar muchos de estos trabajos. En el primer mes de entrar en vigor el nuevo reglamento, 80.000 cubanos solicitaron licencias para ejercer el trabajo por cuenta propia, de las cuales 30.000 ya han sido concedidas. Hasta ahora el n¨²mero de cuentapropistas en toda la isla no llegaba a 145.000.
Las empresas estatales seguir¨¢n teniendo un papel preponderante, pero su funcionamiento cambia. Antes depend¨ªan casi absolutamente de planes y decisiones de la Administraci¨®n central; ahora su margen de acci¨®n se ampl¨ªa. Las empresas podr¨¢n elegir sus cargos directivos y ajustar sus plantillas, modificar sus precios y distribuir sus beneficios seg¨²n estimen -incluso para incrementar los salarios- una vez pagados los impuestos.
Se quiere acabar con las plantillas infladas durante d¨¦cadas en el sector estatal. M¨¢s de 500.000 cubanos perder¨¢n su empleo en los pr¨®ximos seis meses, cobrando como compensaci¨®n un mes de salario por cada diez a?os trabajados; 1.300.000 personas ir¨¢n al paro en el plazo de tres a?os, uno de cada cuatro cubanos que trabajan para el Estado. Una verdadera bomba, de ah¨ª que el Gobierno se plantee el fomento del autoempleo y de los peque?os negocios privados como una cuesti¨®n estrat¨¦gica. El plan es que, en el plazo de cinco a?os, se incorporen al sector privado 1.800.000 trabajadores.
Al desempleo hay que sumar el recorte del gasto social y la eliminaci¨®n de "subsidios innecesarios y gratuidades indebidas". Incluso s¨ªmbolos como la libreta de racionamiento tienen los d¨ªas contados, pues en la nueva mentalidad no caben las viejas f¨®rmulas; hoy de lo que se habla en Cuba es de impuestos, salarios vinculados a la productividad, despidos, libre compraventa de casas, inversi¨®n extranjera (poco) e igualdad de oportunidades en vez de igualitarismo. Significativa es una frase de Ra¨²l Castro al inaugurar el debate nacional sobre los cambios: "No queda otra alternativa".
El espejo vietnamita
Algo salta a primera vista en el Proyecto de lineamientos de la pol¨ªtica econ¨®mica y social de Cuba, el documento que se discute en estos momentos como preparaci¨®n del VI Congreso del Partido Comunista. "El Estado abandona la producci¨®n de bienes o servicios productivos y se configura como un ente regulador y controlador de la econom¨ªa y redistribuidor de las rentas", resume un informe de la Oficina Comercial de Espa?a en La Habana, que como la mayor¨ªa de los analistas extranjeros hace una valoraci¨®n en general positiva de las reformas que se pretenden introducir.
Aunque no se verbaliza abiertamente, las autoridades proponen el desarrollo de instrumentos propios de la econom¨ªa de mercado para gestionar pol¨ªticas tanto macro como microecon¨®micas. Se habla de establecer reglas para fijar y gestionar la oferta monetaria, de introducir impuestos progresivos sobre la renta y de "potenciar el uso de instrumentos como los tipos de inter¨¦s para estimular el ahorro y establecer una pol¨ªtica de cr¨¦ditos dirigida a favorecer actividades prioritarias (exportaci¨®n, agricultura, cuentapropistas, etc¨¦tera)", se?ala el informe.
En lo microecon¨®mico, salvo algunos productos o servicios b¨¢sicos que estar¨¢n regulados, "los precios se regir¨¢n por la ley de oferta y demanda", y tambi¨¦n se defienden los salarios diferenciados "para incentivar la productividad". Las medidas apuntan hacia la creaci¨®n en la isla de un "socialismo de mercado" que "poco tiene que ver con la realidad actual de la econom¨ªa cubana y que parece inspirarse en un modelo vietnamita", indica la Oficina Comercial de Espa?a. Es una apreciaci¨®n compartida. Diplom¨¢ticos y analistas europeos habitualmente cr¨ªticos con el r¨¦gimen coinciden en que "parece un intento serio de cambio".
Nadie puede saber hoy si queda tiempo y si las reformas tendr¨¢n el suficiente calado como para reactivar la fr¨¢gil econom¨ªa cubana. Eso s¨ª, el escepticismo de los cubanos despu¨¦s de tantos a?os de espera es elevado. -
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