Las pensiones y el Pacto de Toledo

El Pacto de Toledo se ha puesto en marcha. Los pol¨ªticos deben aparcar sus diferencias y trabajar para llegar a consensos. En sus manos est¨¢ el futuro de todos los ciudadanos. El contexto en el que se va a llevar a cabo la reforma del Pacto no es el m¨¢s id¨®neo. La cercan¨ªa de elecciones locales, forales y auton¨®micas es un instrumento distorsionador. En los ¨²ltimos a?os, las diferencias entre los partidos han sido muy importantes. La actualidad lo corrobora. La ciudadan¨ªa est¨¢ muy expectante a las medidas que se tomen, pero existe malestar por ciertas propuestas de reforma. La proposici¨®n de alargar la jubilaci¨®n hasta los 67 a?os ha servido para encender la mecha de la indignaci¨®n. No parece justo que se pretenda dilatar la vida laboral sin tomar otras medidas como la de erradicar jubilaciones anticipadas de aut¨¦ntico esc¨¢ndalo.

Otra vertiente del debate son los privilegios de cierta clase pol¨ªtica. No es muy ejemplarizante que por permanecer dos legislaturas como diputados se tenga derecho a la pensi¨®n m¨¢xima. Mientras tanto, el resto de ciudadanos tenemos que trabajar un tiempo considerablemente m¨¢s elevado para alcanzar, en algunos casos, una pensi¨®n muy limitada. Los pol¨ªticos deben establecer un pacto de forma racional. Para ello deben limar de forma muy dura ciertas aristas que son muy visibles. Si no aciertan a llevar esta misi¨®n a buen puerto todos saldremos perdiendo.