El Gran Hermano al rev¨¦s
El ciudadano, que se sabe vigilado por el Estado, se toma la revancha con las filtraciones - Ya no hay l¨ªmites entre el escenario y las bambalinas
"Hasta ayer el poder controlaba y sab¨ªa lo que hac¨ªan los ciudadanos. Con Wikileaks se ha subvertido esa relaci¨®n, somos todos los que controlamos el poder mundial, es la transparencia total. Pero el poder tambi¨¦n necesita confidencialidad". Palabra de Umberto Eco, uno de los grandes te¨®ricos de la comunicaci¨®n contempor¨¢nea. Su reciente art¨ªculo en Lib¨¦ration, en el que afirmaba que "las revelaciones de Wikileaks marcar¨¢n en el futuro la forma de transmisi¨®n de informaci¨®n confidencial", ha sumado argumentos a un debate apasionante, lleno de implicaciones sobre el cambiante papel de la prensa, la calidad de las democracias en la era de Internet, la creciente exposici¨®n de las mentiras de la pol¨ªtica al escrutinio del p¨²blico y la incipiente rebeli¨®n en la granja cibern¨¦tica.
Desde los sesenta, los personajes p¨²blicos han ido perdiendo la privacidad
Los medios ubicuos cambian el concepto de secreto y transparencia
Ezio Mauro opina que quien "aprende a conocer quiere saber m¨¢s"
Roberto Grandi, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de los Procesos Comunicativos en la Universidad de Bolonia (la de Ciencias de la Comunicaci¨®n fundada por Eco), cree que las filtraciones que Wikileaks y cinco medios internacionales llevan publicando desde el 28 de noviembre han dado la vuelta al concepto orwelliano del Gran Hermano. "Pensar que un hacker veintea?ero puede controlar al Estado que se considera el m¨¢s avanzado en asuntos de diplomacia es chocante", dice. "Pero, m¨¢s all¨¢ de eso, Wikileaks lleva a las ¨²ltimas consecuencias una tendencia que se ven¨ªa intuyendo: el Gran Hermano ya no es unidireccional, sino que funciona en ambos sentidos. El poder controla a los ciudadanos (escucha nuestras llamadas, controla lo que compramos y ad¨®nde vamos), pero los ciudadanos ahora saben que tambi¨¦n ellos pueden controlar al poder".
Si el ciudadano es una casa de cristal para el Gran Hermano, ahora el poder, las relaciones entre los Estados, los secretos de la diplomacia, las mentiras de la clase pol¨ªtica quedan convertidas en una casa abierta dentro de la cual todo el mundo puede escudri?ar.
Grandi cree que "Wikileaks es el ¨¦xito final de un proceso largo: la progresiva falta de distinci¨®n entre p¨²blico y privado de la que hablaba el soci¨®logo Erving Goffman. A partir de los a?os sesenta, en Estados Unidos los personajes p¨²blicos empiezan a perder su privacidad. Con esta filtraci¨®n, el l¨ªmite salta por los aires. Y sabemos a ciencia cierta que, si nosotros somos controlables, lo es tambi¨¦n esa cosa impalpable llamada poder".
Seg¨²n ha escrito Ezio Mauro, el director de La Repubblica, la historia de Wikileaks se puede resumir en una f¨®rmula: informaci¨®n, poder y democracia en el tiempo de Internet. "El primer problema es la vulnerabilidad de los secretos de Estado. Obviamente, las democracias -y una gran democracia como Estados Unidos- est¨¢n m¨¢s expuestas a estas filtraciones que los sistemas cerrados y bloqueados de los Estados autoritarios. Desde hace algunos a?os, la pol¨ªtica est¨¢ expuesta entera, sin reservas, no hay ya l¨ªmites entre el escenario y las bambalinas, y los mecanismos de decisi¨®n tienen la misma importancia que la opci¨®n final". "Ahora", concluye Mauro, "hemos dado un paso m¨¢s dentro de esa nov¨ªsima era. Los medios ubicuos, veloces y contempor¨¢neos han cambiado el concepto de secreto y la noci¨®n misma de transparencia".
El profesor Grandi cree que la publicaci¨®n de los documentos secretos "ha desencajado los conceptos de privacidad y secretismo. La diplomacia se basaba en el presupuesto de que los encuentros y comunicaciones eran confidenciales. Esa categor¨ªa del secreto es muy dif¨ªcil de aplicar en la era digital. Los Estados deber¨¢n pararse y reflexionar. Primero, para encontrar nuevas formas de mantener un secreto. Segundo, para entender que vale la pena tejer relaciones m¨¢s transparentes con los ciudadanos, porque estos acabar¨¢n enter¨¢ndose de lo que ocurre en las bambalinas. En un mundo en que las informaciones llegan en fracciones de segundo, antes o despu¨¦s los ciudadanos se van a enterar. Y una noticia silenciada y luego robada hace mucho m¨¢s ruido que una abiertamente explicada y dada".
Solo si los Estados y las instituciones se acostumbraran a ser menos temerosos de la opini¨®n p¨²blica y proporcionaran verdadera informaci¨®n a sus ciudadanos, podr¨ªan quedarse tranquilos, concluye Grandi. "Pero si siguen tapando y encubriendo acabar¨¢n desnudos. La transparencia es m¨¢s rentable que el control".
Cristian Vaccari, profesor de Comunicaci¨®n Pol¨ªtica en la Universidad de Bolonia, considera que Wikileaks ha roto adem¨¢s la visi¨®n de lo que es y para qu¨¦ sirve el periodismo. "Wikileaks es un instrumento que recupera la funci¨®n de investigaci¨®n que era propia de los reporteros del siglo XX. Los poderes pol¨ªticos tienen ej¨¦rcitos de personas encargadas de controlar y manipular las informaciones que filtran", explica Vaccari. "Y la crisis del modelo de negocio de los peri¨®dicos hace dif¨ªcil que un periodista pueda dedicarse a la investigaci¨®n. Con Wikileaks entramos en otra fase: no es el periodista quien excava en el muro de la informaci¨®n proporcionada hasta encontrar una fuente y desvela algo que nadie sab¨ªa. En el mundo digital y tecnol¨®gico es al rev¨¦s: el flujo de informaci¨®n es continuo, denso, inmenso".
El periodista tiene, en todo caso, un imprescindible papel de interpretaci¨®n de la realidad. "El buen periodismo de hoy se sienta, se para a pensar, reflexiona, compara datos y documentos y entrega el resultado al lector", dice Vaccari. "Da un sentido al flujo infinito de noticias y lo pasa al ciudadano. Esto se ve de forma clar¨ªsima en este asunto. Assange pas¨® sus 250.000 cables a los peri¨®dicos para que ellos guiaran a la gente hacia la comprensi¨®n de lo que pasa. El choque no es ya entre digital (wiki) y papel (peri¨®dicos). Cada uno tiene su papel. Wikileaks necesita periodismo. Un periodismo que quiz¨¢s no descubre, pero explica".
"Doscientos cincuenta millones de palabras son una masa de datos ininteligible. Nos descubre que conocer no es saber, que mirar no es ver, que lo que importa es comprender", escribe Ezio Mauro, quien considera que Internet ha creado un ciudadano "m¨¢s informado y exigente", y que ese homo sapiens digitalis es un salto de calidad. "El ciudadano que aprende a conocer quiere saber m¨¢s. No vuelve a casa y se pone ante la televisi¨®n. Quiere que el flujo informativo contin¨²e; nadie renuncia conscientemente a entender c¨®mo funciona el mundo o a vivir un pedazo de historia en directo si tiene esa posibilidad".
Curiosamente, o no, la tarea requiere los instrumentos cl¨¢sicos de la prensa diaria, a?ade Mauro: "Selecci¨®n de noticias, jerarqu¨ªa de los hechos, relaci¨®n entre historias diversas, recuento de antecedentes, elegir a los protagonistas, evidentes y ocultos, e iluminar los intereses puestos en juego, leg¨ªtimos e ileg¨ªtimos, a la luz del inter¨¦s general. Y, al fin, ejercicio de la responsabilidad".
Barbara Spinelli ha escrito que Wikileaks "hace caer sobre Hillary Clinton una luz desagradable, oscura", porque "fue ella quien indujo a los diplom¨¢ticos a travestirse de esp¨ªas". Y considera que "lo que est¨¢ bajo acusaci¨®n no es ya la cl¨¢sica hipocres¨ªa del lenguaje y la actividad diplom¨¢tica, sino la actitud vergonzosa de diplom¨¢ticos degradados a sicofantes".
Pero queda un sabor agridulce en las reflexiones de los intelectuales italianos. El contenido de los cables descubre las mentiras del poder y aumenta el descr¨¦dito de las clases dirigentes, pero las sociedades avanzadas no parecen estar pidiendo explicaciones por esos enga?os. Y mientras, muchos Gobiernos te¨®ricamente democr¨¢ticos apoyan, en p¨²blico o en privado, que Assange sea procesado como si fuer un terrorista.
El polit¨®logo Cristian Vaccari cree que los papeles reflejan un "cuadro impresionante, una pol¨ªtica d¨¦bil en todo el mundo". Y, en ese sentido, "es muy importante saber cu¨¢nto poder tienen las instituciones financieras y econ¨®micas, los bancos, pero tambi¨¦n, por ejemplo, ENI [el gigante energ¨¦tico italiano asociado con Gazprom]". "Todos intu¨ªamos que eso es as¨ª, pero verlo oficializado y negro sobre blanco es un paso m¨¢s", concluye Vaccari.
"Gracias a la filtraci¨®n estamos descubriendo -como dicen los estadounidenses- c¨®mo se prepara la salchicha". La duda ahora es saber si esta batalla de transparencia modificar¨¢, o no, el concepto fundamental que marca la pol¨ªtica contempor¨¢nea. La impunidad.
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