Mas presidente
CiU firma un pacto de investidura con el PSC, que incluye la preservaci¨®n de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica
La abstenci¨®n de los 28 diputados del Partit dels Socialistes hizo posible que Artur Mas, l¨ªder de Converg¨¨ncia i Uni¨®, fuera investido ayer presidente de la Generalitat, el octavo desde la recuperaci¨®n de la instituci¨®n con la Segunda Rep¨²blica y el quinto de la actual democracia. Los socialistas facilitaron el mandato surgido de unas urnas que concedieron a CiU 62 diputados, seis por debajo de la mayor¨ªa absoluta. Con el pacto de investidura, solemnemente suscrito minutos antes de iniciarse la sesi¨®n en el Parlamento de Catalu?a, se franqueaba el acceso de Mas a la presidencia.
Lo que en otras circunstancias o latitudes ser¨ªa un pacto de legislatura -del todo necesario para afrontar la crisis-, en Catalu?a no ha pasado de ser un acomodo para la investidura. Al menos eso es lo que dicen los firmantes, conscientes de que las elecciones municipales est¨¢n a la vuelta de la esquina. El acuerdo es toda una se?al de los derroteros que puede tomar esta compleja legislatura que se inicia y en la que se deber¨¢n abordar medidas urgentes ante la magnitud de la crisis econ¨®mica.
Surgen, no obstante, interrogantes. El discurso de Mas incidi¨® en el "derecho a decidir", para resaltar el papel de Catalu?a como realidad din¨¢mica y penetrar en un terreno inexplorado por el nacionalismo conservador catal¨¢n: el pacto fiscal. La concreci¨®n del pujolismo, que en 23 a?os de gobierno evit¨® las aventuras de final incierto, parece haberse quebrado. El nuevo presidente y l¨ªder de CiU ha dado alas a tan inciertas propuestas. Mas sabe que el concierto econ¨®mico es insoportable para Espa?a (en la proporci¨®n del cupo vasco o navarro), pero ha decidido jugar con la ambig¨¹edad, quiz¨¢s el ¨²nico nexo que queda entre el nuevo nacionalismo de CiU y el viejo pujolismo. El derecho a decidir prolonga la imagen de aquel Pujol que suger¨ªa que el nacionalismo de CiU era un tren en el que cada cual decide en qu¨¦ estaci¨®n se apea. Ahora, la estaci¨®n final parece llamarse independencia, aunque desaparezca del programa. A pesar de las distancias sem¨¢nticas, tanto la vieja como la nueva CiU prefieren los acuerdos con las fuerzas pol¨ªticas con implantaci¨®n en toda Espa?a, y en concreto con los socialistas, con los que comparten un amplio universo: en infraestructuras, en educaci¨®n, en sanidad, en seguridad o en pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica.
El pasado mi¨¦rcoles, CiU y PSC coincidieron en evaluar que las tres sentencias del Supremo sobre el modelo ling¨¹¨ªstico en la ense?anza obligatoria en Catalu?a no obligaban a cambiar el modelo vigente. Este an¨¢lisis es compartido por juristas que rechazan que el Supremo pueda modificar una ley. En cualquier caso, algunas de las reflexiones del Supremo, que hacen una interpretaci¨®n muy restrictiva de los ambiguos p¨¢rrafos del Tribunal Constitucional en la sentencia del Estatuto, aconsejan una detenida lectura por parte del Gobierno catal¨¢n, ante la posibilidad de que los recursos vuelvan a repetirse. Las sentencias contemplan un panorama legal, el de 2006, que ya no es el actual. La pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica escolar hist¨®ricamente ha concitado el apoyo del 90% del Parlamento catal¨¢n. As¨ª sucedi¨® con la Ley de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica y con la de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica.
Del programa presentado por Mas destacan las escasas concreciones y una finta a las pol¨ªticas impopulares. Es dif¨ªcil rehuir el copago sanitario y no reducir las prestaciones. No casa la eliminaci¨®n del impuesto de sucesiones con el inevitable incremento de la presi¨®n fiscal para todos. El nuevo presidente catal¨¢n deber¨ªa haber concretado mucho m¨¢s el modelo energ¨¦tico y reconsiderar su intenci¨®n de borrar de un plumazo la limitaci¨®n de velocidad a 80 kil¨®metros por hora en los accesos de Barcelona.
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