Un Otelo que se moja
Otelo deja varias preguntas al aire a las que Shakespeare no responde de manera clara; por de pronto, unas cuantas que ata?en a la relaci¨®n entre Otelo y Desd¨¦mona: ?llega a consumarse el matrimonio entre ambos? Shakespeare sugiere que Otelo se resiste a ello, aunque Desd¨¦mona se muestra m¨¢s que dispuesta -pide, por ejemplo, acompa?ar a su marido a Chipre-; ?por qu¨¦, entonces, el moro se ha casado con ella? Seg¨²n Harold Bloom, las insinuaciones de Yago sobre la supuesta relaci¨®n de Desd¨¦mona con Cassio no tendr¨ªan efecto si Otelo supiera que ella era virgen. No lo sabe y eso le hace tan vulnerable al monstruo de los celos. ?Ser¨¢ Otelo impotente?, ?homosexual?
El director art¨ªstico de la Schaub¨¹hne am Lehniner Platz de Berl¨ªn, Thomas Ostermeier (1968), se moja respondiendo a todas estas cuestiones de entrada con un sugerente pr¨®logo musical y videogr¨¢fico sin palabras, lo mejor del montaje, en el que Desd¨¦mona unta, entre temerosa y deseosa, el cuerpo desnudo de Otelo de lodo negro para despu¨¦s acabar ambos bajo las s¨¢banas del lecho conyugal que el resto de los int¨¦rpretes les preparan. El problema de la sexualidad de Otelo queda as¨ª zanjado.
OTHELLO
De Shakespeare. Direcci¨®n: Thomas Ostermeier. Con Thomas Bading, Niels Bormann, Ulrich Hoppe, E. Marggraf, Eva Meckbach, Teatre Lliure (Montju?c). Barcelona, 21 de diciembre.
El silencio de Yago
M¨¢s preguntas: ?son suficientes las razones que Yago expone a Roderigo -el hecho de haber sido relegado por Cassio en su promoci¨®n a lugarteniente- para tramar semejante venganza? ?No son los motivos de su maldad un tanto vagos? El final del montaje, que acaba con la ¨²ltima intervenci¨®n de Yago -"no me pregunt¨¦is nada; sab¨¦is lo que sab¨¦is; no dir¨¦ una sola palabra m¨¢s"-, parece responder tambi¨¦n a eso situando a Yago cerca de Hamlet y de su silencio final. Yago vendr¨ªa a ser la prolongaci¨®n nihilista de Hamlet en s¨¢dico, o el villano perfecto.
Entre el pr¨®logo inicial y el prematuro final, el montaje de Ostermeier discurre sin m¨¢s sorpresas ni hallazgos para el espectador, m¨¢s all¨¢ de resolver eficazmente el desarrollo de la trama con escenas muy logradas, como es la brutal persecuci¨®n y muerte de la inocente Desd¨¦mona, que encoge el coraz¨®n; con simp¨¢ticas soluciones esc¨¦nicas, como son las olas que azotan la costa de Chipre -en realidad, baldes de agua-, y con int¨¦rpretes estupendos y muy cre¨ªbles todos.
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