La crisis y el Rey
Don Juan Carlos apela a los ciudadanos para "abordar juntos las reformas necesarias"
La crisis econ¨®mica parece destinada a figurar m¨¢s tiempo del deseado en el cat¨¢logo de asuntos y preocupaciones del Rey en sus mensajes navide?os. Lo fue ya en el mensaje de 2008, a causa de los efectos fulminantes que el terremoto financiero originado en Wall Street produjo en la econom¨ªa dom¨¦stica de las familias espa?olas; volvi¨® a atraer la atenci¨®n del jefe del Estado en el del a?o siguiente, y este a?o que acaba se ha convertido en el tema casi monogr¨¢fico de su mensaje.
Que la crisis y sus dolorosos efectos sociales preocupan a don Juan Carlos lo demuestra el hecho de que dos tercios de su alocuci¨®n navide?a se ocupen del tema. Pero su reflexi¨®n no se queda en reconocer la realidad de una amarga situaci¨®n "m¨¢s larga e intensa de lo esperado", sino que, adem¨¢s de insuflar confianza en los espa?oles sobre sus capacidades para superarla, remarca, en la misma l¨ªnea que el Gobierno de Zapatero, la necesidad de "abordar juntos las reformas necesarias, cumpliendo adem¨¢s nuestros compromisos en materia presupuestaria y de d¨¦ficit". Todo ello, despu¨¦s de admitir que la crisis "ha puesto de manifiesto desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver juntos con eficacia y prontitud".
No deja don Juan Carlos de recordar de manera pormenorizada a las v¨ªctimas de la crisis, especialmente a los que han engrosado las filas del paro y a los j¨®venes en busca frustrada de un primer empleo. Pero tambi¨¦n lo hace con todos aquellos que siguen haciendo esfuerzos y sacrificios para superar la cr¨ªtica situaci¨®n: trabajadores asalariados, aut¨®nomos, profesionales, empresarios, pensionistas y funcionarios.
Ninguna apelaci¨®n expresa a las fuerzas pol¨ªticas figura en el mensaje del Rey, como la que hizo el a?o pasado pidi¨¦ndoles "aplicar mucho sentido de Estado, tanto a la hora de gobernar, como de ejercer la oposici¨®n". Incluso se atrevi¨® entonces a solicitarles de manera expl¨ªcita "sellar un gran acuerdo en materia de educaci¨®n", en consonancia con el valor que le otorgan en sus discursos p¨²blicos, como pieza maestra de un modelo productivo competitivo y elemento imprescindible para superar la crisis. Su apelaci¨®n no ha tenido ning¨²n eco. El Rey parece confiar m¨¢s en estos momentos en el conjunto de los ciudadanos, que en los partidos pol¨ªticos, a los que hace una gen¨¦rica invitaci¨®n a que conjuguen voluntades y a que piensen en el inter¨¦s general. Encuentra el jefe del Estado hueco en su mensaje para se?alar, como todos los a?os por estas fechas, que Espa?a es una gran naci¨®n, "orgullosa de su pluralidad y diversidad". Tambi¨¦n para insistir en la voluntad de acabar con el terrorismo y la solidaridad que merecen sus v¨ªctimas. No olvida se?alar las enormes alegr¨ªas que 2010 ha dado al deporte espa?ol. Y recuerda con claridad que sigue y seguir¨¢ cumpliendo sus funciones constitucionales al servicio de Espa?a. "Es mi deber y mi pasi¨®n", afirma.
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