Agua de anticuario para gourmets
Una empresa envasa para consumo l¨ªquido extra¨ªdo a 3.000 metros de profundidad
Agua de anticuario. La firma Cabreiro¨¢, con sede en el municipio ourensano de Ver¨ªn, ha puesto en el mercado un agua extra¨ªda del m¨¢s oscuro silencio de la tierra. Agua magm¨¢tica que ha estado durmiendo durante siglos a 3.000 metros de profundidad, en donde ha alcanzado los 100 grados cent¨ªgrados de temperatura y se ha mezclado con el carb¨®nico que filtra el magma terrestre a trav¨¦s de la falla de Regua, en Ver¨ªn.
Agua incolora, inodora, ins¨ªpida, pero carbonizada por el propio magma, lo que la hace especial. "No es agua con gas ni sin gas", establecen la contradicci¨®n los representantes de la empresa explicando el proceso del carb¨®nico natural, esas "finas burbujas" del gas y las enormes presiones que la empujan hacia la superficie en donde sale ya levemente gaseada. Un proceso que se remonta al origen del universo "cuando la corteza terrestre se enfri¨® y captur¨® en su interior el magma incandescente", explican los representantes de la empresa la tremenda cualidad "natural" de su producto.
En el subsuelo alcanza los 100 grados y se mezcla con el carb¨®nico
Ni tiene gas ni deja de tenerlo. "Es un agua de aguja", afirma Cabreiro¨¢
Las botellas son las primeras del mundo hechas de aluminio opaco
Cocineros de prestigio le han dado el visto bueno para la alta gastronom¨ªa
El macizo gran¨ªtico de Ver¨ªn la ha protegido durante su sue?o de siglos de la oxidaci¨®n que le provocar¨ªa su exposici¨®n a la luz. La firma, que pertenece a Manatiales de Galicia -grupo participado al 100% por Hijos de Rivera-, ha puesto en el mercado el mes pasado la primera botella de agua de aluminio opaco del mundo. Una decisi¨®n tan comercial como po¨¦tica: la opacidad protege al magma de cualquier interacci¨®n con la luz pero, adem¨¢s, ofrece al consumidor el privilegio de ser ¨¦l mismo quien, al destapar el envase, le de al agua la oportunidad de despertarla del sue?o de su oscuridad centenaria y llev¨¢rsela virgen a la boca. Porque tan especial l¨ªquido elemento ha hecho el viaje del abismo del manantial de Ver¨ªn a la botella de aluminio en la m¨¢s estricta oscuridad.
Consumado el rito de la apertura de la botella met¨¢lica, uno puede distinguir las fina burbujas del carb¨®nico natural del gas, pese a tratarse de un agua sin gas. El conflicto de esta contradicci¨®n en t¨¦rminos lo resuelven en Cabreiro¨¢ explicando que, pese a la apreciaci¨®n visual de las burbujas, ¨¦stas no se perciben al catarla en boca. "Es un agua de aguja", resuelven para despejar la inc¨®gnita.
Los empresarios han hecho de esta marca, Magma de Cabreiro¨¢, un art¨ªculo de lujo. Sostienen que ese gaseado natural, no a?adido, y sus cualidades organol¨¦pticas, la hacen especialmente apta para combinarla con la alta gastronom¨ªa as¨ª como para convertirla en ingrediente importante en los c¨®cteles premium.
El secreto de la esencia de un agua tan especial que sin embargo s¨®lo sabe a agua reside "en la equilibrada combinaci¨®n de gas natural y bicarbonato" con la que se encuentra el paladar aunque "cuando se prueba apenas se nota su presencia", explica la empresa. Agua de anticuario. Agua magm¨¢tica bicentenaria para sibaritas de la restauraci¨®n a un precio de tres o cuatro euros la botella de medio litro.
La apuesta empresarial por este agua parte de una experiencia gastron¨®mica. La firma gallega se ali¨® con cuatro cocineros de prestigio -Pedro Larumbe, Sarah Stohart, Xos¨¦ Torres Cannas y Pepe Vieira- para determinar si las cualidades del producto tan singular de este manantial la hac¨ªan apta para la alta gastronom¨ªa. Y los restauradores lo tuvieron claro.
Un siglo despu¨¦s de la creaci¨®n de la empresa -lo cumpli¨® en 2006- y en pleno apogeo de la crisis econ¨®mica internacional, Cabreiro¨¢ se lanza al sibaritismo. Mientras, el acu¨ªfero sigue aliment¨¢ndose de la lluvia en uno de los entornos naturales que pasa por ser de los mejor conservados de Galicia.
Cuando las gotas de lluvia tocan el suelo, inician un proceso que durar¨¢ m¨¢s de doscientos a?os. Dos siglos para caer por las grietas del macizo gran¨ªtico de Ver¨ªn, para filtrarse por todas sus capas y para acostarse despu¨¦s y dormir un sue?o de siglos hasta que un consumidor de alto nivel la despierte en la mesa de un restaurante de lujo y la lleve a la boca para comprobar que la oscuridad dormida de esta agua singular sabe realmente a agua -ni con gas ni sin gas-, dotada de una aguja pr¨¢cticamente imperceptible al paladar.
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