?Y ahora qu¨¦?
En este tr¨¢nsito de un a?o aciago a otro hay como una impresi¨®n general de que se acab¨® lo que se daba, como si alguna vez se hubiera dado algo a cambio de nada, lo que sea: dinero, expectativas, autoestima o esa confortable paz interior que lleva a los millonarios de post¨ªn a la filantrop¨ªa, no todo de lo que disponen, claro, porque entonces ya no estar¨ªan en condiciones de presumir de solidarios. Y hay tambi¨¦n esa especie de caos conceptual seg¨²n el cual ya no se sabr¨ªa quien manda aqu¨ª realmente, si los at¨®nitos Gobiernos o los feroces mercados, en una nueva versi¨®n de caperucita y el lobo. Lo que se puede hacer no es mucho, ya que una de cuatro personas en edad de trabajar est¨¢ en paro y casi sin prestaciones. As¨ª que el ejemplo a seguir no es del prejubilado, que contempl¨¦ el d¨ªa de Navidad, que aprovecha la distracci¨®n del empleado de una de esas fruter¨ªas de chinos o paquistan¨ªes para birlar un par de pl¨¢tanos y una manzana. No. El ejemplo a seguir es ninguno, lo que complica las cosas de manera notable a la hora de saber c¨®mo comportarse en una situaci¨®n de esta clase, aparte de recurrir a C¨¢ritas o lanzarse desde los altillos de un Parlamento hasta las butacas del hemiciclo gritando que han dejado sin pan a tus hijos, lo que no parece que sea ninguna broma, aunque haya sucedido, por ahora, en Ruman¨ªa.
Y no parece que la situaci¨®n valenciana vaya a mejorar hasta el punto de dejar de ser algo m¨¢s que inquietante, con un Consell pr¨¢cticamente en quiebra t¨¦cnica y con todos los indicadores m¨¢s helados que los rieles del AVE a su salida de Madrid. Es posible que Rodr¨ªguez Zapatero no haya sido el l¨ªder que todos esper¨¢bamos, pero lo que es seguro es que ni Zaplana ni Camps han hecho nada de lo que se esperaba de ellos, salvo que se esperase lo que efectivamente han llegado a hacer, el desastre en la gesti¨®n y la corrupci¨®n en los modos y de todas las maneras posibles. As¨ª las cosas, y con los socialistas como quien dice en desbandada, no debe extra?ar que el personal no sepa a qu¨¦ carta quedarse, si es que todav¨ªa quedan barajas, y que se haga una idea de los pol¨ªticos y de la pol¨ªtica que no por pesimista o aburrimiento deja de tener inflexiones de acierto.
Dicho de otro modo, hace bastantes a?os que no se recordaba con tanta intensidad que el a?o pr¨®ximo bien puede ser todav¨ªa m¨¢s abrumador, ya que cunde la sospecha, cuando no la certeza, de que tanto socialistas como populares carecen de los recursos, la imaginaci¨®n y la eficacia para sacarnos del entuerto en que nos metieron y del que todav¨ªa no se vislumbra ni a larga distancia una soluci¨®n que no atente todav¨ªa m¨¢s contra los derechos y necesidades del ciudadano. Cunde el des¨¢nimo, cuando no la amargura sin tapujos, junto a esa insidiosa y persistente inquietud que lleva a tantos padres a preguntarse con angustia qu¨¦ va a ser de sus hijos, lo que supone la corrosi¨®n continua de los fundamentos de la democracia.
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