Bajo la madriguera de la dictadura
Renacen las historias de 'topos' con la reedici¨®n del libro de Manu Leguineche y Jes¨²s Torbado y la biograf¨ªa sobre el alcalde oculto que impact¨® a Arthur Miller
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Manu Leguineche y Jes¨²s Torbado escarbaron durante siete a?os en la posguerra espa?ola para desenterrar fantasmas. Afloraban en cualquier esquina. Conocidos de conocidos les pon¨ªan sobre la pista y, en cuanto pod¨ªan, se echaban a la carretera para escucharles. Los fantasmas relataban historias sobre la ilimitada resistencia humana.
Los fantasmas eran hombres atemorizados que se hab¨ªan encerrado en vida para burlar las represalias de los ganadores de la guerra. Torbado y Leguineche les llamaron topos y contaron sus vivencias en un libro con igual t¨ªtulo, Los topos, que se convirti¨® en un ¨¦xito de ventas en 1977 tras la muerte de Franco, se tradujo a una decena de idiomas y fue reeditado en 1999 por El Pa¨ªs Aguilar. Ahora es la editorial Capit¨¢n Swing la que recupera la obra que husme¨® en aquella sorprendente madriguera. "Est¨¢ pensada para una generaci¨®n nueva que no conoci¨® aquello ni ten¨ªa idea de que hab¨ªa ocurrido", se?ala Jes¨²s Torbado.
Hombres de todo pelaje malvivieron agazapados a?os en sitios inveros¨ªmiles
El ¨²ltimo sali¨® en 1977 en Cercedilla y lo saludaron con amenazas de muerte
"Estos zapatos me est¨¢n matando", se quej¨® Cort¨¦s tras su liberaci¨®n en Mijas
El segoviano De Lucas pas¨® 34 a?os sin ponerse en pie en su habit¨¢culo
Lo que hab¨ªa ocurrido era que hombres de todo pelaje y ocupaci¨®n se hab¨ªan agazapado en lugares inveros¨ªmiles durante a?os. Leguineche y Torbado entrevistaron a alcaldes, furtivos, abogados y milicianos. "Algunos se hab¨ªan significado mucho y en otros casos fue el destino, que les pill¨® en el lado equivocado, pero podr¨ªan haber salido mucho antes", revive uno de los autores. Una amnist¨ªa, en 1969, favoreci¨® la cascada de liberaciones. Tranquilizados jur¨ªdicamente, se presentaban a¨²n con el miedo en el cuerpo ante los cuarteles de la Guardia Civil para informar de que segu¨ªan vivos tras pasar durante d¨¦cadas por muertos.
Protasio Montalvo se extralimit¨® y permaneci¨® oculto tras la muerte del dictador. Fue el ¨²ltimo topo en salir, en 1977. Cuentan Leguineche y Torbado que prolong¨® la reclusi¨®n condicionado por su hijo, que fantaseaba con organizarle una bienvenida con Felipe Gonz¨¢lez y que ped¨ªa dinero por las entrevistas de su padre. Un anticipo del comercio que se impondr¨ªa en el futuro. "Si llega a ser ahora se hacen de oro con la ferocidad de sus historias", ironiza Torbado.
Montalvo hab¨ªa sido alcalde republicano de Cercedilla, una encrucijada entre frentes que sufri¨® asesinatos en la trastienda. El alcalde topo asegura que ¨¦l trat¨® de evitarlos, pero lo cierto es que su salida a la luz fue recibida con pintadas en el pueblo que le llamaban asesino y amenazas de muerte. Su escondrijo fue c¨®modo: la casa de la familia, por la que se mov¨ªa con tranquilidad absoluta. ?l se ocupaba de cocinar, limpiar y cuidar a sus hijos cuando enfermaban, mientras su mujer sal¨ªa a vender chucher¨ªas a los turistas.
Otros sobrevivieron peor: en desvanes, hoyos, s¨®tanos, despensas, pocilgas. Eulogio de Vega, alcalde de Rueda (Valladolid), se escondi¨® 40 d¨ªas en un maizal y finalmente se instal¨® en su casa. Juan Jim¨¦nez S¨¢nchez, El Cazallero, el ¨²ltimo maquis de la sierra malague?a, acab¨® ocult¨¢ndose en el hueco de un poyete en la casa de su novia. "Cuando un hombre est¨¢ escondido y lo vigilan, siente miedo", reconoc¨ªa a este peri¨®dico en 1977, "los escondidos est¨¢bamos pendientes de la debilidad que pudiera tener la persona que nos ocultaba. A m¨ª me salv¨® mi novia, a la que un capit¨¢n ofreci¨® un mill¨®n de pesetas y ponerla en cualquier pa¨ªs del mundo si me vend¨ªa".
Manuel Cort¨¦s, alcalde socialista de Mijas en 1936, pas¨® 18 a?os, en zapatillas, sin salir de su cuarto. Su experiencia, relatada por Ronald Fraser en el libro Escondido (In Hiding) en 1972, impresion¨® al dramaturgo Arthur Miller, que escribi¨® en The New York Times: "En la monta?a de libros sobre la guerra no puede haber otro tan breve pero tan completo, tan desnudo pero tan sutil, tan conmovedoramente humano como este". Casi 40 a?os despu¨¦s de su publicaci¨®n, In Hiding se ha reeditado de nuevo este oto?o en Reino Unido.
A los periodistas que inquirieron por sus primeras impresiones en libertad, Manuel Cort¨¦s les respondi¨®: "Estos zapatos me est¨¢n matando". Semejante autocontrol le hab¨ªa ayudado a ver la vida pasar sin ¨¦l desde la ventana de una habitaci¨®n durante casi dos d¨¦cadas. La ventana y la radio fueron sus muletas. Cort¨¦s afianz¨® su fe socialista y anot¨® cada acontecimiento biogr¨¢fico de sus vecinos. Cuando sali¨®, con 64 a?os, estaba al tanto de bodas, bautizos y funerales.
"La fuerza humana es incre¨ªble; nadie est¨¢ seguro de ello hasta que no lo siente. Nadie sabe de lo que somos capaces los humanos, nadie lo sabe", les dijo a los periodistas Saturnino de Lucas, un segoviano que pas¨® 34 a?os sin dar un paso ni ponerse en pie.
El habit¨¢culo que ocup¨® ese tiempo, acondicionado bajo el tejado de una casucha, med¨ªa 63 cent¨ªmetros en su parte m¨¢s alta, dos metros de ancho y cuatro de largo. Emparedado, agredido por temperaturas que le sacud¨ªan de los 45 grados del verano a los 25 bajo cero del invierno, Saturnino de Lucas sobrevivi¨® leyendo peri¨®dicos, escribiendo miles de cuartillas en una m¨¢quina York, escuchando la radio y sugestion¨¢ndose. "Ah¨ª viv¨ªa yo como si estuviera invernando".

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