Rouco llama a la reconquista
Movilizaci¨®n general del catolicismo espa?ol en contra del laicismo. Los propagandistas de la ACdP y la organizaci¨®n Hazte O¨ªr discrepan sobre la conveniencia de crear con urgencia un partido pol¨ªtico confesional
"Hoy, subsecretario; ma?ana, ministro", retaba a los suyos, con sorna, Fernando Mart¨ªn-S¨¢nchez Juli¨¢, el segundo presidente de la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas (ACdP). Sucedi¨® en el cargo al m¨ªtico cardenal ?ngel Herrera Oria y los dos caminan hacia los altares por iniciativa del cardenal de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco. Es el agradecimiento de la jerarqu¨ªa romana a dos l¨ªderes indiscutibles de la vanguardia del catolicismo espa?ol. Pero el reto del poder se ha ensombrecido. Lo que Rouco busca hoy son propagandistas inasequibles al desaliento, m¨¢s que subsecretarios y ministros, que siempre los ha tenido la Iglesia en abundancia cuando ha gobernado la derecha o en dictadura, e incluso ahora con la izquierda socialista.
El cardenal de Madrid busca propagandistas inasequibles al desaliento m¨¢s que subsecretarios y ministros
La ACdP reconoce que tambi¨¦n en su interior existen voces pidiendo la creaci¨®n de un partido pol¨ªtico propio
Espa?a, percibida anta?o como la "reserva espiritual de Occidente", es hoy "una vi?a devastada por los jabal¨ªes del laicismo", seg¨²n Benedicto XVI. Es, incluso, un "pa¨ªs de misi¨®n", en palabras de Rouco. Tierra de reconquista en suma, y, sobre todo, "un mal ejemplo" para Europa. El diagn¨®stico lo sostiene el Vaticano entero, informado por el cardenal Antonio Ca?izares, ex primado de Toledo y actual ministro del Papa para el Culto Divino. Por eso dijo Benedicto XVI en noviembre pasado, a punto de tomar tierra en el aeropuerto de Santiago de Compostela, que ven¨ªa a un pa¨ªs maltratado por un "laicismo agresivo". La consigna de la jerarqu¨ªa es que urge una movilizaci¨®n general. La ocasi¨®n, hoy mismo, es la multitudinaria jornada europea por la familia que desde hace tres a?os convoca Rouco en Madrid por Navidad. Se celebra este domingo en la plaza de Col¨®n y cuenta con una intervenci¨®n especial del Papa v¨ªa sat¨¦lite.
La cuesti¨®n es c¨®mo organizar la reconquista. ?Procede crear un partido cat¨®lico, como urgen algunos sectores con ganas de reabrir un debate que cerr¨® el cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n tras la muerte del dictador Francisco Franco? ?Bastar¨ªa con practicar entrismo en los partidos actuales, como hasta ahora?
En casi todos los Gabinetes ministeriales ha habido en el ¨²ltimo siglo cuatro o cinco ministros de la ACdP, fuese con Romanones, con el general Primo de Rivera, en la II Rep¨²blica, con el caudillo Franco o con Adolfo Su¨¢rez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Los nombres saltan a la vista: desde Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles hasta Alberto Mart¨ªn-Artajo y Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez; de Federico Silva Mu?oz y Fernando Castiella a Marcelino Oreja o Alfonso Osorio. Este ¨²ltimo fue un poderoso vicepresidente del Gobierno con Su¨¢rez y lider¨® el sector democristiano mejor colocado para la formaci¨®n de un partido propio. Se llam¨® el Grupo T¨¢cito y sus propuestas desde las p¨¢ginas del diario Ya destacaron en la pol¨ªtica del momento. Pero el cardenal Taranc¨®n abort¨® la idea y los propagandistas aceptaron la orden. Tuvieron en cuenta una de las consignas de su primer presidente, el que llegar¨ªa a ser cardenal Herrera Oria: "La ACdP no es un partido pol¨ªtico ella misma, sino madre de partidos pol¨ªticos".
La experiencia, sin embargo, ha sido amarga. "Con Aznar tuvimos en el Gobierno muchos preclaros cat¨®licos, incluido el propio presidente. Pero se not¨® muy poco. Ni siquiera se derog¨® la ley del aborto", se lamenta Hazte O¨ªr. Esta organizaci¨®n no espera nada mejor de un hipot¨¦tico Gobierno presidido por Mariano Rajoy, tambi¨¦n confeso cat¨®lico. El propio Rouco alz¨® la voz con ese lamento cuando Aznar dej¨® clara la posici¨®n al principio de su mandato, en 1996. "Aparecer muy cercano a los obispos quita votos", confes¨® el presidente.
Que HazteOir.org quiere un partido cat¨®lico es un secreto a voces, expresado sin tapujos al propio Rouco. Pero la ACdP no est¨¢ por la labor. Y ante la jerarqu¨ªa, los propagandistas son la vanguardia a tener en cuenta, pese a que suman apenas 308 socios activos, 175 socios cooperadores y 111 aspirantes. Esta es la tesis de su presidente desde hace cuatro a?os, el letrado del Consejo de Estado en excedencia Alfredo Dagnino: "Resulta imperiosamente necesaria la presencia de los cat¨®licos en la pol¨ªtica, pero la prioridad de acci¨®n no es la de un partido. Hacen falta cat¨®licos en las plataformas civiles y tambi¨¦n en los partidos actuales, pero cat¨®licos que vivan esta misi¨®n como una aut¨¦ntica vocaci¨®n y con compromiso moral".
M¨¢s contundente es Jos¨¦ Francisco Serrano Oceja, decano de la Facultad de Humanidades San Pablo-CEU y director del Congreso Cat¨®licos y Vida P¨²blica, una de las exhibiciones anuales de presencia medi¨¢tica de la ACdP. Dice: "Pensar en un partido cat¨®lico es una tentaci¨®n de nostalgia. La inversi¨®n de futuro es que los propagandistas desarrollemos nuestra vocaci¨®n de vida p¨²blica en los partidos. Pero la prioridad no es la pol¨ªtica, sino lo prepol¨ªtico. Es decir, trabajar para crear grupos de acci¨®n y de pensamiento dedicados al an¨¢lisis de las causas que han llevado a la desvertebraci¨®n social. Hay que encontrar procedimientos para generar una nueva ciudadan¨ªa capaz tanto de resistencia como de innovaci¨®n".
Pese a diferir sobre los mecanismos de actuaci¨®n, propagandistas y dirigentes de Hazte O¨ªr comparten la misma visi¨®n sobre los achaques del catolicismo en Espa?a. Se sienten marginados, incluso maltratados, y ven pol¨ªticas activas anticlericales (incluso antirreligiosas) y leyes de Estado "radicalmente inmorales". Su pesimismo es tan profundo como el de las jerarqu¨ªas, y ni siquiera rectifican ante el dato de que siete de cada 10 euros manejados por la Iglesia romana en Espa?a -la suma total supera los 6.000 millones- proceden de Hacienda o de subvenciones p¨²blicas. Tampoco liberan de culpa al Gobierno socialista pese a haber incrementado este un 34% la contribuci¨®n del Estado para financiar a los obispos mediante la casilla del IRPF de cada donante cat¨®lico.
Alfredo Dagnino llega a calificar la situaci¨®n de "emergencia nacional". Esta es su queja: "El laicismo actual no es el viejo anticlericalismo decimon¨®nico. No. Se trata m¨¢s bien de una voluntad deliberada de prescindir de Dios en la visi¨®n que el hombre tiene de s¨ª mismo y del origen y del t¨¦rmino de su existencia. Hoy, el laicismo ideol¨®gico comporta un modo de pensar y de vivir en el que la referencia a Dios es considerada como una deficiencia en la madurez intelectual y en el pleno ejercicio de la libertad".
?C¨®mo romper esa tendencia? Frente a los radicales que pretenden iniciar la reconquista desde el Valle de los Ca¨ªdos, donde reposa el nacionalcatolicismo franquista, urgiendo la creaci¨®n de un partido cat¨®lico, los dirigentes de la ACdP reivindican la vigencia de las tesis de Herrera Oria: "Formar hombres para la vida p¨²blica y crear instituciones sociales influyentes y de largo recorrido". Pero reconocen que tambi¨¦n en su interior existen voces pidiendo la creaci¨®n de un partido propio.
"Nuestro problema es que hemos dilapidado la herencia que nos dej¨® don ?ngel Herrera. ?l se caracteriz¨® por una valent¨ªa sin igual, que nac¨ªa de la confianza en Dios y de la seguridad de un catolicismo hispano que se hab¨ªa caracterizado por ser fecundo culturalmente. Sus santos m¨¢s le¨ªdos fueron Ignacio de Loyola, Teresa de Jes¨²s y Juan de ?vila, e hizo del catolicismo espa?ol un catolicismo moderno. Si la ACdP quiere ser eficaz dentro de la Iglesia, debe contribuir a rehacer ese catolicismo moderno", afirma Serrano Oceja.
Abogado del Estado con apenas 22 a?os y vocaci¨®n sacerdotal muy tard¨ªa, el santanderino Herrera Oria fue el cat¨®lico m¨¢s influyente del siglo pasado y tuvo clara la estrategia a seguir desde la presidencia de la ACdP. Hab¨ªa que buscar a los mejores y formarlos para dominar lo que llam¨® "las dos grandes fortalezas enemigas: la ense?anza y la prensa". ?l mismo se puso a la tarea con gran eficacia. Con dinero de cat¨®licos vascos due?os ya de un gran peri¨®dico en Bilbao -La Gaceta del Norte, ya desaparecida-, se hizo con el diario El Debate en Madrid, cre¨® una cadena de medios en provincias, fund¨® la Editorial Cat¨®lica y la Biblioteca de Autores Cristianos, puso en marcha la primera escuela de periodismo en Espa?a e impuls¨® organizaciones para atraer a obreros, a estudiantes y a todo tipo de ¨¦lites. En suma, hizo para el sector cat¨®lico lo que en el campo liberal hab¨ªa impulsado unos a?os antes el pedagogo Francisco Giner de los R¨ªos con la Instituci¨®n Libre de Ense?anza (ILE).
La obra de Herrera Oria, cuya causa de beatificaci¨®n acaba de remitir el cardenal Rouco a Roma con la esperanza de que Benedicto XVI la tramite con cari?o, se resume ahora en la propiedad de 22 centros educativos de diversos niveles y con decenas de miles de alumnos. La Fundaci¨®n Universitaria San Pablo-CEU es la cabeza visible de todo ese imperio. Pero la ACdP ha perdido presencia en la "fortaleza" de la prensa. Con la desaparici¨®n de la cadena de medios en provincias y el cierre del Ya en Madrid y de la agencia de noticias Logos, el catolicismo oficial est¨¢ recluido en lo que el obispo de Sig¨¹enza-Guadalajara, Jos¨¦ S¨¢nchez, llama "el jard¨ªn de los domingos". Se refiere a las hojas parroquiales o boletines diocesanos que se reparten a los fieles en las misas. Esa p¨¦rdida es percibida como "un cataclismo muy grande", en palabras de Dagnino.
Pese a todo, los obispos cuentan con una cadena de radio, la Cope; con una televisi¨®n, Popular Televisi¨®n; con Radio Mar¨ªa, y con dos docenas de revistas que editan las congregaciones religiosas, con mucho prestigio pero poca difusi¨®n. As¨ª que "la asignatura pendiente de los propagandistas es la comunicaci¨®n", advierte Serrano Oceja. "As¨ª como hemos superado la asignatura de la educaci¨®n, nos falta la de la comunicaci¨®n como apuesta por la creaci¨®n de un grupo no amateur, que tenga relevancia social y desde donde proponer un proyecto cat¨®lico para la regeneraci¨®n del tejido social. Esa apuesta no debe circunscribirse a la informaci¨®n religiosa, sino que debe salir del huerto del domingo y tener algo que decir todos los d¨ªas de la semana", a?ade.
?C¨®mo reconstruir esa presencia p¨²blica? "No es f¨¢cil hacer un medio de comunicaci¨®n sostenible", admite Dagnino. Los propagandistas no renuncian a nada, pero mientras logran medios propios, se conforman con tener hombres en los medios ajenos. La ACdP los forma en sus tres facultades de Ciencias de la Informaci¨®n de Madrid, Valencia y Barcelona.
Un reformador contra la rutina
Frente a los nuevos movimientos -Opus Dei, Kikos, Legionarios de Cristo, Comuni¨®n y Liberaci¨®n...- que presumen de decenas de miles de seguidores, la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas hace gala de contar con menos de medio millar de socios, entre activos y aspirantes. Su estrategia es la conquista de las cumbres mediante un mecanismo elitista ideado en 1909 por su fundador, el jesuita ?ngel Ayala. Entonces salieron con el nombre de Asociaci¨®n Cat¨®lica Nacional de J¨®venes Propagandistas (ACNJP). Entre los primeros elegidos -17, para empezar- destac¨® pronto un abogado del Estado de 22 a?os: el santanderino ?ngel Herrera Oria. Pose¨ªa las cualidades que Ayala consideraba esenciales para su milicia de vanguardia: buen orador, devoto, poseedor de capacidad organizativa y firme en sus convicciones, pero con una buena dosis de pragmatismo. Un ejemplo de la eficacia de Herrera fue la direcci¨®n del diario El Debate: en apenas un a?o, un medio con apenas 4.000 ejemplares triplic¨® la tirada y se convirti¨® en la voz m¨¢s influyente del catolicismo y en el segundo peri¨®dico de Madrid. Pero Herrera Oria fue un verso suelto entre las ¨¦lites cat¨®licas, mucho m¨¢s radicalizadas. Tras d¨¦cadas de ¨¦xitos, en 1931 se present¨® para diputado por Madrid. No sali¨® elegido. No fue una decepci¨®n, sino el punto de partida para seguir una vocaci¨®n sacerdotal que hab¨ªa refrenado para dedicarse a los propagandistas. Tambi¨¦n le apart¨® de la vida p¨²blica la intuici¨®n de que en 1936 Espa?a se ve¨ªa abocada a la guerra civil. Aquella sensaci¨®n de fracaso le condujo ese mismo a?o a un seminario en Friburgo (Suiza), de donde volvi¨® convertido en sacerdote en 1943. Iba a ejercer en Santander entre 1943 y 1947. Finalmente, Franco lo acept¨® como obispo de M¨¢laga. Nunca se llevaron bien, aunque se guardaron respeto. Tampoco M¨¢laga lo acogi¨® con entusiasmo, quiz¨¢ porque el futuro cardenal (creado por Pablo VI en 1965) acud¨ªa con frecuencia a Madrid para seguir la marcha de sus viejas fundaciones. Tampoco tuvo muchos partidarios en la Conferencia Episcopal. Muri¨® en 1968. Sus detractores de fuera de la Iglesia, a los que hab¨ªa mortificado cuando era un joven periodista, le devolvieron la pedrada invent¨¢ndole un epitafio para su tumba: "Aqu¨ª yace el cardenal que hizo el bien e hizo el mal. El mal lo hizo bien, y el bien lo hizo mal". Bromas al margen, la desgracia de los cardenales Rouco y Ca?izares es que no tienen ahora entre sus ¨¦lites a un hombre que les levante un imperio como el que Herrera Oria produjo en apenas dos d¨¦cadas.
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