Especie sobrevalorada
No alcanzo a comprender por qu¨¦ el t¨¦rmino Humanidad tiene tan buena reputaci¨®n entre quienes forman parte de ella (o sea, entre todos nosotros). De hecho, sabemos que el ser humano es la ¨²nica criatura de la Creaci¨®n capaz de aniquilar a otros seres humanos por razones religiosas, ideol¨®gicas o ¨¦tnicas; por mera rivalidad entre vecinos, o por intereses ego¨ªstas y bastardos de lo m¨¢s variado. Y no solo mata, tambi¨¦n enga?a, tortura, destruye el medio ambiente, abandona s¨²bitamente su puesto de trabajo en un aeropuerto y se corrompe. La Humanidad ha sido, y es, una aut¨¦ntica cat¨¢strofe para el Planeta, y sin embargo, de manera sorprendente, suele hablarse de ella con una cierta reverencia ancestral digna de mejor causa; como si estuvi¨¦ramos ante el evento que mejor encarna la c¨²spide de la civilizaci¨®n, el eslab¨®n superior en la evoluci¨®n de las especies. Cuesta creer que as¨ª sea, pero as¨ª es.
Por eso ahora, cuando todo el mundo protesta por ese pozo negro sin fondo al que nos han empujado financieros, promotores inmobiliarios, ayuntamientos irresponsables, agencias de rating y pol¨ªticos neoliberales de todo pelaje y condici¨®n, y se preguntan a s¨ª mismos c¨®mo es posible que pasara lo que pas¨®, la respuesta es bastante obvia. Basta con recordar que todos ellos pertenecen a la especie humana, y, por tanto, est¨¢n (estamos) perfectamente capacitados para perpetrar las m¨¢s retorcidas y sutiles villan¨ªas.
As¨ª pues no debi¨¦ramos equivocarnos; lo que explica que Berlusconi siga al frente del gobierno italiano, o que Garz¨®n sea juzgado tres veces por prevaricaci¨®n (mientras otros jueces se limitan tan solo a "interpretar" las leyes), o que muchas administraciones p¨²blicas en Espa?a hayan dilapidado nuestros impuestos en fastos y trapicheos varios, no es otra cosa que la Humanidad en su sentido m¨¢s genuino. Es la Humanidad la que tolera que los israelitas sigan construyendo sin descanso en los territorios ocupados, que las mujeres sean lapidadas en Ir¨¢n y que la ONU no sea m¨¢s que un mero elemento decorativo en la escena mundial. Es la Humanidad la que permite que la corrupci¨®n se extienda por doquier, la que avala la impunidad de los delincuentes de guante blanco y hace la vista gorda ante la existencia de los para¨ªsos fiscales. Es la Humanidad toda, en fin, la que sustenta este carcomido andamiaje social, econ¨®mico y pol¨ªtico en el que se ha convertido la sociedad global del siglo XXI. Ni el resto de los animales, ni las plantas, han tenido, que yo sepa, nada que ver con ello.
O sea que a m¨ª con la Humanidad me pasa lo que al estrafalario Dr. House: me parece que est¨¢ claramente sobrevalorada. Por eso nos va acostar tanto arreglar todo esto.
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