Contra el miedo que se extiende por Venezuela
El m¨¢s reciente giro autoritario del presidente Hugo Ch¨¢vez pretende instalar el pensamiento ¨²nico en las universidades venezolanas para someterlas a su voluntad. Los "trabajadores acad¨¦micos", como se llamar¨¢n a partir de ahora los profesores, tendr¨¢n la obligaci¨®n de "contribuir a la construcci¨®n del modelo productivo socialista".
Consciente de que su apoyo entre los venezolanos se debilita cada d¨ªa, y no satisfecho con haberse dotado de amplios poderes legislativos, de los que dispondr¨¢ durante 18 meses gracias a la Ley Habilitante reci¨¦n aprobada, el "comandante presidente" ha embestido contra ese espacio vital de autonom¨ªa, libertad, conocimiento y reflexi¨®n que son las universidades. Junto a la nueva Ley de Educaci¨®n Universitaria, aprobada hace unas semanas, fueron aprobadas otras 10 leyes m¨¢s en nueve d¨ªas, dirigidas a hacer realidad el programa comunista de Ch¨¢vez, entre ellas una nueva regulaci¨®n de Internet en la que se dicta que no se podr¨¢n difundir por la Red ciertos "contenidos prohibidos". Por ejemplo, algo tan impreciso como todo aquello que "fomente zozobra en la ciudadan¨ªa o altere el orden p¨²blico".
Socialismo o muerte: esas son las opciones que Ch¨¢vez ofrece a los ciudadanos
Con estas y otras leyes, el Gobierno sigue apuntalando el dogma que desde hace a?os impregna todo el pa¨ªs, su ¨²nica visi¨®n "leg¨ªtima", la misma que se ve en las pantallas de bienvenida en el aeropuerto, en los cientos de horas de emisi¨®n de la televisi¨®n oficial, o en las entradas de los cuarteles de las fuerzas armadas: "Patria, socialismo o muerte. ?Venceremos!". Socialismo o muerte: esas son las opciones que Ch¨¢vez ofrece a los ciudadanos venezolanos.
Esta fiebre legislativa, justo antes de que se constituya hoy la nueva Asamblea Nacional, en la que el chavismo perder¨¢ su aplastante mayor¨ªa absoluta, es una nueva arremetida de su personal "revoluci¨®n bolivariana", que ha dividido el pa¨ªs en dos: los oficialistas, m¨¢s o menos un 25% de la poblaci¨®n, con mayor presencia en las zonas rurales, y los opositores, otro 25%, sobre todo presentes en las ciudades.Ch¨¢vez se presenta como un agitador uniformado, que con frecuencia recuerda que su revoluci¨®n es pac¨ªfica pero armada, salvador de los pobres, en l¨ªnea con los populismos latinoamericanos del siglo pasado. El hospedaje de unas cuantas familias venezolanas afectadas por las recientes lluvias en el Palacio de Miraflores, unas bromas con el Rey de Espa?a a cuenta de la reconciliaci¨®n por el "por qu¨¦ no te callas", podr¨ªan hacerle pasar, para algunos observadores internacionales un tanto ingenuos, por no m¨¢s que un personaje ben¨¦volo y pintoresco. Que todav¨ªa pueda enga?ar a algunos es una demostraci¨®n del peligroso manipulador que es Ch¨¢vez.
Pero la verdad, la realidad que percibe cualquiera que ponga un pie en Venezuela, aunque sea apenas por unas cuantas horas, es la del miedo. Socialismo, muerte y miedo. Miedo a la inseguridad galopante, miedo a hablar, miedo a participar, miedo a exigir, miedo a disentir, miedo al futuro y miedo tambi¨¦n al pasado como reacci¨®n al r¨¦gimen populista que ahora sufrimos.
Pero este estado de cosas ha comenzado a cambiar. El n¨²mero de venezolanos que deseamos un cambio es cada vez mayor; los que no queremos un pa¨ªs dividido en dos, sino un gran pa¨ªs fuerte y unido. Los que reconocemos que en los ¨²ltimos 10 a?os Venezuela ha avanzado en la lucha contra la pobreza y la devoluci¨®n de la dignidad a nuestro pueblo, creemos tambi¨¦n que esos avances son compatibles con la democracia, con la seguridad ciudadana, el uso eficiente de la riqueza petrolera, la lucha contra la impunidad y la corrupci¨®n, la separaci¨®n de poderes y las libertades pol¨ªticas. En esto hemos retrocedido sustancialmente. Esa mayor¨ªa silenciosa, ese otro 50%, no est¨¢ formado por "ultraconservadores defensores del imperialismo gringo", como algunos pretenden con un falso manique¨ªsmo. Esa mayor¨ªa, con la que me siento identificado y comprometido, es como el pa¨ªs que yo imagino y que vislumbro en un futuro muy pr¨®ximo: un pa¨ªs alegre, seguro, optimista, tolerante, progresista, promotor de la igualdad y de los derechos sociales, con un Estado que no amedrenta sino que ayuda. Una Venezuela que no puede ser ignorada, demasiado valiente para ser silenciada.
Ahora le ha tocado el turno, de nuevo, a los j¨®venes. Ch¨¢vez quiere empobrecer el pa¨ªs para eternizarse en el poder. Basta recordar el pasado reciente, cuando cientos de miles de estudiantes salieron a las calles a levantar su voz contra el autoritarismo, para entender que no lo va a tener f¨¢cil. El que se hace llamar comandante presidente ha ido demasiado lejos en su particular huida hacia adelante. Cada vez somos m¨¢s los que no tenemos miedo.
Leopoldo L¨®pez es l¨ªder de la oposici¨®n venezolana y del movimiento Voluntad Popular.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.