El lenguaje de la basura
El insulto se ha instalado en la conversaci¨®n espa?ola y convertido en espect¨¢culo - La degradaci¨®n del trato es la consecuencia de un vocabulario cada vez m¨¢s desconsiderado con los otros
En la ¨²ltima escena de la pel¨ªcula La lengua de las mariposas, basada en el relato del mismo nombre de Manuel Rivas, un ni?o pugna con sus padres y otros vecinos en la b¨²squeda de insultos cada vez m¨¢s contundentes contra el maestro, un republicano que en el filme encarna Fernando Fern¨¢n-G¨®mez.
Al muchacho no le llegan los insultos que busca; el maestro al que ahora insultan y apedrean fue quien le ense?¨® a leer. Luego estall¨® la guerra y la poblaci¨®n se hizo del lado nacional y persigui¨® al maestro por rojo.
Entonces la vecindad le gritaba rojo, cabr¨®n, mientras los sublevados lo cargaban en los furgones terribles. Entonces el ni?o encontr¨® en su memoria dos palabras que grit¨® con todas sus fuerzas:
Para el cineasta Jos¨¦ Luis Cuerda "las palabras se han abaratado"
"El mal hablado suele ser mal pensado", dice el fil¨®sofo Lled¨®
Un acad¨¦mico cubano se qued¨® at¨®nito al ver una tertulia televisiva
El insulto es ya una instituci¨®n amparada por algunos medios
A Espert le preocupa que "hablar bien parezca de presuntuosos"
Mars¨¦ cree que en algunos programas se premia que el griter¨ªo sea mayor
-???Tilonorrinco!!! ???Espiditrompa!!!
?l no hab¨ªa aprendido insultos... En realidad tilonorrinco es un bicho raro que habita en Australia y espiditrompa es la lengua de las mariposas... Palabras del maestro.
Los insultos tienen su origen en el desd¨¦n o en el odio; como dice el fil¨®sofo Emilio Lled¨®, tienen por objeto "la descalificaci¨®n del otro, la anulaci¨®n del pr¨®jimo". Es una bofetada, un ninguneo. Y un chantaje.
Insultar es grave, pero la sociedad se est¨¢ acostumbrando. Acaso porque las palabras pesan menos, o, como dice Jos¨¦ Luis Cuerda, el director de aquella pel¨ªcula, "porque las palabras se han abaratado". La costumbre del insulto ha arraigado de tal manera que los insultos se televisan; en reality shows y otros programas de tertulias, mujeres y hombres, a veces con estudios, por ejemplo de periodismo, se descalifican entre s¨ª con insultos que emiten gritando. Son, descalificaciones, "intentos", como reitera Lled¨®, "de anular al otro, chantajes, por tanto".
Si eso fuera pedagog¨ªa, "y los medios son pedagog¨ªa", eso ser¨ªa lo que est¨¢ aprendiendo esta sociedad: que el insulto sale gratis. Juan Mars¨¦, premio Cervantes, dice que lo que se oye en esos programas "se dice para crear crispaci¨®n"; los moderadores, que est¨¢n ah¨ª para ejercer ese poder, "parecen recibir ¨®rdenes para hacer todo lo contrario", pues cuanto m¨¢s sube el volumen de la discrepancia m¨¢s audiencia parece registrarse...
"Si no hay pol¨¦mica", dice Mars¨¦, "no hay espect¨¢culo". Y es de lo que se trata: el insulto es el espect¨¢culo. Jos¨¦ Luis Cuerda reconoce que si lo que se dicen los pol¨ªticos entre s¨ª, en el Parlamento o en los m¨ªtines, se lo dijeran otros poderosos (los banqueros, por ejemplo), "estar¨ªamos en una guerra". Imaginemos, consideraba el cineasta, que el presidente del Santander se sube a una tribuna para afearle al presidente del BBVA c¨®mo est¨¢ gestionando su banco... "E imaginemos que termina as¨ª su parlamento: '??V¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez!!'. Pues en esos niveles estamos".
As¨ª que los medios, sobre todo los medios audiovisuales, est¨¢n tejiendo la madeja en la que se ha enredado la sociedad del insulto y del taco, "la sociedad del lenguaje basura", que dice Emilio Lled¨®. La conversaci¨®n se interrumpe, alguien da un manotazo en la mesa y grita "?Vamos al grano!". "El que grita m¨¢s se lleva el turno, y ese que grita ?vamos al grano! es apreciado porque es m¨¢s directo y m¨¢s sincero; cuanto menos elaborado es el lenguaje, m¨¢s aprecio parece tener lo que dice". Quien se?ala a los que gritan "?vamos al grano!" es otro fil¨®sofo, ahora ministro de Educaci¨®n, ?ngel Gabilondo. "Es el mundo al rev¨¦s: el que habla bien, correctamente, no tiene sitio; el m¨¢s descuidado, el que grita o insulta tiene una recepci¨®n m¨¢s considerada, como si aquel que cuida su expresi¨®n fuera sospechoso de falta de compromiso...".
Lled¨® dice que "el mal hablado suele ser el mal pensado, el que piensa mal"; pero el mal hablado tiene hoy mucho predicamento, en la vida y en los medios. ?lex Grijelmo, presidente de Efe, que ha escrito El Libro de Estilo de este peri¨®dico, y adem¨¢s un libro que se titula El estilo del periodista, considera que la impunidad del insulto ha agrandado su presencia en la sociedad. "Y no hay insulto justificable. No es justificable insultar a un cargo p¨²blico, pues en su sueldo no est¨¢ el hecho de que pueda ser insultado. Y no se puede insultar a nadie, por principio. En los medios podr¨ªas justificar ciertas expresiones descriptivas, aguafiestas, por ejemplo, o lerdo; y la reproducci¨®n de insultos dichos en p¨²blico se puede justificar tan solo por la relevancia de la persona que los ha proferido, el contexto en que se haya dicho, y solo tiene sentido si se entrecomilla..."
El insulto es compa?ero de la mala palabra, que puede resultar, en s¨ª misma, insultante... Grijelmo ve el taco o el insulto m¨¢s en los medios audiovisuales que en los medios impresos. Para el taco dicho en los medios, o a destiempo en las intervenciones p¨²blicas, o incluso en las conversaciones privadas, tiene una comparaci¨®n: "Los tacos son como la ropa. No puedes ir con un pijama a una boda ni meterte en la cama con un traje... En un determinado ¨¢mbito los tacos funcionan y son ¨²tiles. Un m¨¦dico puede soltar un taco muy eficaz en una conversaci¨®n informal, pero sentar¨ªa muy mal escuchar el mismo taco en un congreso de cirug¨ªa...".
Se est¨¢ produciendo una degeneraci¨®n del trato, dice Mars¨¦, y se est¨¢ produciendo una degradaci¨®n del lenguaje p¨²blico, a?ade Grijelmo. Y, por tanto, se est¨¢ despreciando el significado de las palabras. "Ahora", cuenta Grijelmo, "se dice censura, tortura, nazismo, en circunstancias en que no es correcto decir que alguien ha censurado, o que alguien ha torturado, o que determinada actitud es propia del nazismo. Se dicen esas palabras y quienes las dicen no las pesan". De ese tipo de degradaciones viene lo que Lled¨® llama el lenguaje basura, basado en el insulto.
Humberto L¨®pez Morales, el acad¨¦mico de origen cubano que acaba de publicar el libro La andadura del espa?ol por el mundo (Premio Isabel de Polanco de Ensayo) se qued¨® a cuadros un d¨ªa en que miraba en su casa un programa de la televisi¨®n espa?ola en el que se inclu¨ªa una entrevista a un escritor. ?l escuch¨® at¨®nito que el locutor le preguntaba al autor sobre el calificativo "mierda" que le hab¨ªa dedicado un colega. Inmutable, el interpelado se entretuvo en la palabra que le hab¨ªan arrojado y la conversaci¨®n gir¨® en torno a la mierda. "En Am¨¦rica eso hubiera sido imposible, y es imposible. En Espa?a", dice L¨®pez Morales, que en aquel libro estudia la evoluci¨®n social del espa?ol en el mundo, "se ha degradado la conversaci¨®n cotidiana, y los medios audiovisuales son el origen y el amplificador de esta situaci¨®n...". Hace unos d¨ªas estuvo en un bar elegante escuchando hablar a chicas elegantes de Madrid. "Lo que dec¨ªan, aquel es un cabr¨®n, lo otro es acojonante, es impensable en Am¨¦rica; y eso significa que palabras que fueron tab¨²es ya han sido objeto de una destabuizaci¨®n, como decimos en socioling¨¹¨ªstica...".
"Palabras tradicionalmente proscritas de la conversaci¨®n, y sobre todo de la conversaci¨®n en los medios, ocupan el centro de la mesa, y aparecen tambi¨¦n por escrito, sin comillitas ni nada", dice L¨®pez Morales. "Lea usted art¨ªculos de gente muy relevante, en la prensa diaria espa?ola; ver¨¢ que traspasan todos los l¨ªmites, hablando de los pol¨ªticos, por ejemplo. El insulto, las palabras que lo conforman, parece que ha llegado para quedarse, lo que produce un baj¨®n de calidad del discurso p¨²blico y, por ende, del discurso privado".
El insulto es una cobard¨ªa que pretende dejar al otro indefenso. Es lo que dice Jos¨¦ Luis Cuerda. "Un insulto tiene siempre resultados irremediables. T¨² insultas a alguien. ?C¨®mo te puede responder? La conversaci¨®n es una cuesti¨®n de causa-efecto. Si t¨² le dices a otro 'hijo de puta', ?qu¨¦ esperas que pase luego? Alguna vez he ensayado, cuando me han llamado hijo de puta, a hacer esta consideraci¨®n: Es imposible que eso te conste. Pero, claro, no siempre puedes reaccionar as¨ª...". Cuerda se pregunta c¨®mo se puede aguantar, en el ¨¢mbito pol¨ªtico, la esquizofrenia de los que insultan por oficio y luego han de convivir. "Esos pol¨ªticos que se suben al atril, despotrican, y luego bajan y le preguntan al contrincante al que han puesto verde c¨®mo va el hijo con la gripe...".
El insulto ya es una instituci¨®n amparada por la tele, sobre todo. Ahora enchufas el aparato, buscas determinados diales, y si te has situado ante la pantalla con ganas de bronca la tienes. Mars¨¦ cree que "si no hay pol¨¦mica no hay espect¨¢culo"; Alicia G¨®mez Montano, la directora de Informe Semanal, de Televisi¨®n Espa?ola, est¨¢ de acuerdo; ella ve con espanto c¨®mo algunos compa?eros (y otros intrusos) prolongan o excitan los insultos, entre ellos mismos o entre sus invitados. Eso invierte las reglas del oficio "tal como nos lo ense?aron; ten¨ªamos que ser respetuosos con la ¨¦tica, nos ten¨ªamos que basar en la dial¨¦ctica y en la ret¨®rica, ten¨ªamos que cuidar el lenguaje, hab¨ªa que respetar a todo el mundo, a los an¨®nimos y a los protagonistas... En lugar de eso, asistimos a esos sms defectuosos de la comunicaci¨®n, estos mensajes cortos y eficaces que tienen el efecto de paralizar a los insultados".
Los espectadores, incitados por esa cadena de basura (por decirlo como lo define Emilio Lled¨®), "tienden a repetir lo que oyen. Y ah¨ª tenemos el l¨ªo armado". Montano nos pide que nos fijemos en lo que algunas cadenas de la TDT "hacen con Leire Paj¨ªn, cuyas declaraciones ralentizan para que sean m¨¢s evidentes esos morritos de los que ha hablado cierto alcalde...".
Mars¨¦ cree que algunos moderadores de programas en los que unos y otros pugnan por hablar m¨¢s alto reciben indicaciones para que el griter¨ªo sea mayor. "Muchos hechiceros de la informaci¨®n", a?ade Montano, "saben que valen lo que insultan o lo que gritan; y saben que tienen el tiempo tasado. Gritan e insultan para hacer ese tiempo m¨¢s rentable".
Nuria Espert, la actriz, contempla el panorama con "una preocupaci¨®n creciente. La conversaci¨®n se ha degradado de una manera alarmante, va camino de una vulgarizaci¨®n fatal... Como si hablar bien fuera de presuntuosos". Ahora ya no valen los l¨ªmites de la vida privada, tampoco los que impone la privacidad de los pol¨ªticos, "se han bajado tantos escalones... Los pol¨ªticos, para ser m¨¢s cercanos, se han aligerado su equipaje verbal; deben creer que no es rentable hablar bien, y deben ser conscientes, como algunos comunicadores, de que la zafiedad y la pobreza de pensamiento les acerca al electorado. Qu¨¦ deben pensar que es el electorado".
En La lengua de las mariposas el ni?o que le grita al maestro arroja por fin una piedra, el insulto m¨¢ximo. A veces las piedras son menos contundentes que las palabras, incluso que la palabra tilonorrinco si esta se dice para insultar al otro.
"La socializaci¨®n de la estupidez"
El insulto, tal como se produce en los medios, y tal como lo vive la poblaci¨®n, dice Juan Mars¨¦, "es una degradaci¨®n del trato". "Es una cat¨¢strofe que viene de los medios, y que busca la crispaci¨®n".
Emilio Lled¨® ve en todo esto un peligro enorme, "porque estamos ante la socializaci¨®n de la estupidez y de la vulgaridad". Lo m¨¢s grave en su opini¨®n es "que la sociedad se acostumbre al insulto como una violencia que puede asumir, sin entender que es un fomento de la agresividad, un desgarro que en s¨ª mismo produce desgarro. Una desgracia, pues, adem¨¢s, no tiene gracia".
Para el fil¨®sofo, "el mal hablado termina siendo un mal pensado,... Esa insulter¨ªa representa una sociedad que se piensa mal a s¨ª misma. Cuando uno se ensucia se lava las manos, pero cuando se ensucia el cerebro solo se puede lavar la sociedad con la educaci¨®n, con el buen uso de la lengua, que por eso se llama lengua materna y no lengua madrastra, con mi respeto para esas mamadres de las que escrib¨ªa Neruda...".
La calumnia es m¨¢s traidora, dice Lled¨®, "el insulto es m¨¢s bestial. Se dice para aniquilar al otro, es una enfermedad social. Ahora que los humos se quieren prohibir, fij¨¦monos en los humos del insulto, esas palabras pringosas que se quedan en la cabeza y que ni quisiera se evaporan, como los humos del tabaco... La mente se habit¨²a al insulto, y este se queda en la inteligencia, es un mal que acaba enferm¨¢ndonos. El lenguaje tiene tambi¨¦n su basura, y esta se est¨¢ incrustando. Del mismo modo que no aceptamos la corrupci¨®n, no debemos aceptar tampoco el insulto. Para limitar los da?os solo existen la educaci¨®n, la escuela, no fomentar el humo del insulto porque el cerebro no se puede lavar como las manos".
"Morritos" y "tontos de los cojones"
- Lo que dijo el alcalde de Getafe, Pedro Castro, socialista, de los seguidores del Partido Popular: "El dinero de las pensiones no es de la Comunidad de Madrid, del PP, se lo transfiere el Estado. Lo que le decimos [a la Comunidad] es: 'Co?o, da una paga complementaria para los mayores'. ?Por qu¨¦ la Junta de Andaluc¨ªa lo puede hacer y no la Comunidad de Madrid? ?Y por qu¨¦ hay tanto tonto de los cojones que todav¨ªa vota a la derecha?".
- Lo que dijo el alcalde de Valladolid, Javier Le¨®n de la Riva, del PP, acerca de Leire Paj¨ªn, entonces reci¨¦n nombrada ministra de Sanidad del Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero: "Es una chica preparad¨ªsima, h¨¢bil y discreta. Va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y va a ser la alegr¨ªa de la huerta. Cada vez que veo esa cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir".
- As¨ª se refiri¨® el alcalde de Leioa (Vizcaya), Eneko Arruebarrena, del PNV, al lehendakari Patxi L¨®pez: "?Alguien se ha dado cuenta de c¨®mo se pronuncia el acr¨®nimo de Patxi L¨®pez lehendakari? Pelele: toda una definici¨®n del personaje", afirm¨®.
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