Queda inaugurado este pantano
Echo de menos a Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez. Nadie como ¨¦l, un conservador que consideraba los pecados capitales como los pilares que sostienen a la sociedad y que expon¨ªa sin rodeos que lo que hay detr¨¢s de las haza?as y las gestas son tripas al aire y gangrena, para hacer la cr¨®nica de la primera inauguraci¨®n de la Cidade da Cultura (CdC). ?nicamente una pluma incisiva como la suya (s¨®lo de pensar en ¨¦l, se me contagia el estilo de la ¨¦poca), capaz de narrar como naufraga un pronunciamiento militar porque los conspiradores no logran la adhesi¨®n del cuerpo de suboficiales por no concederles un uniforme m¨¢s pomposo, podr¨ªa diseccionar el caso del monte Gai¨¢s. Y eso que en su ¨¦poca no exist¨ªa la arquitectura sufl¨¦.
Que se haga en el Gai¨¢s un memorial de la pasta perdida, con una galer¨ªa de fotos de los responsables
Yo lo he intentado en varias ocasiones, desde que la CdC pas¨® de proyecto a apenas una inflamaci¨®n en el monte Gai¨¢s. Al principio, me llam¨® la atenci¨®n la paradoja (y aqu¨ª echo de menos a Chesterton) de que se le encargase una macroconstrucci¨®n p¨²blica a un te¨®rico del deconstructivismo como Peter Eisenman. Es como elegir a un ap¨®stol del anarquismo para ministro de Administraciones P¨²blicas. El deconstructivismo se opone frontalmente al viejo principio "form follows function", la forma sigue a la funci¨®n. La excusa perfecta para esos arquitectos (aqu¨ª echo de menos al Tom Wolfe de ?Qui¨¦n teme a la Bauhaus feroz?) celosos de cualquier elemento -los cuadros si es un museo, los residentes si una vivienda- que pueda perturbar su obra o distraer la atenci¨®n sobre ella. Como en los envases de software, que te venden un paquete del tama?o de un ladrillo que s¨®lo contiene una clave o, como mucho, un CD.
En resumen, la CdC era un proyecto m¨¢s adecuado para pa¨ªses como Dubai o Mali (all¨ª construyeron la catedral m¨¢s grande del mundo, aunque cost¨® casi la mitad que la CdC) en los que el dinero se destina a lo que se quiere el que manda y no a lo que necesita la ciudadan¨ªa, como reconoci¨® veladamente su ejecutor intelectual (el concepto que deb¨ªa de tener Eisenman de los promotores del proyecto lo define el hecho de que al concurso se present¨® ataviado con una camiseta del D¨¦por), As¨ª, ha dise?ado unos edificios que algunos que los han visto describen como fascinantes y sobrecogedores (aunque en este ¨²ltimo adjetivo pueden influir factores extra arquitect¨®nicos), pero en los que la funci¨®n se tendr¨¢ que buscar la vida en la forma.
Claro que la funci¨®n no est¨¢, aunque no se desespera que llegue, exactamente al contrario del vecino Estadio de San L¨¢zaro, que en su momento la tuvo y ahora es el mejor campo de f¨²tbol de preferente (norte) del mundo, por poner uno de muchos ejemplos. Ya en su momento propuse dedicar lo que costaba el movimiento de tierras a digitalizar los peri¨®dicos en vez de construir una hemeroteca para guardarlos y esperar que la gente vaya a Santiago a consultarlos, cuando cada vez le cuesta m¨¢s acercarse al kiosko de la esquina a comprarlos. Y para llenar el circo de tres pistas que era el Palacio de la ?pera habr¨ªa que contratar al p¨²blico junto a las compa?¨ªas. Incluso aventur¨¦ destinos como concentrar en Gai¨¢s todas las Administraciones, diputaciones incluidas, para generar sinergias y acelerar tr¨¢mites (aunque eso era cuando alguien pod¨ªa comprar los edificios que quedar¨ªan vac¨ªos). Ahora me permito sugerir que alguno de los edificios dise?ados para algo que ya se ver¨¢ se convierta en un memorial de la pasta perdida, con una reproducci¨®n de todos y cada uno de los billetes que se han gastado all¨ª y una galer¨ªa de fotos de los responsables.
El presidente al que ahora le ha tocado la china, Feij¨®o, ha aventurado que en el futuro, la CdC ser¨¢ un s¨ªmbolo como la Catedral de Santiago. No s¨¦ si las riadas de visitas son lo m¨¢s adecuado para las funciones de archivo y biblioteca, y puestos a crear s¨ªmbolos, se podr¨ªa haber creado este sin estar pegado al otro, pero no digo que no (el futuro es la ¨¦poca en que nuestros asuntos prosperan, nuestros amigos son leales y nuestra felicidad est¨¢ asegurada, dec¨ªa Ambrose Bierce). Sin embargo, la Catedral no se hizo as¨ª, con el Maestro Mateo dise?ando una fachada rom¨¢nica aqu¨ª y a mayores una torre barroca all¨¢. Naci¨® como un oratorio modesto y fue creciendo a la par de la demanda, mediante el m¨¦todo que en el sur llaman echar un pincho. Eisenman, adem¨¢s de echarle la culpa de cuadriplicar el costo de la CdC a la combinaci¨®n de megaloman¨ªa y de ignorancia de a quien se le ocurri¨®, tambi¨¦n ha asegurado que dentro de 50 a?os su obra ser¨¢ un polo de atracci¨®n universal. ?l no estar¨¢ entonces para reconocer noblemente que se equivoc¨® o se?alar menos noblemente: "Os lo dije". Ni yo, para lo mismo, ni tampoco la pr¨¢ctica totalidad de los implicados. Lo malo es que lo seguiremos pagando -y buscando la funci¨®n- hasta entonces.
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