Cine sin cine
Los pr¨®ximos Goya, cuyas nominaciones ya son p¨²blicas, pretenden recuperar la cercan¨ªa del cine con la calle y trasladarse al centro de Madrid. Cuando el cine fue desterrado de las peque?as poblaciones y las barriadas urbanas para ser llevado a los centros comerciales como reclamo a la compra y consumo de fin de semana, se hizo a¨²n m¨¢s dif¨ªcil el equilibrio entre el valor art¨ªstico y el industrial, la palomita y la vertiente cultural. El viernes en La 2, el programa que presenta Jordi Costa, Singular.es, emiti¨® un interesante documental de Andr¨¦s Hispano. Fragmentos para una historia del otro cine espa?ol. Recorr¨ªa las apuestas a veces suicidas por un cine experimental en las que el p¨²blico mayoritario es refractario a adentrarse. Al final limitar las dimensiones posibles de cualquier expresi¨®n art¨ªstica es como reducir la semana a dos d¨ªas.
El cine del s¨¢bado y domingo no deja sitio al del resto de la semana. Gracias a una iniciativa de la revista Cahiers para editar en DVD pel¨ªculas a las que no se quiso hacer hueco en las salas de cine espa?olas, se puede ver Wendy and Lucy. A trav¨¦s del cuento de una chica y su perro, la estupenda directora Kelly Reichardt retrata la soledad, la prevenci¨®n y el miedo bajo el que nos toca vivir hoy.
El s¨¢bado Versi¨®n espa?ola proyect¨® El Sur de V¨ªctor Erice con Ic¨ªar Bollain y Antonio Gala de invitados. Se habl¨® mucho de la parte de la pel¨ªcula que Erice no pudo rodar por desavenencias con el productor, pero se record¨® que en su d¨ªa logr¨® el ¨¦xito pese a lo delicado de la propuesta. En El Sur, Rafaela Aparicio con una sencillez pasmosa resuelve todas las disputas intelectuales entre lo popular y lo exquisito. Cuando ella irrumpe, su ternura nada esforzada derrite el hielo de unos personajes literarios distantes y reprimidos. Esa llaneza sin c¨¢lculo unida a la precisi¨®n de la propuesta rompe las costuras del cine, d¨¢ndole la magnitud del arte pero con placer primario y popular. Rafaela resuelve la ecuaci¨®n imposible.
El cine ha perdido la calle como los ni?os han perdido la calle. Pero en otras pantallas m¨¢s ¨ªntimas, al margen de la explotaci¨®n m¨¢s industrial resiste el cine sin cines, en ciudades sin ciudad.
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