Negociaci¨®n compleja
Parece que tras la tempestad puede venir la calma y que tras varios meses de un conflicto de enorme intensidad entre el Gobierno y los sindicatos, se empieza a entrever la posibilidad de sustituir la confrontaci¨®n sobre problemas concretos por una negociaci¨®n global, a trav¨¦s de la cual se puedan alcanzar soluciones para tales problemas susceptibles de ser aceptadas por todas las partes. Desde el fin de semana pasado en que empez¨® la maratoniana reuni¨®n del ministro de Trabajo con los l¨ªderes de Comisiones Obreras y UGT, a la que se incorporaron en alg¨²n momento de la misma dos de los vicepresidentes del Gobierno, a pesar de que nunca se ha dejado de transmitir el mensaje de que era muy dif¨ªcil llegar a un acuerdo, tambi¨¦n se ha transmitido la sensaci¨®n de que nadie se iba a levantar de la mesa de negociaci¨®n y, en consecuencia, a que, de alguna manera, se tendr¨ªa que acabar alcanz¨¢ndolo.
Obviamente, en el Estado realmente existente en Espa?a despu¨¦s de m¨¢s de tres d¨¦cadas de vigencia de la Constituci¨®n, las partes de una negociaci¨®n global de esta naturaleza no pueden ser solamente el Gobierno y los sindicatos, sino que tienen que serlo tambi¨¦n los empresarios. El hecho de que se haya producido recientemente la sustituci¨®n de D¨ªaz Ferr¨¢n por Rosell al frente de la CEOE facilita que as¨ª sea.
Pero no solamente trabajadores y empresarios tienen que sentarse a la mesa de negociaci¨®n, sino que tambi¨¦n resulta imprescindible que lo hagan los partidos pol¨ªticos en general y, sobre todo, aquellos que est¨¢n en la oposici¨®n. En la situaci¨®n en que ahora mismo nos encontramos, y en la que es evidente que se van a tener que hacer reformas de mucho calado y que van a tener que aplicarse durante un periodo relativamente largo, que no va a coincidir con la duraci¨®n de cada legislatura, resulta imprescindible que las reformas sean pactadas entre todas las fuerzas pol¨ªticas, independientemente de que al final no todas est¨¦n dispuestas a poner su firma en el pacto. El PP, por supuesto, pero tambi¨¦n IU y nacionalistas de todas las nacionalidades o regiones con presencia parlamentaria, tendr¨ªan que participar en la negociaci¨®n. Nadie debe quedar fuera.
En mi opini¨®n, ser¨ªa tambi¨¦n, si no imprescindible, s¨ª sumamente conveniente que tambi¨¦n participaran las comunidades aut¨®nomas. No solamente porque son titulares de un poder cuyo concurso va a ser necesario para que los pactos que se alcancen se apliquen despu¨¦s escrupulosamente, sino adem¨¢s porque es mucho lo que con seguridad tienen que aportar.
Cuando se hicieron los Pactos de La Moncloa, las comunidades aut¨®nomas no exist¨ªan. Pero hoy s¨ª existen y de ellas dependen, de manera directa o indirecta, elementos esenciales de lo que va a ser el contenido de los pactos que puedan alcanzarse. La complejidad de la representaci¨®n pol¨ªtica de la sociedad espa?ola es muy superior a la del comienzo de la Transici¨®n, entre otras razones porque aquella era una sociedad que estaba empezando a constituirse democr¨¢ticamente y esta es una sociedad que ya lo est¨¢.
Esta mayor complejidad tiene el inconveniente de que hace m¨¢s complicado el proceso de negociaci¨®n, pero tiene la enorme ventaja de favorecer, por un lado, que se pueda llegar a un consenso y de dar, por otro, una solidez muy superior al resultado de dicho proceso de negociaci¨®n. Las comunidades aut¨®nomas tienen que ser partes del pacto que tiene que fraguarse en la sociedad espa?ola para dar respuesta a una crisis, que no es una crisis m¨¢s, sino que, como escrib¨ªa Juan Luis Cebri¨¢n el pasado domingo, es una crisis sist¨¦mica, de cambio de modelo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.