Para qu¨¦ sirve un presidente
CUANDO LA TRAGEDIA nos golpea, formaparte de nuestra naturaleza pedir explicaciones,intentar poner algo de orden en el caos y sacar sentido de lo que parece notener sentido alguno. Ahora hemos vistoc¨®mo empezaba de nuevo nuestra conversaci¨®nnacional, no s¨®lo acerca de las causas que hay detr¨¢s de estos cr¨ªmenes, sino
incluso sobre el papel de las leyes sobreseguridad de las armas o la adecuaci¨®n denuestro sistema de salud mental. Buena parte de este proceso de debate sobre lo que deberemos hacer para evitar estas tragedias en el futuro es un ingrediente esencial de nuestro ejercicio de autogobierno".
En pocas ocasiones en la historia un pol¨ªtico ha explicado mejor la tarea que incumbe a la pol¨ªtica y a los dirigentes
pol¨ªticos como lo ha hecho Barack Obama en su discurso f¨²nebre en honor de las v¨ªctimas de la matanza de Tucson.
M¨¢s serm¨®n religioso que arenga, sus palabras explican e ilustran lo que es el liderazgo: son una demostraci¨®n pr¨¢ctica de lo que es un l¨ªder. El presidente no es tan s¨®lo el comandante en jefe que dirige a las tropas en defensa de la naci¨®n. Su figura no queda reducida al peso enorme del primer magistrado que encarna la propia soberan¨ªa nacional, jefe de un ejecutivo con enormes poderes e influencia, Ni siquiera a la del presidente imperial, m¨¢ximo dirigente del mundo.
En circunstancias de gran gravedad, cuando la naci¨®n es presa de la desorientaci¨®n y del miedo, el presidente se enfrenta al reto de actuar como gu¨ªa y orientador de sus conciudadanos. Es la tarea del predicador en jefe, la voz religiosa de la m¨¢xima autoridad laica que Barack Obama sabe encarnar con un talento persuasivo y una gracia narrativa inhabituales.
La matanza perpetrada por un perturbado mental, gracias al f¨¢cil acceso a las armas semiautom¨¢ticas, ha destruido la agenda pol¨ªtica del Partido Republicano, que hab¨ªa organizado los primeros compases de la nueva legislatura con el prop¨®sito de erosionar al presidente y preparar el terreno para vencerle en las elecciones de 2012. El gesto simb¨®lico de anulaci¨®n de la reforma sanitaria de Obama, que iba a votarse en el Congreso, se convirti¨® as¨ª en un acto de consenso bipartidista de rechazo unitario a la violencia. Las reacciones m¨¢s primarias a la matanza han permitido a su vez que Obama demostrara toda su talla de presidente e incluso de padre de la naci¨®n que honra
a ca¨ªdos en el atentado y a los valientes que intentaron salvarles.
El nuevo Obama que se esperaba despu¨¦s de las elecciones de mitad de mandato ya ha llegado, pero de la mano de
una tragedia profundamente impregnada de las im¨¢genes, las historias y las palabras que han hecho de EE UU una
naci¨®n orgullosa, fuerte y segura de s¨ª misma.
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