"La Administraci¨®n Bush buscaba mantener la relaci¨®n bajo presi¨®n"
En su primera entrevista tras dejar el cargo, el hombre que dirigi¨® durante seis a?os la diplomacia espa?ola responde a las revelaciones de Wikileaks y explica su candidatura a la direcci¨®n general de la FAO
En los papeles secretos del departamento de Estado, filtrados por Wikileaks, el embajador de Bush en Espa?a, Eduardo Aguirre (2005-2009), escribi¨® de ¨¦l: "No es el m¨¢s brillante miembro del Gabinete [de Zapatero], pero s¨ª un gestor responsable al que deber¨ªa tomarse en serio". Tambi¨¦n le dedic¨® otros ep¨ªtetos poco amables, como "ego¨ªsta" e "impredecible". Hoy deber¨ªa a?adir que Miguel ?ngel Moratinos (Madrid, 1951) no es rencoroso, pues en su primera entrevista desde que dej¨® el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperaci¨®n, realizada el pasado mi¨¦rcoles, asegura que Aguirre, "a pesar de lo que escribi¨® luego, fue un buen embajador".
Pregunta. En su despedida dijo que lamentaba irse dejando pendiente el tema del Sahara...
"Pedimos a EE UU su colaboraci¨®n en el 'caso Couso', otra cosa fue la respuesta"
"Cuanto antes reconozcamos al Estado palestino ser¨¢ mejor"
"Yo no grab¨¦ mis conversaciones con el embajador. ?l sabr¨¢ qu¨¦ escribi¨®"
"Le dije a Aguirre que Espa?a era la octava potencia y le ped¨ª un respeto"
Respuesta. Los acontecimientos de esta semana, el vil asesinato de dos franceses en N¨ªger y las revueltas sociales en T¨²nez y Argelia, nos muestran el precio que estamos pagando por el estancamiento del proceso de integraci¨®n, modernidad y desarrollo en el Magreb. Los pa¨ªses con m¨¢s intereses en la zona, como Espa?a, y toda la comunidad internacional no hemos sido capaces de favorecer la plena normalizaci¨®n entre Argelia y Marruecos, que es imprescindible para la estabilidad regional.
P. Seg¨²n los papeles de Wikileaks, Madrid se aline¨® con Rabat en el conflicto del Sahara...
R. De Wikileaks habr¨ªa mucho que hablar, algunas frases de esos telegramas han sido sacadas de contexto... Espa?a apoya la legalidad internacional y lo que las partes acuerden para hallar una soluci¨®n justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el derecho a la libre determinaci¨®n. No ha habido cambio de posici¨®n. Eso no quita para que, l¨®gicamente, las buenas relaciones con Marruecos hayan presidido este periodo.
P. S¨ª hubo un asesoramiento a Rabat para que mejorase su oferta de autonom¨ªa para el Sahara y la hiciese m¨¢s atractiva...
R. En diplomacia se habla de muchos temas... Ellos nos informaron de su plan de autonom¨ªa y nosotros dijimos, bueno, en Espa?a tenemos una gran experiencia auton¨®mica... De hecho, el rey de Marruecos eligi¨® al ex embajador en Madrid, Omar Azziman, para presidir la comisi¨®n de descentralizaci¨®n. Adem¨¢s, el plan de autonom¨ªa ya se trat¨® en la ¨¦poca de [James] Baker [ex secretario de Estado de EE UU y enviado de la ONU para el Sahara] e incluso el Polisario est¨¢ dispuesto a hablar de ¨¦l. Lo que Espa?a no hizo fue asumir la postura de una de las partes. No cambi¨® la posici¨®n de fondo.
P. Se abandon¨® la demanda de un refer¨¦ndum...
R. Nos limitamos a apoyar las resoluciones del Consejo de Seguridad. No excluimos el refer¨¦ndum, pero son las partes las que deben decidir cu¨¢ndo y c¨®mo.
P. Usted ha sido un ministro pr¨®ximo a Marruecos, que ha visitado con frecuencia, pero eso no ha evitado crisis y tensiones.
R. Las relaciones con Marruecos han mejorado mucho y no por razones personales. He viajado con igual frecuencia a Argelia. Marruecos es nuestro vecino y mientras m¨¢s presentes estemos all¨ª, no solo el Gobierno, sino la sociedad civil, mejor. Tambi¨¦n ha habido momentos dif¨ªciles, como el caso Haidar o el desmantelamiento del campamento de El Aai¨²n, que mi sucesora Trinidad Jim¨¦nez ha gestionado muy bien. Lo importante es que no queden posos de incomprensi¨®n entre ambos pueblos y es verdad que, en la ¨²ltima crisis, los marroqu¨ªes no han entendido lo que percibieron como una reacci¨®n excesiva de animadversi¨®n de parte de la sociedad espa?ola. Es un tema que les preocupa a ellos y nos deber¨ªa preocupar a nosotros.
P. Tras dejar el Gobierno, Zapatero le encarg¨® una gira para intentar salvar la cumbre de Barcelona, lo que no fue posible. ?Sigue siendo usted optimista respecto a Oriente Pr¨®ximo?
R. No queda m¨¢s remedio. El conflicto lleva 64 a?os y va camino de convertirse en una guerra de los 100 a?os, como en la Edad Media. La situaci¨®n est¨¢ estancada y no hay horizonte de soluci¨®n a corto plazo, pero las consecuencias de una no soluci¨®n son tan graves que deber¨ªan movilizar a la comunidad internacional.
P. ?Debe Europa reconocer ya al Estado palestino?
R. Si defendemos la f¨®rmula de los dos estados y el transcurso del tiempo erosiona la posibilidad del futuro estado palestino, cuanto antes lo reconozcamos, mejor.
P. ?Sin el acuerdo de Israel?
R. Lo ideal es que haya un doble reconocimiento: que los estados ¨¢rabes reconozcan a Israel e Israel al Estado palestino. Es mejor que se haga a trav¨¦s de la negociaci¨®n, pero hay que preguntarse hasta cu¨¢ndo [se puede esperar]. Europa debe hablar con Israel, pero mostr¨¢ndole la urgencia de la situaci¨®n.
P. Antes aleg¨® que algunas afirmaciones de los papeles de Wikileaks se hab¨ªan sacado de contexto ?Se reconoce usted en esta frase?: "Somos la octava potencia del mundo y nos trat¨¢is como a un pa¨ªs de quinta fila". Supuestamente, se la dijo al embajador Aguirre en 2006.
R. No s¨¦ si la formular¨ªa as¨ª, a lo mejor s¨ª, no grab¨¦ mis conversaciones con el se?or Aguirre, pero el concepto s¨ª. Le dije que ¨¦ramos la octava econom¨ªa del mundo, entonces lo ¨¦ramos, y que necesit¨¢bamos l¨®gicamente un respeto, una atenci¨®n y un inter¨¦s por parte de EE UU. Un ministro de Exteriores espa?ol ten¨ªa que hacer llegar a la Administraci¨®n Bush la idea de que ¨¦ramos aliados fieles, pero tambi¨¦n necesit¨¢bamos un compromiso mayor del que tuvieron con nosotros... De todas formas, eso mejor¨® en los ¨²ltimos a?os.
P. Las notas reflejan episodios de tensi¨®n: la retirada de Irak, la venta de armas a Venezuela...
R. Ellos no ten¨ªan mucha confianza en nuestro gobierno, hab¨ªa percepciones personales... Siempre buscaban episodios de tensi¨®n para mantener la relaci¨®n bajo presi¨®n, cuando cerrabas un cap¨ªtulo te abr¨ªan otro... Pero al final yo creo que comprendieron que somos un pa¨ªs serio, que cumple lo que dice, y que ten¨ªamos capacidad de influencia en ¨¢reas para ellos importantes. Fueron progresivamente entendiendo que hab¨ªa m¨¢s una lectura ideol¨®gica por su parte que por la nuestra.
P. ?Se comportaba la Embajada de EE UU con prepotencia?
R. El primer embajador, [George] Argyros, no se llevaba bien con nosotros. Pero debo decir que Aguirre, a pesar de lo que escribi¨® luego, ¨¦l sabr¨¢ lo que escribi¨®, fue un buen embajador y nos ayud¨® a mejorar la relaci¨®n con Estados Unidos.
P. ?Se identifica usted con la afirmaci¨®n de la Embajada de que "el Gobierno [espa?ol] ayuda entre bastidores a que se archive el caso Couso"?
R. No, no... Al contrario, yo recib¨ª a la familia Couso y puede estar seguro de que el Gobierno trabaj¨®, y yo como ministro, para sacar adelante su caso. Trabajamos desde el principio con la voluntad de ir al m¨¢ximo de lo que se pod¨ªa sacar, sabiendo lo que es la Administraci¨®n estadounidense.
P. El Gobierno se opuso a la investigaci¨®n judicial...
R. Lo que yo hice es todo lo posible para que se pudiera aclarar lo sucedido. Pedimos a EE UU la m¨¢xima colaboraci¨®n, otra cosa fue la respuesta norteamericana, que es muy r¨ªgida cuando se trata de actuaciones de sus Fuerzas Armadas.
P. La fiscal¨ªa pidi¨® el archivo y se opuso a la detenci¨®n de los tres militares implicados. Y se avis¨® a la Embajada de si el fiscal iba a hacer esto o lo otro...
R. Yo no tuve conocimiento de eso...
P. ?Usted no le anunci¨® al embajador, como dicen los cables, que el fiscal presentar¨ªa recurso?
R. No, no...
P. Entonces, todas esas conversaciones, visitas, entre los fiscales y la Embajada...
R. Yo no conoc¨ªa en absoluto lo que hac¨ªa la fiscal¨ªa.
P. Pero los estadounidenses no ocultaban su preocupaci¨®n...
R. En respuesta a mis gestiones, ellos dec¨ªan que no iban a proceder porque ya lo hab¨ªan investigado y no hab¨ªa nada...
P. Hubo otros casos judiciales que incomodaron a EE UU, como los vuelos de la CIA.
R. En el caso de los vuelos de la CIA ten¨ªamos pleno empe?o por conocer lo sucedido. No ten¨ªamos nada que ocultar. Toda la informaci¨®n en nuestro poder la entregamos. Lo que s¨ª ¨¦ramos es rigurosos: no pod¨ªamos especular con eventuales vuelos cruzados o coincidencias. Los datos que pod¨ªamos verificar los verificamos. Cuando no era as¨ª, no pod¨ªamos apuntar una hip¨®tesis sin tener la certeza.
P. ?No hubo interferencias de la Embajada en las causas abiertas en la Audiencia Nacional?
R. A m¨ª, desde luego, no me llegaron directamente.
P. Pero se cambi¨® la ley para limitar la jurisdicci¨®n universal.
R. Ese fue un cambio que ya hab¨ªamos discutido en el Gobierno para permitir una mejor aplicaci¨®n de ese principio, para hacerlo m¨¢s eficaz. La ley daba una interpretaci¨®n muy ambiciosa, pero los gobiernos afectados pr¨¢cticamente bloqueaban su aplicaci¨®n. Se busc¨® una f¨®rmula m¨¢s operativa, que tuviera en cuenta la conexi¨®n con espa?oles, como en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. Pero no se hizo por Estados Unidos o Israel.
P. ?Y qu¨¦ le parece que EE UU utilizara datos de su Embajada en Madrid para que Sacyr no ganara el concurso del canal de Panam¨¢?
R. Ese es el juego. EE UU apoya a sus empresas y nosotros a las nuestras. Somos amigos, pero cada uno defiende sus propios intereses. Al final, en Panam¨¢, ganamos nosotros.
"Yo no soy el candidato del Norte ni la FAO es la organizaci¨®n del Sur"
"En la vida hay que arriesgar y el reto que supone poder contribuir a erradicar el hambre en el mundo es de tal envergadura que merece la pena", contesta Miguel ?ngel Moratinos cuando se le pregunta por qu¨¦ menos de tres meses despu¨¦s de su sorpresivo cese como ministro se ha embarcado en la pugna por ser el nuevo director general de la FAO, la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n.
Pregunta. ?Es usted consciente de que puede perder?
Respuesta. Claro. Esto es una campa?a y, como tal, hay que ir con la convicci¨®n de ganarla, pero tambi¨¦n con respeto a los otros candidatos y conociendo muy bien las dificultades. Al final, la FAO es una organizaci¨®n democr¨¢tica y son sus 192 miembros los que eligen al director, lo que le da una gran legitimidad.
P. El candidato de Brasil, Jos¨¦ Graziano, fue ministro de seguridad alimentaria con Lula...
R. Es un experto. Tiene conocimiento y experiencia, pero yo creo que mi desventaja t¨¦cnica se compensa ampliamente con mi bagaje internacional.
P. ?Erradicar el hambre en el mundo no es una utop¨ªa?
R. Lo ser¨ªa si la comunidad internacional no tuviese los mecanismos, la tecnolog¨ªa y las capacidades necesarias. Pero los tiene. Es cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica, de poner ese objetivo como prioridad irrenunciable. Tenemos el compromiso de cumplir en 2015 los objetivos de desarrollo del milenio y el primero es erradicar la probreza extrema y el hambre.
P. ?C¨®mo se convence a los gobiernos de que, en una ¨¦poca de fuertes restricciones presupuestarias, dediquen recursos a ese fin?
R. Esa ser¨¢ una de las grandes tareas del nuevo director...
P. Tambi¨¦n Espa?a redujo el a?o pasado su contribuci¨®n...
R. La hemos reducido en parte, pero desde 2006 hemos sido el primer contribuyente extrapresupuestario y seguimos siendo uno de los mayores donantes, lo que constituye una excelente carta de presentaci¨®n. Lo cierto es que los presupuestos de la FAO son limitados y la dimensi¨®n del problema tan grande que requiere fondos suplementarios. Los p¨²blicos pasan por una situaci¨®n delicada pero, si somos capaces de movilizar al sector privado, tendremos recursos suficientes.
P. Asistimos a una nueva escalada del precio de los alimentos...
R. Es uno de los grandes problemas que hay que afrontar. Ya se hizo en el 2008, con la creaci¨®n de reservas, pero necesitamos mejores mecanismos de alerta temprana y gesti¨®n de crisis.
P. ?C¨®mo se evita la especulaci¨®n con los alimentos?
R. El mercado es necesario y no se puede ignorar, pero hay que dotarlo de normas para que no se repitan situaciones desestabilizadoras. Una espiral en el precio de los productos de primera necesidad est¨¢ en la base de revueltas sociales como las que estamos viendo estos d¨ªas.
P. Los transg¨¦nicos dividen a la comunidad internacional.
R. Hay que abrir un gran debate internacional sobre sus ventajas e inconvenientes. Si soy director general, ser¨¦ respetuoso con las distintas posturas, pero creo que este es un tema que no se puede obviar. Buscar¨¦ un consenso sobre los productos gen¨¦ticamente modificados que nos permita extraer conclusiones operativas para todos.
P. Muchos dan por sentando que el director de la FAO debe proceder de un pa¨ªs del Sur.
R. Sus primeros directores fueron occidentales, luego se han sucedido durante d¨¦cadas directores de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Parec¨ªa l¨®gico que liderasen una organizaci¨®n cuyo fin era ayudarles a salir del atraso. Se ve¨ªa a la FAO como una organizaci¨®n del Sur. Pero hoy ya hemos superado la dial¨¦ctica Norte-Sur o Este-Oeste. En un mundo global, los directores no pueden representar solo a una regi¨®n. Yo, desde luego, no soy el candidato del Norte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.