La industria en la recuperaci¨®n del crecimiento
El sector industrial est¨¢ llamado a desempe?ar un importante papel en ese nuevo modelo productivo de futuro del que tanto se habla y que ser¨¢, sin duda, el que permitir¨¢ a Espa?a recuperar los ritmos de crecimiento necesarios para volver a crear empleo.
Tras sufrir durante a?os una progresiva erosi¨®n, la industria se erige hoy como la gran alternativa para actuar como locomotora de un crecimiento sano y vigoroso. Su capacidad de tracci¨®n sobre el resto de sectores, y en especial, los servicios, postula a la industria como un motor principal de la recuperaci¨®n y modernizaci¨®n de nuestra econom¨ªa.
Un sector industrial din¨¢mico, moderno e innovador es parte esencial de un patr¨®n de crecimiento equilibrado y pilar insustituible para la competitividad de la econom¨ªa espa?ola. La industria representa en el momento actual una gran oportunidad que Espa?a debe esforzarse en aprovechar. Pero lo debe hacer renunciando a pol¨ªticas industriales dirigistas o planificadoras y dejando el protagonismo a la iniciativa de las empresas y de los emprendedores.
La industria, tras a?os de erosi¨®n, puede ser hoy locomotora de un vigoroso y sano crecimiento
La crisis, bien gestionada, es una oportunidad, ya que obliga a tomar decisiones impensables hace poco
Tanto la industria como la propia econom¨ªa espa?ola han experimentado durante el ¨²ltimo medio siglo una transformaci¨®n muy profunda, pasando de un mercado estable y protegido, casi cerrado, a un mercado vol¨¢til, abierto y global, sin protecci¨®n para la industria nacional. Ahora nos encontramos ante un mercado global enormemente competitivo y sujeto a r¨¢pidos cambios.
La propia sociedad espa?ola debe adaptarse a estas nuevas condiciones y para ello es preciso un cambio profundo de mentalidad. Disfrutamos de las evidentes ventajas de la globalizaci¨®n, y tenemos al alcance una variada gama de productos atractivos y relativamente baratos, importados en gran parte de pa¨ªses con unos costes laborales bajos. Pero, pese a estas ventajas, no hemos asumido plenamente las servidumbres del nuevo modelo, como son la necesaria y r¨¢pida adaptaci¨®n para ser competitivos en el mercado global.
Quiz¨¢ pensemos ingenuamente que es posible disfrutar de las ventajas sin sufrir los costes que entra?a la adaptaci¨®n a un entorno cambiante. No nos queda m¨¢s remedio que ser m¨¢s flexibles y adaptables, individualmente y como sociedad. Si lo hemos sido en el pasado, no hay ninguna raz¨®n para que no podamos serlo en el futuro, siempre que pongamos en ello el esfuerzo requerido.
Resulta indiscutible que la industria ha sufrido a lo largo de los ¨²ltimos 15 a?os una p¨¦rdida de peso espec¨ªfico en el tejido productivo espa?ol, y ello acompa?ado de una menguante competitividad, consecuencia del mal comportamiento de la productividad. Hay, sin embargo, motivos para la esperanza si se ponen los medios adecuados y el empe?o necesario para afrontar los desaf¨ªos del futuro.
Esos grandes desaf¨ªos pendientes no son otros que la internacionalizaci¨®n y la mejora continua de la competitividad/productividad asociada a un aprovechamiento de la revoluci¨®n tecnol¨®gica. La difusi¨®n imparable de esta est¨¢ teniendo como efectos m¨¢s directos la creciente interrelaci¨®n de las econom¨ªas nacionales y una competencia m¨¢s intensa y cambiante, con las ventajas comparativas marcando a escala global las estrategias empresariales. De este entorno surgen excelentes oportunidades que, en ausencia de una necesaria capacidad de adaptaci¨®n y respuesta, pueden convertirse en importantes amenazas.
En el reciente documento Una industria competitiva, clave para recuperar el crecimiento, el C¨ªrculo de Empresarios propone una serie de medidas para posibilitar que la industria cumpla esa funci¨®n de regeneraci¨®n del tejido productivo espa?ol que nos permita volver a crecer y crear empleo.
Se trata, por un lado, de medidas que contribuyan a crear un entorno macro y microecon¨®mico que facilite una mejor asignaci¨®n de recursos hacia las actividades m¨¢s productivas y con mejores expectativas de futuro y, por otro, de extender las buenas pr¨¢cticas que se encuentran en la base del ¨¦xito de muchas empresas industriales. Ejemplos de buen hacer que deben servir tambi¨¦n de acicate y motivo para la confianza.
Crear un marco favorable al desarrollo de una industria m¨¢s competitiva hace imprescindible abordar reformas estructurales, sobre todo en ¨¢mbitos decisivos, como el laboral o el educativo, ya que en ambos se crean y asignan los factores de producci¨®n clave, como son el trabajo y el capital humano.
Para que el mercado laboral sea m¨¢s eficiente, tiene que asentarse en los principios de la flexiseguridad, protegi¨¦ndose al trabajador y no al puesto de trabajo e incrementando su empleabilidad y su productividad para la empresa. En este sentido, resultan insuficientes, por parciales y t¨ªmidas, las medidas recientemente aprobadas.
Habr¨ªa de aplicarse una reforma m¨¢s profunda y valiente que termine con la dualidad actual del mercado de trabajo (con trabajadores muy protegidos y otros con escasa protecci¨®n) y que modernice de verdad el sistema de negociaci¨®n colectiva, permitiendo una mejor adecuaci¨®n de las condiciones pactadas a la situaci¨®n particular de las empresas. Dotar de eficiencia a las pol¨ªticas activas de empleo, incrementando la empleabilidad de los trabajadores y casando mejor la demanda con la oferta de trabajo, debe ser otro de los objetivos de esta reforma.
La educaci¨®n tendr¨ªa que fomentar el reconocimiento del esfuerzo y de valores imprescindibles para la prosperidad y el bienestar social, como el esp¨ªritu cr¨ªtico, la autonom¨ªa, la iniciativa personal, el trabajo en equipo, etc¨¦tera. En la formaci¨®n profesional habr¨ªa que avanzar hacia un modelo de formaci¨®n dual que combine la formaci¨®n en la escuela con la formaci¨®n en la empresa. Y en la educaci¨®n universitaria, dado que la industria necesita de m¨¢s profesionales formados en las ¨¢reas de las ciencias y la ingenier¨ªa, deber¨ªan fomentarse estos estudios universitarios que, en los ¨²ltimos a?os, han registrado un descenso en el n¨²mero de matr¨ªculas.
Otros aspectos que hay que tener muy en cuenta a la hora de mejorar el marco en el que se debe desarrollar la actividad de la industria de cara al futuro son la seguridad jur¨ªdica, la calidad regulatoria, la financiaci¨®n de las empresas, la energ¨ªa, las infraestructuras de transporte y el gasto en I+D. La industria espa?ola presenta una especializaci¨®n productiva en sectores de no muy alta intensidad tecnol¨®gica y de conocimiento, con bajos niveles de inversi¨®n en I+D+i, y con una dimensi¨®n media reducida tanto de las empresas como de las f¨¢bricas.
Por lo que se refiere a esas buenas pr¨¢cticas empresariales que deben servir de referencia a las nuevas iniciativas, es conveniente analizar todas esas caracter¨ªsticas comunes entre las empresas industriales de ¨¦xito que definen su excelencia competitiva.
Las empresas industriales m¨¢s innovadoras pueden identificarse con aquellas que m¨¢s avanzan en la incorporaci¨®n y uso de tecnolog¨ªas complejas, que aplican de manera activa los sistemas de gesti¨®n de la calidad y que m¨¢s se alejan de las estructuras organizativas jer¨¢rquicas y verticales, tratando de incorporar e incentivar la participaci¨®n continua de los trabajadores en el proceso productivo.
A todo esto habr¨ªa que a?adir una voluntad por la internacionalizaci¨®n, elemento que ha sido parte esencial de la estrategia de muchas de las empresas industriales de ¨¦xito, tanto a trav¨¦s de la inversi¨®n extranjera directa como de las exportaciones.
La crisis, bien gestionada, es una gran oportunidad para afrontar el futuro, ya que nos obliga a tomar decisiones que hace bien poco hubieran sido impensables. Pero deben ser decisiones bien argumentadas, que la opini¨®n p¨²blica comprenda y asuma, porque su eficacia depende de que sean entendidas por todos como absolutamente necesarias.
Ingemar Naeve es consejero delegado de Ericsson Espa?a y presidente del Comit¨¦ de Industria del C¨ªrculo de Empresarios.
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