El desaf¨ªo se juega tambi¨¦n en el tablero europeo
Pek¨ªn tiende puentes con la eurozona al adquirir deuda de pa¨ªses bajo presi¨®n

Las relaciones econ¨®micas entre EE UU y China, la superpotencia en declive y la gran naci¨®n emergente, son una especie de equilibrio del terror comercial y financiero. "Ellos nos dan productos envenenados, nosotros les damos papeles sin valor", resume con retorcida iron¨ªa Paul Krugman: China vende sus productos a EE UU y sigue creciendo a toda velocidad, e invierte el ingente super¨¢vit comercial que atesora en bonos estadounidenses. Europa entra ahora en ese juego: China llevaba tiempo tratando de librarse de una parte de la deuda norteamericana, pero los mercados hubieran podido convertir eso en una ruina. El d¨®lar se hubiera hundido (y el consumo estadounidense con ¨¦l) y los ahorros chinos se hubieran volatilizado. La crisis del euro le ha dado esa oportunidad.
En medio de la peor crisis de los ¨²ltimos 80 a?os -que coincide con una transferencia de poder desde Occidente hacia Asia como no se hab¨ªa visto en siglos-, China lleva semanas comprando deuda de los pa¨ªses m¨¢s castigados (Grecia, Irlanda, Portugal y Espa?a). Con EE UU ya hizo algo parecido al asegurar que seguir¨ªa comprando bonos tras la quiebra de Lehman Brothers, seg¨²n desvelaron los cables de Wikileaks. En ambos casos ha ejercido, de facto, como superpotencia al aparecer como ventanilla de ¨²ltimo recurso. China como banquero de Europa; del mundo. Eso s¨ª: nada es gratis, o al menos eso dice la m¨¢xima econ¨®mica por antonomasia.
A cambio del salvavidas, Pek¨ªn quiere garantizarse activos estrat¨¦gicos a bajo precio en los pa¨ªses m¨¢s debilitados, y mayor influencia en la pol¨ªtica econ¨®mica europea. Adem¨¢s de otras regal¨ªas: es dif¨ªcil morder la mano que te da de comer. Las cr¨ªticas al sistema, a los atentados contra los derechos humanos o a la transferencia de tecnolog¨ªa por las buenas o por las malas -copia de dise?os y patentes, etc¨¦tera- se hacen m¨¢s complicadas cuando el precario equilibrio del euro est¨¢ en juego.
EE UU adelant¨® a Reino Unido como superpotencia en el ¨²ltimo tercio del siglo XIX, aunque la ca¨ªda de la libra se retras¨® 75 a?os m¨¢s. Ahora China ocupa una situaci¨®n similar a la de EE UU hace algo m¨¢s de un siglo. Y en ese camino va dando pasos sutiles para desafiar a EE UU. La debilidad interna y externa de Obama es el correlato de su declive econ¨®mico. Washington tiene ya bastantes problemas como para ocuparse de otros fuegos. En la crisis europea no ha jugado un papel relevante: es China quien la ha aprovechado para tender puentes con la deuda. Pero sus ambiciones son mayores. En Grecia ha empezado a hacerse ya con activos, con una inversi¨®n multimillonaria en el puerto de El Pireo. En Irlanda prepara una inversi¨®n para que su industria desembarque a orillas del r¨ªo Shannon. Uno de sus grandes bancos est¨¢ a punto de aterrizar en Madrid. Y as¨ª ad infinitum.
Puede que el golpe en el mercado de deuda sea menos espectacular de lo que parece. "Es dif¨ªcil sobreestimar el papel de China en la econom¨ªa global y sin embargo con la deuda europea lo hacemos", afirma en Bruselas Daniel Gros, del think tank CEPS. "La cifra invertida no es a¨²n sobresaliente, entre otras cosas porque los chinos carecen de experiencia para evaluar los riesgos en esta zona del mundo. Y en cambio esa influencia que va adquiriendo tiene contrapartidas: el desarrollo de China le lleva cada vez m¨¢s a competir con algunas de las cosas que se producen en la periferia de Europa", apunta. China ya fabrica zapatos en Prato (Italia). Ha levantado en Shanghai una terminal aeroportuaria extra?amente parecida a la millonaria T-4 de Barajas. Y no solo la periferia tiene razones para temblar: los chinos fabrican ya en su pa¨ªs el 60% de los componentes de sus coches, y saben hacer trenes de alta velocidad como los de Siemens. Mil millones de personas abandonaron silenciosamente el marxismo hace 30 a?os: desde entonces China ha parecido durante mucho tiempo un pozo sin fondo de mano de obra barata; ahora es ya el banquero de EE UU y el salvavidas de Europa. Y ha aprendido a usar su dinero como arma estrat¨¦gica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
