Los pactos necesarios
La crisis exige consenso social y pol¨ªtico, pero no debe lograrse a costa de vaciar las reformas
La oportunidad de firmar un pacto social amplio, al que podr¨ªan sumarse las fuerzas pol¨ªticas, en especial el Partido Popular, ha revitalizado las intensas negociaciones entre el Gobierno y los sindicatos para reformar el sistema de pensiones p¨²blicas, cuya necesidad, incluso urgencia, ya muy pocos discuten. Sobre todo despu¨¦s de que los balances hayan demostrado que, por primera vez en la historia, en 2010 las cotizaciones pagadas por los trabajadores fueron insuficientes para pagar las pensiones. El Gobierno ha recurrido a la t¨¢ctica de ampliar los asuntos de negociaci¨®n con sindicatos y CEOE, de forma que ahora parece dispuesto a moderar algunos aspectos de la reforma laboral a cambio del acuerdo sindical sobre la edad de jubilaci¨®n a los 67 a?os. La estrategia ha generado una cierta confusi¨®n; tanta que el Gobierno ha tenido que desmentir una supuesta oferta que, asegura, nunca hizo: prolongar la vida ¨²til de las nucleares a cambio de avances en materia de pensiones.
La situaci¨®n de la econom¨ªa necesita un pacto social, firmado por Gobierno, empresarios y sindicatos, que demuestre p¨²blicamente la voluntad de acometer las reformas necesarias en el mercado laboral y en las pensiones p¨²blicas. Ese pacto debe tener como objetivo culminar la reforma laboral, adoptar decisiones para crear empleo y conjurar la amenaza futura sobre las pensiones. Necesita tambi¨¦n un acuerdo pol¨ªtico p¨²blico entre el Gobierno y el primer partido de la oposici¨®n para ratificar que el compromiso de ajuste del gasto central y auton¨®mico se mantendr¨¢, sea cual sea el color del Gobierno a partir de 2012. Hay que defender que se negocien estos pactos; con ellos ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil recuperar el crecimiento econ¨®mico.
Pero tienen que negociarse con extremo cuidado. El riesgo de buscar consenso a cualquier precio, intercambiando cromos de la legislaci¨®n laboral con estampas de las pensiones, es el de descafeinar el contenido de las reformas, hasta el punto de que pierdan eficacia para los fines que persiguen, no convenzan a las instituciones europeas que observan el cumplimiento de los compromisos nacionales y aumenten la desconfianza de los acreedores de la deuda espa?ola. Zapatero se encuentra en una encrucijada: cuantas m¨¢s concesiones haga a los sindicatos, menos credibilidad exterior tendr¨¢n sus reformas; y cuanto m¨¢s rigurosas sean estas, m¨¢s hostilidad encontrar¨¢n en los agentes sociales.
Los pactos son necesarios y preferibles a un estado de confrontaci¨®n social. Pero los negociadores, el Gobierno en particular, tienen que evitar que el resultado final sean reformas vac¨ªas de contenido. Los sindicatos vuelven a amenazar con que defender¨¢n sus posiciones "en la calle" si el Gobierno aprueba sin acuerdo la reforma de las pensiones. Hay que recordar a UGT y CC OO que son m¨¢s ¨²tiles si se implican en una reforma, aunque no sea la que ellos quieren, que si se excluyen de ella. Entre otras cosas porque corren el riesgo de que las amenazas formen parte de un paisaje al que ya no se presta atenci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.