Ir¨¢n reanuda el di¨¢logo nuclear debilitado por las sanciones
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El tono desafiante con el que Ir¨¢n ha llegado a las en¨¦simas conversaciones nucleares con las grandes potencias no ha intimidado a sus interlocutores. Europeos y estadounidenses est¨¢n convencidos de que la presi¨®n diplom¨¢tica, las sanciones y algunos ejercicios de sabotaje (como el virus Stuxnet) han retrasado el programa nuclear iran¨ª y que eso les da cierto margen de maniobra en Estambul. Distinto ser¨¢ que consigan convencer a Teher¨¢n de renunciar al enriquecimiento de uranio que est¨¢ en la base de sus diferencias. Los Seis (EE UU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) se dar¨¢n por satisfechos si hoy se despiden de los iran¨ªes con un compromiso para seguir dialogando.
"Los ¨²ltimos an¨¢lisis aseguran que las sanciones est¨¢n funcionando, que han hecho mucho m¨¢s dif¨ªcil para Ir¨¢n proseguir con sus ambiciones nucleares", declaraba la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, hace unos d¨ªas en Abu Dhabi. Los inspectores de la ONU han constatado el pasado noviembre un par¨®n en un millar de centrifugadoras en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz. No est¨¢ claro en qu¨¦ medida ese y otros problemas t¨¦cnicos que los iran¨ªes han encontrado en el ¨²ltimo a?o son fruto de las sanciones o de los sabotajes (como el virus Stuxnet) de que est¨¢n siendo objeto de forma an¨®nima.
Recorte de subsidios
Lo que resulta innegable es que las sanciones han empezado a hacer mella en Ir¨¢n m¨¢s all¨¢ de las iniciales dificultades para abrir cartas de cr¨¦dito que desde hace tiempo ven¨ªan afectando a los empresarios. Aunque los dirigentes iran¨ªes lo niegan, muchas de las medidas que se han visto obligados a adoptar tienen una innegable conexi¨®n con su creciente aislamiento financiero e internacional.
Una de las m¨¢s visibles es el desmantelamiento, despu¨¦s de a?os de debate, del sistema de subsidios que cuesta unos 75.000 millones de euros del presupuesto anual. Aunque nadie cuestiona la necesidad de la medida, su previsible coste social la convierte en una decisi¨®n pol¨ªticamente explosiva solo impulsada por la urgencia. EE UU ha conseguido que la mayor¨ªa de sus aliados se nieguen a vender gasolina a Ir¨¢n (que, a pesar de ser el quinto exportador del mundo, carece de suficiente capacidad de refino).
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