La Filipinas de Amparo Mu?oz
Una ruta en Manila y Ceb¨² por los lugares donde la actriz fue coronada como Miss Universo
De todos los espa?oles que en los ¨²ltimos quinientos a?os han pasado por Filipinas, el que dej¨® la huella m¨¢s profunda no fue Juan Sebasti¨¢n Elcano, que estuvo por all¨ª mientras completaba la primera circunnavegaci¨®n del planeta, ni Miguel L¨®pez de Legazpi, administrador colonial que fund¨® la ciudad de Manila. Ni ellos ni ninguno de los que despu¨¦s fueron llegando arraigaron en la memoria colectiva de los filipinos con la fuerza con que lo hizo Amparo Mu?oz, la malague?a de veinte a?os que en julio de 1974 fue coronada Miss Universo.
Para explicarse este fen¨®meno hace falta saber que en Filipinas los cert¨¢menes de belleza levantan pasiones solo comparables a las que en nuestro pa¨ªs despiertan las grandes citas futbol¨ªsticas (sin ir m¨¢s lejos, en la ¨²ltima edici¨®n cundi¨® la decepci¨®n entre los filipinos cuando vieron c¨®mo su aspirante, Venus Raj, considerada por muchos como la favorita, era en el ¨²ltimo momento superada por la candidata mexicana). Adem¨¢s, aquel a?o de 1974, dado que la anterior ganadora hab¨ªa sido la filipina Margie Moran, fue el primero en que la elecci¨®n tuvo lugar precisamente en Manila, algo que solo volver¨ªa a ocurrir en una ocasi¨®n, veinte a?os despu¨¦s. Eso, sin duda, ayuda a entender el fervor popular del que fue objeto Amparo Mu?oz, un fervor que en buena medida se mantiene hoy en d¨ªa, especialmente entre la comunidad gay, y que ha acabado convirti¨¦ndola en icono de la cultura pop. El escritor y profesor universitario Jose Wendell P. Capili le dedica varias p¨¢ginas de su ensayo Mabuhay to beauty (que podr¨ªa traducirse como Larga vida a la belleza), y dice de ella que, debido a su esp¨ªritu libre y rebelde, es considerada "la Miss Universo m¨¢s pol¨¦mica de todos los tiempos".
Imelda y la propaganda
Con la ceremonia de su coronaci¨®n se inauguraba el espectacular Folks Art Theater, dise?ado por Leandro V. Locsin. La primera dama del pa¨ªs, la inefable Imelda Marcos, que no tardar¨ªa en fotografiarse junto a la nueva reina de la belleza, hab¨ªa querido aprovechar la ocasi¨®n para dar al resto del mundo una imagen de eficiencia y prosperidad. De ah¨ª la insistencia de la propaganda gubernamental en el hecho de que el edificio, situado en la zona m¨¢s suntuosa de Manila, hab¨ªa sido construido en el tiempo r¨¦cord de 67 d¨ªas. El r¨¦gimen del matrimonio Marcos estaba especialmente preocupado por la imagen exterior del pa¨ªs, y se dice que, en las ocasiones en que la capital se preparaba para recibir visitas ilustres, inmensos trampantojos azules eran instalados delante de los barrios de miseria y chabolas pr¨®ximos a Manila Bay de forma que estos quedaran ocultos, confundidos con el color del mar.
Mientras Amparo Mu?oz permaneci¨® en Manila, estuvo alojada en el hotel Philippine Village, ya desaparecido. Para seguir la pista de su estancia en el pa¨ªs hay que desplazarse a la segunda ciudad de Filipinas, Ceb¨². Si en la conurbaci¨®n de la Gran Manila, conocida como Metro Manila, est¨¢n censados unos 12 millones de habitantes (que probablemente sean algunos m¨¢s), el ¨¢rea metropolitana de Ceb¨² no alcanza los dos millones y medio. Situada en el centro del pa¨ªs, fue Ceb¨² la primera capital de los dominios espa?oles en el archipi¨¦lago. All¨ª desembarc¨® Magallanes en 1521 y dej¨® la figura del Santo Ni?o y una cruz que todav¨ªa se conserva y venera. All¨ª (o muy cerca de all¨ª, en la isla de Mact¨¢n) dej¨® tambi¨¦n Magallanes su vida. M¨¢s de cuarenta a?os tard¨® en aparecer por esos confines del mundo otra expedici¨®n de espa?oles, que fundaron la ciudad, entonces llamada San Miguel, e iniciaron la construcci¨®n de la iglesia del Santo Ni?o, actualmente bas¨ªlica.
En Ceb¨², como en el resto de Filipinas, la prolongada presencia espa?ola se hace patente en los nombres de muchas calles y muchos negocios, cuyo origen est¨¢ en el Cat¨¢logo Alfab¨¦tico de Apellidos que en 1849 puso en circulaci¨®n el gobernador Narciso Claver¨ªa con el fin de que ning¨²n nativo careciera de un apellido considerado cristiano. En ese cat¨¢logo hab¨ªa no pocos apellidos pintorescos (Ardepollas, Lastimoso), y algunas combinaciones resultan decididamente humor¨ªsticas (me hablaron de un se?or apellidado Bragas Regaladas). Tambi¨¦n el idioma de Ceb¨², el cebuano, conserva la memoria de lo espa?ol y est¨¢ tanto o m¨¢s impregnado de hispanismos que el de Manila, el tagalo, en el que tanto las fechas como las horas se dicen en espa?ol y que incorpora cientos de vocablos que resultan familiares a nuestros o¨ªdos: vocablos como basura, cuchara, problema... En el chabacano, lengua derivada del espa?ol que se habla sobre todo en la ciudad de Zamboanga, en la isla de Mindanao, el recuerdo del idioma de la antigua metr¨®poli est¨¢ a¨²n m¨¢s presente, y algo parecido puede decirse de los platos t¨ªpicos filipinos, algunos de los cuales tienen nombres como lech¨®n, adobo, escabeche o arroz caldo.
Filipinas, con sus ciento setenta y tantas lenguas distintas y sus m¨¢s de siete mil islas, es un pa¨ªs verdaderamente inabarcable. Y con sus muchos contrastes y sus enormes desigualdades sociales es tambi¨¦n un pa¨ªs que resulta fascinante al viajero occidental: la indiscutible fotogenia de la miseria. En los m¨¢s que habituales atascos de Manila o Ceb¨² destacan por su pintoresquismo sus medios de transporte p¨²blico m¨¢s caracter¨ªsticos: los abigarrados jeepneys, decorados con im¨¢genes de v¨ªrgenes, lejanos descendientes de los jeeps que quedaron en el pa¨ªs despu¨¦s de que las tropas norteamericanas de MacArthur lo liberaran de la ocupaci¨®n japonesa; los tricycles, especie de motos con sidecar y peque?o techo para proteger del sol y la lluvia; los pedicabs, que son como los tricycles, pero con tracci¨®n a pedales... Es importante el detalle del techo protector. Los filipinos, y sobre todo las filipinas, son reacios a exponerse a los rayos del sol. Las mujeres suelen pasear con parasoles y sombrillas y, adictas como son al whitening y las cremas blanqueadoras, es dif¨ªcil encontr¨¢rselas en la playa. Eso hace de Filipinas un para¨ªso para los amantes de la playa: cientos, miles de playas desiertas esperando al turista que quiera disfrutarlas como un aut¨¦ntico robins¨®n.
Con un estilo de vida muy americanizado, el ocio de los filipinos pasa habitualmente por los malls, los centros comerciales. Ignoro si ya era as¨ª en los tiempos en que Filipinas se postraba ante la belleza de Amparo Mu?oz. Quien visite Ceb¨² y quiera seguir sus pasos posteriores a su coronaci¨®n tiene que acercarse al hotel Montebello Villa, entonces reci¨¦n construido. All¨ª, junto a la piscina, sigue la superficie de cemento en la que escribi¨® su nombre e imprimi¨® la huella de su mano. Y all¨ª sigue la habitaci¨®n en la que se aloj¨® esos d¨ªas, que, tal como todav¨ªa recuerdan los encargados de la recepci¨®n, es la habitaci¨®n n¨²mero 12.
? Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n es autor de Aeropuerto de Funchal (Seix Barral, 2009).
Gu¨ªa
Datos b¨¢sicos
? Poblaci¨®n: Filipinas tiene 76,5 millones de habitantes.
? Moneda: el peso filipino (un euro equivale a 59 pesos filipinos)
C¨®mo ir
? La ciudad de Ceb¨² se encuentra en la isla del mismo nombre en el archipi¨¦lago de las Bisayas, al sur de las Filipinas.
? Varias aerol¨ªneas conectan Manila con la ciudad de Ceb¨². El vuelo dura aproximadamente hora y cuarto. Por ejemplo, con Philippine Airlines (www.philippineairlines.com), ida y vuelta entre Manila y Ceb¨², unos 45 euros. O con Air Philippines (www.airphilexpress.com), ida y vuelta, a partir de unos 30 euros.
? Qatar Airways (www.qatarairways.es) vuela a Manila desde Madrid, con una escala, ida y vuelta, a partir de 795 euros.
? KLM (www.klm.es) vuela a Manila desde Madrid, con una escala, ida y vuelta, a partir de 893 euros.
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de la ciudad de Ceb¨² (www.cebucitytourism.com; 0032 63 32 255 83 54).
? www.cebucity.gov.ph.
? Turismo de Filipinas (www.tourism.gov.ph).
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