El islamismo se modera
El partido En Nahda espera el regreso de su l¨ªder para afrontar reformas en la pol¨ªtica tunecina tras la revuelta
Asegura Samir Dilou que a su partido, En Nahda (Renacimiento), le faltan horas para ser legalizado, y que su l¨ªder, Rachid Ghanuchi, "regresar¨¢ a T¨²nez esta semana". Afronta el grupo islamista, con un discurso extremadamente moderado, una reforma pol¨ªtica en la que jugar¨¢ un papel sin duda relevante. Pero Dilou, abogado de 44 a?os, y sus colegas han aprendido de los errores que admiten haber cometido en el pasado. "No tenemos tendencias hegem¨®nicas porque en T¨²nez es imposible cabalgar solos", afirma tajantemente. Y remacha: "Gobernar no es nuestra prioridad, no nos presentaremos a las elecciones presidenciales".
En 1989, En Nahda, que todav¨ªa carece de sede, estaba prohibido. "Participamos como independientes, pero el Gobierno hac¨ªa la vista gorda. Cometimos el fallo de atemorizar a la gente al presentarnos en todas las circunscripciones. Obtuvimos muy buenos resultados, as¨ª que las autoridades falsificaron los resultados. Fue el segundo golpe de Ben Ali, un golpe electoral". Oficialmente, obtuvo el 17% de los votos, pero los expertos se?alan que sin el fraude perge?ado por las autoridades ese porcentaje habr¨ªa aumentado. "No seremos un tsunami, pero queremos ocupar nuestro lugar en la vida pol¨ªtica tunecina. Queremos hacernos comprender".
"La relaci¨®n entre el Estado y la religi¨®n debe consensuarse", dice un partidario
En Nahda es perfectamente consciente de que en un pa¨ªs donde hay happy hour de cerveza al mediod¨ªa -aunque no se sirva en las terrazas-, donde la moda parisiense pasea por las calles, se visten minifaldas en verano y donde medio siglo de laicismo oficial ha calado en la sociedad, un discurso radical est¨¢ condenado al fracaso. La moderaci¨®n manda. El viernes se instaba a los fieles en las mezquitas a que evitaran la revancha contra los miembros del Reagrupamiento Constitucional Democr¨¢tico, el partido de Ben Ali.
El dirigente de En Nahda, el partido m¨¢s reprimido de los opositores al r¨¦gimen de Zine el Abidine Ben Ali, afirma que solo tres de sus miembros permanecen entre rejas. Miles fueron encarcelados, torturados y asesinados -Dilou purg¨® 10 a?os de prisi¨®n desde 1991-; a las mujeres que portaban velo -"la bolsa odiosa", lo llam¨® el presidente Habib Burguiba- se les negaba el acceso a puestos de trabajo. Y miles de hombres se afeitaron la barba para eludir toda sospecha.
En el caf¨¦ Trocadero, en un acomodado suburbio de T¨²nez, Dilou habla con dos mujeres, tambi¨¦n letradas, con la cabellera al aire. Y muestra la fotograf¨ªa de su esposa: tampoco lleva hiyab. Algo as¨ª ser¨ªa imposible de ver en Arabia Saud¨ª, en Afganist¨¢n, y muy dif¨ªcil hoy d¨ªa en Gaza. "La mujer que quiera ponerse el pa?uelo, que se lo ponga". ?Sabe que un grupo de chicas se ha dado cita a trav¨¦s de Facebook para recibir en el aeropuerto a Ghanuchi en biquini? "Tienen derecho a recibirle como quieran, aunque no creo que las mire demasiado", r¨ªe el letrado. "Todo lo que tenga que ver con la relaci¨®n entre la religi¨®n y el Estado tiene que acordarse por consenso", sentencia.
"No habr¨¢ grandes diferencias entre nuestro programa y el de otros partidos", afirma este dirigente de un partido que proclama que islam y democracia son perfectamente compatibles, que "nadie debe apropiarse de la paternidad de la revoluci¨®n", que "el camino emprendido es irreversible" y que lanza un mensaje fuera de las fronteras tunecinas: "No queremos exportar la revoluci¨®n. Nos tienen temor no solo en T¨²nez, tambi¨¦n en el extranjero, y ahora se nos presenta como un peligro para la democracia, la modernidad y los derechos de la mujer. Son afirmaciones infundadas, pero que hay que tomar en serio y demostrar con hechos que no es as¨ª. No estamos enfrentados a Occidente, pero deben juzgar a los pol¨ªticos sin prejuicios". "?Por qu¨¦ tiene Occidente una relaci¨®n estrat¨¦gica con Arabia Saud¨ª?", se pregunta Dilou. "No veo gran diferencia entre los discursos de Bush y Aznar con el de Bin Laden. Son discursos cerrados, nihilistas, que abogan por la lucha de civilizaciones. ?Que Occidente no se tape los ojos ante lo que vamos a hacer! ?A ver si somos m¨¢s parecidos a los turcos o a los talibanes!", desaf¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.