Jean Dutourd, iconoclasta de las letras francesas
El escritor era un furibundo defensor del idioma
El pasado lunes 17 de enero muri¨®, a los 91 a?os, en su casa parisina, el escritor, novelista, polemista, cr¨ªtico teatral y ensayista Jean Dutourd, intelectual at¨ªpico, furibundo defensor de la lengua francesa, de la que cre¨ªa asistir a su decadencia final por su contagio con el ingl¨¦s.
Naci¨® en Par¨ªs el 14 de enero de 1920, fue hijo de un dentista, pero su afici¨®n a la lectura le indic¨® pronto que su porvenir se encontraba lejos de la medicina, profesi¨®n a la que le quer¨ªa encaminar su padre. En 1940, tras la invasi¨®n nazi, fue movilizado. Fue hecho prisionero por el Ej¨¦rcito alem¨¢n poco despu¨¦s. Se escap¨® de un campo de prisioneros. Se matricul¨® en la Sorbona en la facultad de Filosof¨ªa, pero no fue mucho a clase porque se incorpor¨® a la Resistencia. Durante toda su vida profes¨® una admiraci¨®n indestructible por el general De Gaulle, que desde Londres hab¨ªa llamado a los franceses a oponerse al r¨¦gimen colaboracionista de P¨¦tain. Particip¨® en la liberaci¨®n de su ciudad, Par¨ªs. Despu¨¦s simultane¨® su labor como consejero en la editorial Gallimard con una reci¨¦n estrenada vocaci¨®n de escritor, que ya no abandonar¨ªa nunca. Debut¨® con una colecci¨®n de ensayos, pero fue la novela De bon beurre, publicada en 1956, la que le dio la fama y los lectores. En ella contaba la vida de un matrimonio mezquino de lecheros oportunistas y aprovechados bajo la ocupaci¨®n alemana.
Nicolas Sarkozy, presidente de la Rep¨²blica, lo record¨® esta semana y le describi¨® como un "iconoclasta de las letras francesas".
Reaccionario, bautizado como un anarquista de derechas, considerado una suerte de gru?¨®n oficial de la Rep¨²blica, como le describ¨ªa en su obituario el diario Le Monde, bigotudo, fumador en pipa, conocido del p¨²blico gracias a un programa radiof¨®nico de RTL, pronto destac¨® por su defensa comprometida de la lengua francesa y su rechazo a la, a su juicio, creciente invasi¨®n de los t¨¦rminos ingleses.
Fue muy cr¨ªtico con el socialismo de Fran?ois Mitterrand, rechazo que cristaliz¨® en varias obras. Una de ellas, un libro muy conocido titulado La izquierda m¨¢s est¨²pida del mundo. Despreciaba y criticaba la ¨¦poca en la que le hab¨ªa tocado vivir, y algunas de sus posturas m¨¢s reaccionarias y exageradas le granjearon cr¨ªticas casi un¨¢nimes, como la defensa de los serbios en la guerra de Yugoslavia o contra la feminizaci¨®n de los nombres.
Entr¨® en la Academia Francesa en 1978. Ese mismo a?o, alguien coloc¨® una bomba en su casa. Nadie reivindic¨® jam¨¢s el atentado. Con su flema particular, ese viejo resistente manifest¨® entonces sin ponerse nervioso: "La verdad es que esto me rejuvenece. Me hace recordar cuando era yo el que colocaba las bombas".
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