Sed de venganza

Si habla por lo que dice, si calla por lo que piensa, si no acude a un acto porque se ausenta premeditadamente, si va pero se marcha antes porque siempre llama la atenci¨®n. Esperanza Aguirre hace tiempo que super¨® a Alberto Ruiz-Gallard¨®n como verso suelto del PP. Es el grano molesto que no desaparece con ninguna p¨®cima. La presidenta madrile?a tiene mucho poder, institucional y medi¨¢tico, pero en el PP le conceden mucho m¨¢s, por la preocupaci¨®n con la que la escrutan. No se f¨ªan. Expatriado Cascos y domesticado Aznar, creen que el ¨²nico escollo que les queda en su camino bals¨¢mico hacia La Moncloa es amordazarla. Imposible.

El s¨¢bado la situaron en un foro de debate con otros barones. Al lado de la candidata oficial para Asturias. Se abrazaron fingidamente. La asturiana, persistente, la invit¨® a hacer campa?a. Ella le aclar¨® que no rectificaba su apoyo a Cascos y que si iba a Asturias contestar¨ªa lo mismo. La candidata le ofreci¨® un mitin sin preguntas. Aguirre debi¨® alucinar. El domingo vio en un peri¨®dico asturiano que la candidata a¨²n la aguardaba. Ayer le aclar¨® su disposici¨®n.

El s¨¢bado, Aguirre llevaba preparado un discurso rompedor. Iba a adelantarse a Rajoy al proponer que se retirasen los privilegios a los parlamentarios. Se le ocurri¨® anticip¨¢rselo al portavoz del partido, Esteban Gonz¨¢lez Pons. Mariano Rajoy aprovech¨® una palestra y le tom¨® la idea por la mano. As¨ª de sedientos est¨¢n de verdad en el PP.