El cuarto poder de Downing Street
Las escuchas del 'News of The World' a los pr¨ªncipes y a actores y pol¨ªticos destapan la turbia relaci¨®n entre la prensa, la pol¨ªtica y la polic¨ªa brit¨¢nicas
El esc¨¢ndalo de las escuchas ilegales del tabloide News of The World se cobr¨® la semana pasada la cabeza del director de Comunicaciones de Downing Street, Andy Coulson. Su marcha es muy significativa porque deja al primer ministro conservador David Cameron sin el ide¨®logo de toda su estrategia comunicativa y uno de los escasos miembros de su equipo de origen lo bastante humilde como para comprender qu¨¦ esperan del Gobierno los brit¨¢nicos de clase obrera.
Pero el asunto tiene ramificaciones mucho m¨¢s amplias. Cuestiona los m¨¦todos de trabajo de la prensa en un mercado ferozmente competitivo. Pone en entredicho las relaciones del poderoso magnate medi¨¢tico australiano Rupert Murdoch -propietario del tabloide sensacionalista- con los pol¨ªticos en general y con los conservadores de Cameron en particular. Y ha acabado poniendo en el ojo del hurac¨¢n a Scotland Yard, la polic¨ªa brit¨¢nica, sospechosamente suave a la hora de investigar el caso.
El caso cuestiona el m¨¦todo period¨ªstico y el v¨ªnculo con el poder de Murdoch
El esc¨¢ndalo del tabloide forz¨® la dimisi¨®n del jefe de prensa de Cameron
Gordon Brown sospech¨® que su buz¨®n de voz hab¨ªa sido intervenido
Varios diputados han pedido que se investigue el papel de Scotland Yard
En s¨ªntesis, el problema arranca al descubrirse en 2005 que el responsable de las informaciones que el tabloide publicaba sobre la familia real brit¨¢nica, Clive Goodman, hab¨ªa utilizado informaci¨®n procedente del buz¨®n de voz del tel¨¦fono m¨®vil del pr¨ªncipe Guillermo, segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono brit¨¢nico. En 2007 fueron condenados Goodman y el autor material de las escuchas, un investigador privado llamado Glenn Mulcaire. Aunque el diario siempre sostuvo que se trataba de un caso aislado y que el periodista actu¨® sin la autorizaci¨®n de la direcci¨®n, Andy Coulson, que dirig¨ªa el peri¨®dico desde 2003, dimiti¨® nada m¨¢s confirmarse la condena.
El caso no qued¨® ah¨ª. Las investigaciones de otros diarios, y en particular de The Guardian, revelaron que decenas de personas hab¨ªan sido sometidas a escuchas. Artistas y celebridades de diversos calibres, pero tambi¨¦n pol¨ªticos. El domingo pasado, el peri¨®dico The Independent on Sunday public¨® que incluso el ex primer ministro Gordon Brown lleg¨® a sospechar que su buz¨®n de voz hab¨ªa sido intervenido cuando era responsable del Tesoro.
La tesis mantenida desde siempre por The Guardian era que no se trataba de un caso aislado, sino de una t¨¦cnica sistem¨¢tica llevada a cabo con el conocimiento y el aliento de los responsables del tabloide. Nuevos documentos divulgados a finales de 2010 salpicaron a uno de los directores adjuntos, Ian Edmondson, que acab¨® siendo suspendido por News of The World. El caso volvi¨® a tomar tales dimensiones que Andy Coulson, que hab¨ªa sido contratado por Cameron cuando a¨²n estaba en la oposici¨®n, dimiti¨® por segunda vez, esta vez como director de Comunicaciones de Downing Street, porque el caso estaba empezando a impedirle concentrarse en su trabajo en el Gobierno.
La sanci¨®n a Edmondson y la dimisi¨®n de Coulson refuerzan la tesis de que las escuchas eran generalizadas y alentadas por el diario, cuestionando as¨ª su ¨¦tica period¨ªstica. Algunos van ahora m¨¢s all¨¢ y aseguran que las escuchas ilegales no solo ser¨ªan una pr¨¢ctica organizada en News of The World, sino en otros medios brit¨¢nicos de Murdoch, como The Sun y The Sunday Times.
Y tambi¨¦n en rotativos de otros grupos, algunos de ellos llamativamente discretos al dar cuenta esta semana pasada de la dimisi¨®n de Coulson. Peter Preston, el hist¨®rico ex director de The Guardian, escrib¨ªa el domingo en su habitual columna en el Observer que las escuchas ilegales son "una noticia vieja", una pr¨¢ctica antigua.
Pero de momento solo el tabloide dominical de Murdoch est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n y dicen que al magnate de origen australiano le preocupan sus efectos a largo plazo. Y quiz¨¢s tambi¨¦n a corto plazo. Murdoch apoy¨® al Nuevo Laborismo de Tony Blair, pero ha vuelto a su tradicional redil pro-tory en las pasadas elecciones. Ahora est¨¢ por ver si el esc¨¢ndalo va a jugar alg¨²n papel en su proyecto de tomar la mayor¨ªa en BSkyB, la plataforma que agrupa sus negocios brit¨¢nicos de televisi¨®n.
El Gobierno de conservadores y liberales-dem¨®cratas ha de decidir si aprueba la operaci¨®n o la somete a un escrutinio m¨¢s detallado como defiende Ofcom, el organismo independiente que vela por el juego limpio en el sector de las telecomunicaciones. Este fin de semana se ha sabido que David Cameron cen¨® con James Murdoch, hijo de Rupert y al frente de gran parte de los negocios de la familia en Reino Unido.
El encuentro, junto a otros invitados en casa de Rebecka Brooks, ex directora de The Sun y consejera delegada de News International, el negocio de prensa de los Murdoch, no tendr¨ªa nada de especial si no fuera porque se produjo d¨ªas antes de que Cameron resolviera que la decisi¨®n sobre BSkyB no la tome el ministro de Empresas, Vince Cable, un liberal-dem¨®crata que se hab¨ªa pronunciado en privado a favor de seguir el consejo de Ofcom y paralizar la operaci¨®n.
Pero el caso de las escuchas tiene otras ramificaciones. Los papeles que reactivaron el caso a final de a?o y han acabado forzando la marcha de Andy Coulson eran conocidos desde hace tiempo por Scotland Yard. Eso ha dado cuerpo a la vieja tesis de que la polic¨ªa estaba tratando de forma extraordinariamente benigna el asunto hasta el punto de que lleg¨® a cerrar el caso el a?o pasado. Varios diputados han pedido ahora que se abra una investigaci¨®n sobre el papel jugado por Scotland Yard.
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