Gaultier est¨¢ en forma
La semana de la alta costura para la primavera / verano termina en Par¨ªs con tres emocionantes desfiles
?C¨®mo conseguir que la alta costura emocione? ?Se trata de la cantidad de trompetas que la acompa?en o del contacto ¨ªntimo con su belleza? Depende, porque de casi todo nos cansamos. Bien lo sabe Karl Lagerfeld. Tras la apoteosis folcl¨®rico-esc¨¦nica de su ¨²ltimo desfile de pr¨ºt-¨¤-porter -80 m¨²sicos, tres fuentes y l¨¢grimas de emoci¨®n, incluidas-, se repleg¨® el martes a un pabell¨®n frente a los salones hist¨®ricos de Chanel. All¨ª mostr¨® su alta costura para primavera / verano 2011.
Dos a?os atr¨¢s, en el mismo lugar, el Lagerfeld en formato ¨ªntimo concibi¨® una colecci¨®n extraordinaria. Aquel elogio del papel en blanco tuvo en esta apolog¨ªa de la luz y la juventud, te?ida de rosa, una continuaci¨®n de altura. Con referencias al ballet y a las acuarelas de Marie de Laurencin, traz¨® una l¨ªnea suave como una caricia que serpentea entre tiempos y edades. Finalmente, solo podr¨ªa pertenecer a este momento y lugar.
La silueta era juvenil, construida sobre bailarinas, faldas cortas y pantalones pitillo. A veces, realizados en un material tan ajeno a la alta costura como el vaquero. Otras, despojados de la mera necesidad del tejido. El af¨¢n de ligereza lleg¨® a crear trajes sin materia formados por miles de cuentas transparentes unidas. El efecto era de cuento. "No hay que temer cambiar y rejuvenecer la alta costura. Las clientas ya no son burguesas anticuadas y quieren ropa moderna", defend¨ªa Lagerfeld tras el desfile.
Ah, la modernidad. Al final de su vida, Chanel dec¨ªa a todo el que quisiera escuchar que las minifaldas y los vaqueros eran el colmo de la vulgaridad. A Lagerfeld le encanta la an¨¦cdota. Le sirve para explicar cu¨¢n desconectada estaba de su tiempo -los sesenta- en su vejez. Ella que invent¨® el vestir moderno. Con la comparaci¨®n, su figura crece m¨¢s all¨¢ de la sombra de la mujer en cuyo nombre lleva d¨¦cadas creando. Utilizar precisamente esos elementos en una colecci¨®n tan lozana es una forma de demostrar que sus antenas s¨ª siguen sintonizadas.
El lunes, Dior y Armani reivindicaron la vigencia de la altura costura por la v¨ªa del espect¨¢culo. Los dos d¨ªas siguientes, Lagerfeld, Jean Paul Gaultier y Riccardo Tisci defendieron su capacidad para la narraci¨®n contempor¨¢nea. El m¨¢s joven, italiano de 36 a?os, concibi¨® 10 vestidos para Givenchy que a¨²nan la tradici¨®n artesanal con el vocabulario de su generaci¨®n. La cultura japonesa dio nueva luz a sus obsesiones habituales. Tisci es un hombre de conflictos. El que opera entre lo masculino y lo femenino o entre la naturaleza y la tecnolog¨ªa. Por eso, en el frontal de las piezas bord¨® motivos org¨¢nicos y en la espalda, robots fluorescentes.
Pero nadie parece estar tan gen¨¦ticamente preparado para actualizar la alta costura como Jean Paul Gaultier. Cuando est¨¢ en forma, es dif¨ªcil superarle. Ayer mostr¨® una colecci¨®n exquisita, original y divertida. Hubo gui?os al punk y al canc¨¢n, pero sobre todo fue un repaso a sus preocupaciones de siempre: ambig¨¹edad, elegancia y rebeld¨ªa. Una voz describ¨ªa los atuendos -siempre ayuda que sea la de Catherine Deneuve- como en la era dorada. Gesto del pasado que resaltaba la frescura de las piezas. Para cuando una bailarina cerr¨® la fiesta entre m¨²sica, ca¨ªdas y saltos, Gaultier hab¨ªa dejado algo claro. En silencio o con trompetas, la moda emociona cuando tiene algo que contar.
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