La ventana de Nazario
Nazario Luque vive en la Plaza Reial, junto a La Rambla, un espacio emblem¨¢tico de Barcelona para algunos poco recomendable, a tenor de la mala fama que se le atribuye, en parte merecida y en parte legendaria. Lleg¨® a finales de la d¨¦cada de 1970, cuando, sin duda, ¨¦l mismo y su compa?ero, el escultor Alejandro Molina, contribu¨ªan a esta mala fama. Alquilaron un estudio que luego ampliaron al contiguo y que m¨¢s tarde arreglaron y compraron. Tres d¨¦cadas m¨¢s tarde siguen all¨ª. No fueron los ¨²nicos; el pintor Oca?a, el arquitecto Oriol Bohigas y la escritora Maria Aurelia Capmany, entre otros, tambi¨¦n se instalaron en los porticados edificios neocl¨¢sicos que delimitan el espacio trapezoidal punteado de grandes palmeras donde en otros tiempos se levantaba un convento. El de Nazario est¨¢ en una esquina y tiene la particularidad de que no s¨®lo dispone de una gran ventana que da a la plaza, tambi¨¦n tiene otra que, por detr¨¢s, se abre a la calle de Escudellers, por donde anta?o deambulaban marines borrachos. En contra de lo que se podr¨ªa esperar de un artista con querencias barrocas, miniaturista, con una obra casi de orfebre, el espacio donde trabaja Nazario (Castilleja del Campo, 1944. www.nazarioluque.com) es poco recargado, bastante di¨¢fano. Hay que buscar por las esquinas para encontrar una vitrina atiborrada de objetos y fetiches o fijarse en la repisa de la chimenea y el peque?o mueble acristalado, bajo la escalera, donde guarda algunos libros y objetos del polvo que se acumula por el efecto de las dos ventanas contrapuestas. La biblioteca la esconde arriba, en el altillo.
Hoy le han tra¨ªdo la prueba del libro que le edita Nova Era, que le ha dise?ado su viejo amigo Mariscal, donde re¨²ne una sorprendente selecci¨®n de trabajo gr¨¢fico, incluidos sus c¨®mics m¨¢s conocidos, desde el prisma de la imagen pura. Pero Nazario ya no es s¨®lo un dibujante, ni siquiera s¨®lo un pintor o un escritor; es, esencialmente, un voyeur, un mir¨®n obsesivo que disecciona la humanidad desde su rinc¨®n, desde su ventana. Su curiosidad le ha llevado a explorar todos los g¨¦neros. Su ¨²ltima exposici¨®n, en el Museo de Arte de Cerdanyola, era una videoinstalaci¨®n y una serie de fotomontajes sobre -precisamente- la Plaza Reial: el tema inagotable. Y lo prueba mostrando en su ordenador la colecci¨®n de peque?as escenas de personajes que se mueven por la plaza, captadas con su c¨¢mara. La pr¨®xima aventura, asegura, ser¨¢ el cine: un docudrama, que mezclar¨¢ documentales, ficci¨®n y dibujos, dirigido por Miguel Albaladejo y en cuyo gui¨®n se halla ahora inmerso.
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