Ucron¨ªa con zarag¨¹elles
?Encuentra de nuevo la palabra de los fil¨®sofos un lugar en la danza contempor¨¢nea? ?Se repite el efecto diagonal que ya tuvo Nietzsche en Maurice B¨¦jart? ?Reacciona el arte coreogr¨¢fico en la medida que Deleuze enfri¨® la est¨¦tica de William Forsythe? Estos d¨ªas vuelve al Teatro de la Ville de Par¨ªs el core¨®grafo australiano Garry Stewart con Be yourself, un trabajo alrededor del fil¨®sofo del siglo XVIII David Hume. Por otro lado, en la misma capital francesa, en el Teatro 104 se ver¨¢ de nuevo Salves, de la core¨®grafa francesa de origen espa?ol Maguy Marin (estren¨® en la ¨²ltima Bienal de Lyon en septiembre 2010), directamente inspirada y entroncando el pensamiento de Walter Benjamin. Malpelo nos ofrece dentro de Escena Contempor¨¢nea Todos los nombres, donde rezan como colaboradores Carlos Thiebaut y John Berger, e inmediatamente viene al hilo el Berger de Modos de ver, influenciado a su vez por el archifamoso y definitorio para muchos ensayo de Benjamin La obra de arte en la ¨¦poca de su reproductibilidad t¨¦cnica, donde pueden contenerse elementos formales y planteamientos que en Todos los nombres rozan en recorrido sugerente una trama obsesiva y torturada. Por una vez en danza, el texto no sobra sino que enajena la acci¨®n bailada, positiva un imaginario pl¨¢stico.
TODOS LOS NOMBRES
Creaci¨®n e interpretaci¨®n: Mar¨ªa Mu?oz; direcci¨®n y espacio esc¨¦nico: Pep Ramis; m¨²sica: S. Noble, J. Edwards y N. Rebelo; vestuario: C. Puigdevall; v¨ªdeo: Xavier P¨¦rez. Sala Cuarta Pared. Hasta el 29 de enero.
Escenograf¨ªa elaborada
Mar¨ªa Mu?oz, ataviada con zarag¨¹elles, botas de monta?a, antenas y gorro de aviador en estilo steampunk, se muestra como una mujer madura que mantiene su instinto gestual, definitorio de una l¨ªrica personal y concentrada. En el estreno, algunos titubeos, disgregaciones que enmarcables al personaje o como resultado de un choque con el robot que han pedido prestado a la est¨¦tica de Tinguely.
El material cor¨¦utico, colocado en secciones abiertas pero estancas, no ejercita progresi¨®n alguna sino que cicla en la obviedad ritual que identifica toda actividad cognitiva, se trata de un romanticismo ¨¢spero, el impulso de orden y su correlato de caos, o quiz¨¢ frustraci¨®n po¨¦tica. La escenograf¨ªa de Ramis es elaborad¨ªsima, funcional, est¨¢ llena de simbolog¨ªas y gui?os, desde el molino de viento cervantino al p¨¦ndulo tonal, desde el uso del papel japon¨¦s estampado virtualmente con el v¨ªdeo cartogr¨¢fico a los artilugios mec¨¢nicos.
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