Muere un modelo de obra cultural
Las cajas y los expertos aseguran que la labor seguir¨¢, pero con otras cifras y cambios en los mecenazgos
Las cajas de ahorro, mudadas m¨¢s o menos en bancos, aguantar¨¢n sus obras sociales y culturales, pero en menos de cinco a?os, seg¨²n los expertos, habr¨¢ un giro notable en su pol¨ªtica de mecenazgos, que sufrir¨¢n especialmente entidades, clubes y organismos peque?os. "Morir¨¢ un determinado modelo de obra social-cultural, el basado mayormente en repartir muchas aportaciones de no mucho dinero; hay que modelar un discurso potente y crear un buen paraguas para poder encajar y mantener muchas de las ayudas que se han venido haciendo; si no tienes un discurso claro, tu obra social peligra", resume con agudeza Montserrat Xixons, responsable de comunicaci¨®n de la obra social de Catalunya Caixa (la fusi¨®n de Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa).
Tienden a aumentar las acciones sociales en detrimento de las culturales
La reestructuraci¨®n de cajas es a¨²n un proceso abierto, pero para Diego Torres, profesor de Pol¨ªtica de Empresa de Esade y especialista en mecenazgo y patrocinio, pese a que "los cambios son tan tremendos en el sector que ni ellos saben hoy lo que les va a pasar", tiene claro que las cajas no soltar¨¢n la obra social: "es su v¨ªnculo emocional con los clientes. Esa labor les ha dado identidad y abandonarla ser¨ªa despilfarrar un capital de imagen e identidad brutal; la continuar¨¢n, pero con otras cifras y otra filosof¨ªa".
"La voluntad es la de mantener intacta esa labor con austeridad, pero preservando a prop¨®sito la territorialidad", apuntan fuentes de Unnim (Caixa Sabadell, Caixa Terrassa y Caixa Manlleu), que prev¨¦n que el presupuesto de su fundaci¨®n para este a?o ronde los 15 millones de euros, un poco m¨¢s que los 14,3 millones que invirtieron por separado las tres entidades en 2010.
?Pero dejar¨¢n los hipot¨¦ticos nuevos accionistas que el famoso retorno a la sociedad de los beneficios se siga derivando as¨ª? "Depender¨¢ del peso de las cajas en el accionariado de las entidades tras las ampliaciones de capital y de la pervivencia de la marca, que podr¨ªa hacer de freno ante tentaciones de minimizar el gasto en obra social", conf¨ªa Albert Puig, jefe de comunicaci¨®n corporativa de Caixa Pened¨¨s (del grupo Banc Mare Nostrum).
Otra tendencia que asoma es el incremento de las acciones de tipo social en detrimento de las culturales. Las cifras de la obra social de La Caixa presentadas hace 48 horas lo confirman todo: ajuste estructural y jur¨ªdico para blindar la obra social, mantenimiento de la inversi¨®n global (500 millones de euros desde 2008), pero lento descenso de lo cultural desde hace ya unos a?os (a pesar de un repunte para este 2011, que fija la partida en 64 millones de euros) frente a los 335 millones de lo social: cinco veces m¨¢s. "De todos los patrocinios, el cultural es el que ha ca¨ªdo m¨¢s en los ¨²ltimos a?os", ilustra Torres. "No ser¨¢ ni inmediato ni dr¨¢stico, pero seguir¨¢ descendiendo: la sociedad demanda m¨¢s temas sociales y no tanto culturales, que en momentos de crisis incluso son vistos como elitistas".
Una consecuencia ser¨¢ que la acci¨®n cultural tendr¨¢ que ser "m¨¢s profesional y mucho m¨¢s visible; la tendencia ser¨¢ a que haya menos patrocinios pero de mayores proporciones y la necesidad de crear grandes programas-paragua para donaciones m¨¢s peque?as", pronostica el profesor de Esade. "Habr¨¢ que focalizar: querer hacer de todo en todas las ¨¢reas ni es efectivo ni realista", corrobora Xixons desde Catalunya Caixa, que tiene como lema Temas que ayuden a transformar la sociedad. Y ah¨ª entran desde el proyecto Alicia de alimentaci¨®n, las actividades del Mon Sant Benet, de Caixa Manresa, (de pago, "porque hay que lograr un punto de autosuficiencia econ¨®mica") hasta el proyecto de Catalunya Caixa de hacer de La Pedrera tambi¨¦n un referente local y potenciar sus servicios educativos.
En cualquier caso, hay cambio de paradigma: "No se trata de subvencionar proyectos, y tantos, sino de ser socios: no dar el pez, sino la ca?a", dice Xixons, que informa de que su entidad, la fundaci¨®n de Caixa Tarragona, "ya ha empezado a entrar en esa l¨ªnea". El lado positivo de estos cambios es, seg¨²n el profesor Torres, que deber¨¢ haber "mayor profesionalidad en el llamado tercer sector y a la hora de presentar propuestas culturales". El modelo parece muy distinto al que presentan muchas entidades, como Caixa Pened¨¨s, con una cartera de "entre 950 y 1.200 proyectos subvencionados" y con una horquilla tem¨¢tica que va de la restauraci¨®n del ¨®rgano de Montserrat (m¨¢s de un mill¨®n de euros) a ayudas para premios comarcales de literatura infantil (950 euros).
Que esa capilaridad y, sobre todo, el peque?o tejido de la industria cultural catalana que la rodea (especialmente de fuera de las grandes ciudades) se resienta de un cambio de estrategia preocupa al consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, que sabe por boca propia de los responsables municipales con los que se reuni¨® hace 10 d¨ªas que los Ayuntamientos no tienen un euro para nutrir sus programas culturales.
Adem¨¢s, el suced¨¢neo de Estado de bienestar cultural que hacen las cajas hoy no podr¨ªa ser defendido desde dentro por los representantes de las Administraciones p¨²blicas locales, que, previsiblemente, tendr¨¢n una menor representaci¨®n. "Se responder¨¢ a otro tipo de accionistas y pueden tener otros intereses", apunta Torres. "Es posible que al ser menor el peso de las instituciones se buscase una cultura m¨¢s rentable y espectacular antes que necesaria pero menos vistosa", avisa Puig, que se muestra optimista en la supervivencia de las obras sociales y que cree que lo peor est¨¢ en otra parte: "es m¨¢s peligroso para las obras sociales la crisis que el pasar a ser un banco".
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