Sedes de la Cat¨®lica vulneran dos legados
La universidad ocupa edificios que sus fundadores destinaron a ni?os pobres
Antes de morir -y quedar en ambos casos sin descendencia directa- los grandes comerciantes y banqueros valencianos de la segunda mitad del siglo XIX Jos¨¦ Campo, marqu¨¦s de Campo, y Juan Bautista Romero, marqu¨¦s de San Juan, fundaron cada uno de ellos un asilo destinado a la acogida y educaci¨®n de ni?os sin recursos.
As¨ª lo dejaron registrado en los estatutos de ambas entidades. As¨ª lo encomendaron a los encargados de hacer cumplir la encomienda. Y as¨ª ha sido hasta finales del siglo pasado, momento en el que el silo San Juan Bautista y el asilo de P¨¢rvulos de Campo, en contra de la voluntad de sus fundadores, han abandonado su funci¨®n asistencial enfocada a atender a los m¨¢s pobres y se han convertido en dos sedes de la Universidad Cat¨®lica de Valencia, un centro privado que depende del arzobispado.
Descendientes del marqu¨¦s de San Juan han llevado el caso a los tribunales
"No se est¨¢ respetando la finalidad que tiene el asilo San Juan Bautista por lo que hemos puesto una demanda en los tribunales", Jos¨¦ Vicente Bosc¨¢ es tataranieto de la que fue la primera patrona del asilo, la hija del hermano del marqu¨¦s de Campo, Francisca Romero Fayos. "Pedimos que se ejecute la voluntad inicial para la que fue creado el edificio, y si no se hace, que se ejecute el testamento que establece que se disuelva la fundaci¨®n y que se reparta entre sus herederos", sostiene. No se trata de una operaci¨®n para buscar un beneficio econ¨®mico, ya que "estos bienes se dedicar¨ªan a obras de caridad; todo menos una universidad privada con ¨¢nimo de lucro".
El caso de San Juan Bautista, un edificio situado en la calle Guillem de Castro, frente al Institut Valenci¨¤ d'Art Modern, es el m¨¢s claro de los dos. Su impulsor, Juan Bautista Romero (1807-1872), fue un importante comerciante hecho a s¨ª mismo que triunf¨® el negocio de la seda, fund¨® sociedades de cr¨¦dito y en 1866 lleg¨® a ser el mayor propietario de bienes inmuebles de la ciudad. La muerte de su hijo en 1845 a los veinte a?os, despu¨¦s de que a temprana edad fallecieran otros dos, le impuls¨® a crear un asilo que, adem¨¢s de permitirle dejar una huella visible en la ciudad atendiera a la infancia desvalida.
Las obras comenzaron en 1968 y, poco despu¨¦s de su muerte, el edificio abri¨® sus puertas en 1973. En los estatutos de la fundaci¨®n Asilo de San Juan Bautista, en el art¨ªculo cuarto, su impulsor dej¨® constancia de forma muy contundente de que "el objeto exclusivo de la misma, que nunca podr¨¢ mudarse, es el de dar una educaci¨®n s¨®lidamente cristiana, cat¨®lica, apost¨®lica, romana y al mismo tiempo social, acomodada a su clase, a 150 pobres hu¨¦rfanos que lo sean a lo menos de padre, a saber: 100 varones y 50 doncellas". Para velar por el cumplimiento de estos fines, la educaci¨®n de hu¨¦rfanos sin recursos, la fundaci¨®n "se pone bajo la protecci¨®n y patronato de toda la ciudad, representada por el Ayuntamiento (...) y el ilustre Cabildo eclesi¨¢stico, con su presidente el Muy Reverendo Prelado que lo fuere de esta di¨®cesis". A ellos ruega "encarecidamente" que defiendan la entidad "no permitiendo su menoscabo bajo ning¨²n concepto, ni mucho menos, que Dios no permita, su ruina y extinci¨®n". El patronato estaba integrado por las cinco ramas de los "parientes de los fundadores". A ellos encomienda expresamente proteger "el destino que le dieron [al asilo] sus fundadores, no consintiendo que se altere en ¨¦l ni se mude el objeto de hospedar y educar a hu¨¦rfanos pobres para lo cual ha sido exclusivamente fundado", repite. "En este punto de tanta gravedad se llama a la conciencia de los se?ores vocales de la junta de patronos para que por cuantos medios est¨¦n a su alcance cuiden del cumplimiento de la sagrada voluntad de los fundadores".
Muy cerca del asilo San Juan Bautista, en el 34 de la calle Corona, est¨¢ el asilo de P¨¢rvulos de Campo fundado por Jos¨¦ Campo (1814-1889). Este naviero, comerciante, empresario del ferrocarril, que fue alcalde de Valencia y uno de los grandes financieros de Espa?a de la ¨¦poca, no tuvo descendencia. La residencia, de estilo neog¨®tico, se inaugur¨® en 1863 con un fin similar a San Juan Bautista. Un documento notarial que recoge la ampliaci¨®n del edificio en 1884 describe que su objeto social estaba destinado a "la protecci¨®n, asistencia y educaci¨®n de los hijos de las familias desvalidas".
Como en otro asilo, se encarg¨® a las hijas de la caridad de San Vicente de Paul la atenci¨®n de los menores, en este caso "300 p¨¢rvulos de ambos sexos hijos de pobres trabajadores". Su impulsor no fue tan taxativo como Juan Bautista Romero en la protecci¨®n del fin al que se dedic¨® el edificio, al conminar a los patronos, el arzobispo, el alcalde y un descendiente que "si es posible tenga una duraci¨®n indefinida o perpetua".
Tanto en uno como en otro hospicio, la ocupaci¨®n de los edificios por parte de la Universidad Cat¨®lica para dar clases a sus alumnos vulnera los deseos de los marqueses de Campo y de San Juan al contravenir la voluntad de destinarlo a la atenci¨®n de menores sin recursos. Y, en especial, en el caso de San Juan Bautista, en cuyos estatutos Romero se cuid¨® mucho de proteger el destino que quiso dar al edificio.
Fuentes del arzobispado, entidad de la que depende la Universidad Cat¨®lica, indicaron a este diario que hace unos a?os, "por instancia del Consell" se modificaron los estatutos de la Fundaci¨®n de la Comunidad Valenciana Marqu¨¦s de Campo, para ampliar los fines "y adaptarlos a la ley". Entre ellos figura ahora "la educaci¨®n y ense?anza en cualquiera de sus modalidades y en especial, la promoci¨®n, defensa y formaci¨®n de la familia", seg¨²n recogen sus estatutos, documento al que ha tenido acceso este diario. Aprovechando la p¨¦rdida de las escrituras sobre la titularidad del edificio en la Guerra Civil, la Fundaci¨®n Marqu¨¦s de Campo -presidida por el arzobispo- se hizo en los tribunales con su dominio en 2005.
En el caso de San Juan Bautista, las mismas fuentes del arzobispado apuntaron que la universidad ocupa el edificio en r¨¦gimen de alquiler y que por ello pagan a la fundaci¨®n que lo gestiona, en manos de herederos, "una cantidad considerable".
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